╚» CAPITULO DIECIOCHO «╝

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┗━━━━━━ ☪ ━━━━━━┛『[EL PUEBLO] 』»──── « ❀ » ────«

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『[EL PUEBLO] 』
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ESE DÍA PARECÍA IR RELATIVAMENTE BIEN.
Bruno casi no fue el centro de críticas del pueblo y afortunadamente nadie ese día antes del almuerzo le pidió una profecía. Para Bruno eso era bueno.

-Bruno ¿Puedes bajar un momento? Necesito que me acompañes al mercado, por favor.

Había dicho Julieta desde las afueras de su habitación luego de almorzar.
En ese entonces cuando Bruno vivía en la casa, y todos eran consientes de eso, el tenía un espacio apartado para el.
Habían en ese lugar cosas que a él le gustaban.
Su cama, una estantería llena de libros, un escritorio para escribir sus novelas, una hamaca colgando casi en el techo, donde estaba una gran ventana en la que podía ver parte del pequeño pueblo creciente.
Todo decorado con relojes de arena y pintura verde aguamarina.

Agradecía que Casita le haya hecho ese espacio, su habitación más que nada parecía una caja de arena para gato, y ni hablar de las escaleras interminables que se obligaba a sí mismo a recorrer cada vez que alguien quería saber su futuro.

En el pasado, ese cuarto casi siempre estaba lleno de gente emocionada por una predicción; pero conforme fue pasando el tiempo, la emoción fue lentamente reemplazada por el miedo y el rechazo a él.

Fue difícil para el joven Bruno de once años darse cuenta de que para su amado pueblo el no era más que el error de la familia.

-¿En qué piensas?

-No es nada.

Con Julieta, fue casi imposible evitar esa separación que se formó entre ellos luego de que Pepa llegara a casa contando que era lo que tanto hacía el en el bosque.

Para Julieta, le era egoísta de su parte el ocultar las cosas de su familia, sin saber porque lo hacía.
Para Bruno, le era irrespetuoso que ella intentara entrometerse en donde no la llamaban, sin saber que solo estaba preocupada.

Así que ahora Bruno no solo estaba sintiéndose apartado del pueblo, si no que también de su hermana mayor favorita.

-Toma, necesito ir a preguntarle a Don Luis si tiene tomates y lulo, espérame aquí.- Le pidió entregándole una canasta al hombre de prendas verdes.

Se quedó ahí esperando cuando la vio desaparecer tras las puertas del local.

Y oh, que sorpresa, ya podía escuchar como la gente cuchicheaba sobre él.

Estaba acostumbrado, pero luego de pasar tanto tiempo lejos de eso, parecía que le afectaba cada vez más.

"Bruno solo trae malas cosas"- había dicho alguien.

🄳🄴🅂🅃🄸🄽🅈 | 🄱🅁🅄🄽🄾 🄼🄰🄳🅁🄸🄶🄰🄻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora