XVII

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—Narrador Omnisciente—

— ¿Se encuentra bien? — preguntó con un notable desinterés aquel hombre tan peculiar que fue al rescate del doctor.

— Claro que si, ¿quién es usted? — indagó el SCP, su tono de voz demostraba ser muy opuesto a el que usó su inesperado visitante, estaba muy interesado en ese extraño sujeto que ahora lo acompañaba.

El hombre no dijo nada al respecto, se mantuvo en silencio, esto le facilitó el análisis que le hizo al doctor de la plaga. Mientras que el último mencionado solo le dio un vistazo rápido, la acción de verlo de pies a cabeza fue fugaz, sin embargo, no dejó pasar por alto ningún detalle, por más mínimo que fuera, le quedó muy en claro que ese tipo no es normal. Tan solo ver su rostro pintado de rojo al igual que el resto de su piel lo dejó asombrado, confuso, un tanto asustado... No sabía que sentir ante esa presencia incómoda, también tenía simbología desconocida y bastante extraña escrita sobre la pintura carmesí que lo cubría por completo, sus ropajes aparentaban ser de auténtica piel de animal, sus accesorios hechos de huesos reales sonaban cada vez que el tipo se movía, así fueran tan solo unos pocos centímetros, al chocar emitían sonidos que para el SCP no era cosa del otro mundo, pero, su estilo lo tenía cautivado. Tuvo el atrevimiento de volver a ver el cráneo de cabra que el misterioso fulano portaba en su cabeza como sombrero temporal, la anomalía de inmediato llegó a la conclusión que era una máscara, si tan solo se la pusiera frente a sus ojos estaría mucho más fascinado por el singular atuendo que lleva.

— Si no recuerdo mal, eres el SCP-049, nuestro famosísimo doctor de la plaga. — la voz de su nuevo acompañante cambió, se puede decir que ahora se siente entusiasmado por conocerlo.

— Está en lo correcto y a la vez no, últimamente ya no estoy tan metido en mi trabajo como doctor. — contestó tajante el de prendas oscuras.

— ¿Por qué? Me fascinaban sus experimentos, sus pruebas, o las mejoras que obtenía por tanto esmero en su labor..., y demás, siempre estuve al tanto de todo lo que hacía en sus tiempos libres. — comentó aquel hombre de vestimenta rara, su emoción fue bajando gradualmente mientras halagaba al SCP, sus palabras fueron tanto alentadoras como decepcionantes.

¿Por qué decepcionantes? El doctor se sintió mal por recordar los tiempos donde se la pasaba metido en el tema de la medicina, desde la llegada de su nueva doctora no ha vuelto a tocar ninguna de las herramientas que solía usar para operar o simplemente revisar a sus pacientes, de hecho, ni había vuelto a solicitar personas o animales para sus investigaciones, ahora solo necesitaba de sus sesiones con la señorita Gros para sentirse completo.

El doctor decidió no hablar más de ese asunto, no quería intercambiar palabra alguna con su visitante, no sabe quién es, podría meterse en algún problema si su lengua decidía soltar de manera inconsciente alguna cosa que no debería salir a la luz.

Al cabo de un rato estando en total silencio, el desconocido decidió marcharse, comprendió las intenciones del SCP, no se quejó en lo absoluto, de todas maneras debía parar la guerra que estaba ocurriendo a las afueras de esa celda lo antes posible si quería evitar el robo de información delicada o anomalías, ese era su principal objetivo, y no tuvo problema en irse para terminar su trabajo.

El doctor no pudo tener ni un solo minuto de tranquilidad tras la partida de su salvador, todo gracias a otra visita inesperada, solo que este nuevo individuo es realmente un verdadero fastidio.

— ¿Qué haces allí parado como idiota? ¿No piensas salir? — indagó un tanto irritado el SCP-035, ver de esa forma a su amigo le parecía absurda, todos se estaban fugando de las instalaciones menos él.

Dangerous Love (En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora