2

24 12 3
                                    

No hacía falta que le respondiera, lo miré a los ojos y lo atraje a mí uniendo nuestros labios en un delicado beso, él sabía que correspondía con todas las fuerzas de mi corazón a sus sentimientos y a cada una de sus palabras de amor. Nos entendíamos tan bien que con una simple caricia o mirada era suficiente para expresarnos.

Se separó primero de donde estábamos extendiendo su mano hacia mi para imitar su acción.

—Correcto —dijo poniendo las manos en su cintura —empecemos con la sesión de fotos —exclamó.

—Claro que sí, mi rey, ¿por dónde empezamos?

—Mmmm —pensó —creo que me gusta por aquí —me tomó de la mano y me fue guiando hasta llegar al quiosco —empezaremos por aquí y luego ya veremos.

Sin decir más me posicione para empezar, y una tras otra las fotos fueron tomadas, en ese lugar no tardamos más de diez minutos para que después su primera acción se repitiera, arrastrándome por muchas partes del parque, así llevándonos casi tres horas en fotos, cuando yo sólo pensaba gastar veinte minutos comiendo.

No me molesta y tampoco me sorprende que Tae no se aburra, su amante es la cámara y le encanta estar en todas las fotos y a mi me fascina tomarlas, sin duda es un chico muy guapo.

—Ok, ya terminamos, sólo una más aquí y ya —dijo dándome un beso en forma de disculpa, supongo.

—Perfecto, amor, ¿seguro que con esto acabamos?, podemos seguir si tu gustas, no tenemos prisa.

—Sip, con esto es suficiente, ya quiero saber a dónde me llevas —me dio una brillante sonrisa cuadrada, que luego cambió a una cara seria cuando estuvo listo para la foto.

—Vale —preparé la cámara y disparé — listo— anuncié.

—¡A ver, a ver, a ver! —gritó corriendo hacia mí.

Le enseñé las fotos mientras veía como una enorme sonrisa crecía en su cara, es extraordinario cómo podría estar todo el día, todos los días viéndolo y nunca me cansaría, su sonrisa tan perfecta y sus ojos tan encantadores son la perfección misma.

—Me encanta, Kook, tú siempre tomas las mejores fotos —me dio un beso y luego salió corriendo en dirección al carro gritando: "quien llegue al último es un huevo podrido".

No me negué a su reto y en cuento procesé lo que dijo salí corriendo atrás de él.

Triste y lamentablemente él ganó como buen tramposo que es, se lo reproche durante unos minutos del camino pero luego le quité importancia cuando me dijo que hiciera una pequeña parada y me compró un helado de menta con chocolate con algunas chispas encima, lo mejor del mundo, claro él también se compró uno de limón y todo con mi tarjeta, pero eso es lo de menos.

Esa fue nuestra última parada hasta que llegamos a la playa, pero por supuesto que en el camino Tae hizo muchas más cosas de las que creí se podían hacer en un carro; por ejemplo, se puso a dibujar, sorprendentemente le quedó fantástico el dibujo (como siempre), leyó y no se mareo como casi siempre le pasa, se echó un concierto con la música de algunos discos que afortunadamente Tae había olvidado alguna vez aquí.

Hizo un poco de tarea con algunos cuadernos que sí había regresado de la escuela y había dejado en su mochila antes de bajarse en su casa; me contó varios chismes de sus compañeros, pero claro, casi nunca viboreando, sólo contando los hechos.

Y una vez empezaba a anochecer nos contamos algunas historias de terror que alguna vez nos habían dicho, habíamos visto o leído de alguna parte, después de eso a Tae le dio miedo y terminamos jugando a adivinar en qué número estábamos pensando.

Finalmente terminamos platicando de nosotros, de nuestra vida juntos, haciendo planes a futuro, recordando como nos conocimos, momentos que pasamos como amigos y como pareja. Fue un momento muy cómodo, se sentía bien y a pesar de estar en un carro y estando a más de 400 km de mi casa, aquí y ahora, con él a mi lado me siento en mi hogar.

No sé desde cuando me siento así con él, supongo que desde siempre, desde el día que lo conocí siempre a sido agradable tenerlo a mi lado, es divertido, tierno, es muy guapo sin duda alguna, siempre tiene algo que contar y aunque es muy miedoso también es muy valiente y me acompaña a hacer mis pendejadas aunque se esté surrando por dentro. Por eso lo amo, nunca me abandonaría y tampoco lo haría con él.

Es mi lugar seguro y me encanta estar con él, aunque claro cada quien tiene su espacio, y por eso aprecio mucho el tiempo que pasamos juntos, en serio lo amo; le quiero pedir matrimonio, pero creo que aún no es el momento, él sigue estudiando y necesitamos tener algo más fijo monetariamente si queremos una familia, porque sí, él ya me dijo que quiere una, y yo no se lo voy a negar por nada del mundo, sería muy lindo tener un mini Tae.

Hablamos de tantas cosas, nos conocíamos a la perfección y aún así había tanto que contar, hasta que en un momento se quedó dormido, y de nuevo quedó el silencio cómodo acompañado de su lenta respiración.

Sin mucho más que hacer, seguí mi camino hasta llegar finalmente a la playa, Tae no había despertado y era lo mejor. La primera sorpresa será que dormiremos en la playa, yo planeaba un picnic pero ya está un poco oscuro para hacerlo, por no decir que son casi las once de la noche.

No hice mucho más que sacar algunas cosas del coche y ponerlas en la blanca arena; lo que saqué fueron unas sábanas, donde nos acostaríamos, y unas sabanas para taparnos, unas cuantas almohadas para que no sea tan incomodo, y también saqué un mosquitero para que los mosquitos no nos comieran vivos.

Ya que todo estaba terminado iba a despertar a Tae pero no fue necesario puesto que el solito bajo del carro con sus cabellos desordenados y tallándose un poco el ojo al haber acabado de despertar.

—Kook, amor, no me molesta la idea de nadar de noche, pero ¿podría ser mañana?, me estoy muriendo de sueño y de hambre... de nuevo.

—No venimos a nada, Taetae, aquí vamos a dormir, ¿qué te parece?

Se quedó callado unos momentos y después habló.

—Jeon Jungkook, de nuevo me dejas sin palabras, increíble, siempre quise hacerlo —dijo mientras se le iluminaba su bella carita.

—Lo sé, por eso será justo aquí, mira, vengo completamente preparado —dije refiriéndome a lo antes sacado del carro.

—No sabes cuanto amo aquí —dijo corriendo a meterse dentro del mosquitero junto conmigo —. En fin, trajiste comida, ¿verdad?

—Sip, yo planeaba un picnic pero supuse que como ya era tarde preferirías dormir, pero como gustes.

—¿Bromeas? me muero de hambre, ¿Dónde está la comida? yo voy por ella —dijo parándose nuevamente.

—En la cajuela tiene que haber una bolsa roja con algunos toppers dentro, ahí está —dije, por mi parte acostándome.

—Ya vuelvo —avisó.

No esperé mucho puesto que fue prácticamente corriendo, tuvimos una comida muy amena, no era lo más rico del mundo ni una comida gourmet pero Tae lo disfrutaba y eso es lo que cuenta.

Al finalizar dejamos todo fuera del pequeño lugar improvisado y nos recostamos viendo hacia el cielo, apreciando la hermosa Luna de esa noche, podría decir que era casi tan bella como Tae, pero, ante mis ojos, el siempre ganaría, porque, no me voy a cansar de repetirlo:

—Eres la persona más hermosa que existe en este universo.

UN ANNIVERSAIRE INOUBLIABLE  (Kooktae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora