𝟣𝟤.𝟢 𝗅𝖾𝗍 𝗁𝗂𝗆 𝗀𝗈

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Rose empuñó la espada con fuerza, aunque parecía estar lista para atacar su pulso temblaba como nunca lo había hecho antes. Miró de reojo a Hades pero él parecía estar demasiado débil, su traje se encontraba desacomodado y su cabello alborotado mientras que se esforzaba por respirar.

—Todos estos años fueron una maldita mentira. —habló la morena entre dientes, su labio inferior estaba temblando. Sin poder contenerlo, su cabello había crecido hasta su cintura e incluso un poco más.— Nos hiciste creer que la búsqueda de nuestras vidas valía la pena y nos mantuviste aislados de todo ¿¡Y para qué!? ¡Todo fue para darnos falsas esperanzas!

—No seas tan dramática. —la diosa observaba sus uñas con desinterés y luego chasqueo su lengua, notándose incluso aburrida por estar allí.— Podría decirse que me ayudaron a recuperar mis poderes ¿Eso te hace sentir mejor? No fue todo tan inútil al fin y al cabo.

Presa de la ira, aquella que había heredado de Eris, Rose emitió un grito antes de abalanzarse a ella. Un simple golpe de Eris había hecho que su espada cayera al suelo para seguir aquella batalla con sus propias manos. Los movimientos de ambas eran veloces y certeros, casi parecía una batalla practicada, hasta que el puño de Rose impactó contra la mejilla de Eris haciéndola retroceder unos pasos.

—La inteligencia de Atenea, la creatividad de Hestia, mí propia ira… son dones que se te dieron al nacer, y ahora parece que lo único que tienes dentro es odio. —la estruendosa risa de Eris alteró a Mente y Dafne que estaban cerca de Hades en ese momento, el cual parecía el lugar más seguro para estar.

Las dos damas que se encontraban peleando tenían notorias heridas en sus rostros ahora: el labio de Rose estaba cortado al igual que la mejilla y la ceja de Eris. Rose tomó la espada nuevamente del suelo y se acercó a ella caminando muy lentamente, con su cabeza baja pero su mirada fija en los ojos de su contrincante y su largo cabello, ahora lleno de tierra y hojas, tapando su rostro mientras que su pecho subía y bajaba rápidamente.

—Te equivocas. —habló con cautela.— Nadie me dió ninguna de esas cosas. Soy una persona creativa e inteligente por mí misma, no porque alguien me bendijo con eso. —la planta de su pié se apoyó en el estómago de Eris y la empujó hacia atrás con fuerza.— Y mí ira no te pertenece Eris, esa es totalmente mía.

Sus ojos se habían vuelto rojos y de las plantas a su alrededor parecieron crecer varias espinas. En pocos instantes Rose se las había arreglado para dejar a Eris en el suelo frente a ella, quién no se veía aterrada para nada, sino que más bien entretenida.

—¿Sabes lo que significa "Perséfone"? La que trae la muerte. —fue lo último que dijo Rose antes de que el filo de su espada se hundiera en el estómago de Eris, llegando a atravesarla fácilmente.

Su mano derecha tomaba el mango de la espada mientras que la palma de su mano izquierda se encargaba de empujarla más profundo en la diosa, que rápidamente perdió esta mirada jovial que tenía para mostrarse sorprendida por el acto atrevido de la morena.

—¡Rose! —La débil voz de Hades retumbó entre aquellos árboles, y Rose se giró para verlo, intentando fallidamente ponerse de pie.— No lo hagas. —Rogó el rey, haciendo que el corazón de la dama despertase de aquél estado de insensibilidad y sus ojos volvieron rápidamente a la normalidad.

Apoyó una de sus rodillas en el suelo para ver más de cerca a Eris y soltó la espada, que ahora estaba atravesando a la diosa.

—¿Recuerdas cómo volviste mis mayores miedos en un arma para buscar algo que jamás existió? Pues yo no soy esa persona. —tomó las mejillas de Eris con una de sus manos para acercar su rostro al de ella al punto que sus narices llegaban a tocarse y sus alientos chocaban.— No soy una asesina, pero vuelve a acercarte a la gente que amo y verás como esa parte de mí vuelve a la vida, sólo por tí.

𝗘𝗩𝗘𝗥𝗟𝗔𝗦𝗧𝗜𝗡𝗚 ˡᵒʳᵉ ᵒˡʸᵐᵖᵘˢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora