🪶CAPÍTULO 43: Nacimos para estar solas🪶

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Axel dejó caer a Mariza frente a Calix, quien la contemplo con interés.

—Parece que estas heridas —expuso, con un chasquido negador—. Esta no es la manera de tratar a la realeza Samael —menciona.

Mariza no entendió las palabras de Calix, pero mantuvo su mirada fija en ella. Quien lucia diferente, desde su mirada hasta el aura que desprendía.

—Llévenla a un cuarto y curen su herida —ordena—. Ah, y por ningún motivo la dejen sola.

Axel tiró de ella para ponerla de pie y seguido la guio a la salida del salón.

—¿Qué estás haciendo Calix? —pregunta el grigori—, este no era el plan.

—¿Plan? —repite divertida—, ¿Cuál plan?, yo no recuerdo ningún plan.

—Teníamos un acuerdo —expone, al ver la traición de la chica.

—Claro, y ya lo he cumplido, tienes a Semyazza en tus manos —expone—, no sé cuál es tu obsesión con él, pero tampoco mi interesa, a partir de ahora, solo se llevará a cabo mi plan, y si no te gusta, las puertas de mi reino están muy abiertas, puedes irte cuando quieras, aunque dudo que puedas dar más de dos pasos antes de terminar muerto.

—Me estás amenazando.

—¿A ti?, claro que no, no eres tan importante —menciona.

—Parece que me estás subestimando.

—Como tú pareces intentar desafiarme —expone—, ¿o me estoy equivocando? —pregunta, muy cerca de su rostro.

Samael permaneció en silencio, intentando contenerse, cualquier palabra que salga de su boca podía ser utilizada en su contra, y aunque no lo admitiera en voz alta, Calix era más fuerte que él, por lo tanto, si quería destruirla primero debía tener el arma en sus manos para hacerlo.

—Te estás equivocando, no intento desafiarte —retrocedió unos pasos—, iré a atender a nuestra nueva inquilina —avanzo a la puerta.

—Mm, parece que tenemos más visita —murmuro, y antes sus palabras Samael se detiene y la voltea a ver—, aunque no sé si han venido por ti o por mí. ¿Debería darle la bienvenida o echarlos de aquí? —se preguntó divertida.

—Porque mejor no me dejas recibirlos —ambos voltearon a ver a Semyazza.

Calix no puedo ocultar su felicidad ante su presencia, al haber burlado o asesinado a aquellos seres que resguardaban la puerta de la habitación en donde lo hospedaron. Aquel grigori era fascinante, podía ver lo manchadas que estabas sus manos, de lo brusco y peligroso que era, él era el soldado perfecto para tener bajo su mando.

—Mi propuesta sigue en pie —murmuro. Semyazza la contemplo con confusión, algo que la divierto aún más— no era un simple demonio —agrego, para confirmarle que ella podía hablar a través de ellos.

Con una sonrisa decorando sus labios, les dio la espalda y dirigió a su trono, tomando lugar.

—Ya están aquí —anuncio, sin apartar la mirada de la puerta.

Semyazza contemplo a cada uno de los individuos, y al cruzar mirada con Jofiel apuño sus manos, intentando controlar su deseo de atacarlo.

—Bienvenidos sean a mi reino, ¿a qué se debe que me honren con su visita? —preguntó.

—Creo que no es necesario decirla, la sabes muy bien —expuso Miguel.

—Oh, vamos, prometo que les daré una mejor guerra que Lucifer, y mejor que la patética guerra que él les iba a ofrecer —señalo a Samael—. Vamos, será divertido.

Mi Secreto: Entre Luz y Tinieblas. (Libro III) ⭐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora