Pov J
Si este diario pudiera hablar, me diría que siempre le digo (o escribo) lo mismo. Que esta es la última vez con Kai. Que él y yo no más. Que ya me cansé. Que tengo que aprender a valorarme, a darme mi lugar, a saber lo maravillosa que soy. Pero esta vez no son las simples palabras de una chica herida, sino el grito de independencia de una mujer. Esta vez es de verdad.
¿Qué es diferente ahora? No lo sé muy bien aún. Quizás la palabra correcta sea "cansancio". Cansancio de sentir que era para él un juguete de segunda, una niña chiquita a la que manipular, una tonta que se conformaba con migajas de amor. Y el amor no puede se un favor, sino un destino. Y el destino de Kai y el mío no puede ser. Puede, incluso, que nunca haya sido. No quiero divagar tanto. A pesar de que esta entrada de diario es solo para mí, quiero poder leerme a futuro y sentirme orgullosa de la mujer que soy a partir de hoy. Revivir una vez más nuestra historia y decirme, dentro de unos años, "Muy bien hecho, así es como es". Así que, sin más preámbulos, esto fue lo que paso:
Después de esa última "fiesta" (cuando convirtió una cena nuestra en una salida con sus amigos), se desapareció dos días en los que en sus redes sociales había miles de fotos suyas tomándose hasta el agua de los floreros. Me hice la loca. O, al menos, intenté hacerlo. Fui al teatro a ver películas viejas, me pinte mil veces las uñas de diferentes colores, caminé por la ciudad con o sin lluvia. En fin: Hice de todo para sacarme a Kai de la cabeza y hacerme a la idea de que no estábamos juntos. Entonces, de la nada, con su carita de yo no fui , yo no rompo un plato, yo no mato ni una mosca, apareció un día en mi casa con un peluche de foca gigante. ¿Por qué una foca? No sé, pero me dijo que quería disculparse conmigo. "Perdóname, mi vida. No vuelve a pasar", me decía, y yo, derretida con su expresión de bobo enamorado que sabe poner de vez en cuando.
Antes de que me juzgues, "yo del futuro", sí: caí otra vez. Le dije que me prometiera (de nuevo, por enésima ocasión) que sería mejor novio. Más atento, más detallista, menos egoísta. Me lo prometió. Pues bueno, estuvimos bien dos semanas. Aparentemente el mejor novio del mundo, un caballero en todo el sentido. Me recogía en casa para irnos a cenar o a ver películas, no me gritó ni una vez durante ese tiempo, no me dijo nada con relación a mi cuerpo y todo lo que yo quería hacer, sin importar que no le gustara, lo hacíamos.
Pero hoy volvió a ser el mismo niño de barba de siempre. El niñito grande, caprichoso, que ha sido durante estos años. Y yo, "yo del futuro", deje de ser la misma tonta aguanta todo (que sé que recordarás con un poco de vergüenza).
Hace unos días le había dicho que quería ir a ver la obra de teatro de Les Miserables que se estaba presentando en la ciudad. "Claro que sí, mi vida", me dijo. Quedamos de ir hoy, pues. Yo compré las entradas. Quería invitarlo a él a mi mundo, alejado de esa fiestas ruidosas y pesadas en las que el quiere que este metida con él. La función empezaba a las 5:30 p.m. Quedamos en que él pasaría a recogerme a las 4 para tomarnos un café donde L. Desde aquella vez él no había ido, y quería que conociera a mi amiga, que se llevaran bien. Llegó la hora y nada. Kai no llegaba. Kai no contestaba el celular. Kai no estaba en su casa ni en ningún lado, como si se lo hubiera tragado la tierra. 4:00. 4:10. 4:20. 4:30. 4:40. Yo caminando de un lado a otro, mordiéndome las uñas, revisando el celular. La rabia me escalaba por todo el cuerpo, me ardía. Ya eran las 5:00 y Kai no llegaba. Decidí irme sola, con la esperanza de que llegara en el último instante, como en las películas, con una disculpa: me había pasado algo grave de ultimo momento. Que se yo, que había sido abducido por un alienígenas. Lo que fuera, yo estaba dispuesta a aceptar cualquier excusa, con la esperanza de que me tomara entre sus brazos y enfriara mi ira con un beso dulce y tierno. Pero no.
La vida hoy no fue una película en las que todo se resuelve en un segundo mágico. Salí de casa, sola, rumbo a la obra. Y "yo del futuro": descubrí algo que nadie mas podía descubrir, me descubrí a mi misma. Después de mucho tiempo supe qué era tener un espacio mío, conmigo misma. Me di cuenta de que la soledad no es una carga, sino una oportunidad. Me sentí feliz por primera vez en mucho tiempo. De verdad, sin intentar llenar las expectativas de nadie.
Al regresar, Kai estaba esperándome en la puerta de mi casa. Como no había nadie, nadie le había abierto. Olía a trago y tenía esa cara de borracho, como entre lobo y loco.
-Casi no llegas- fue todo lo que dijo.
"Yo del futuro": esta vez no imaginé sus disculpas gloriosas. No esperé algo que, ahora sé, nunca estuvo dispuesto a ofrecerme: respeto, amor, comprensión, dignidad.
-No quería llegar. No me interesaba llegar- le respondí fríamente.-Mejor ve y te cambias que nos vamos de fiesta.
-¿Nos vamos? Nos vamos me suena a paseo. Yo entraré a mi casa y tú te vas. No sé si de fiesta, no sé si a tu casa. Y ni me importa ni me interesa- le dije sin mirarlo, dirigiéndome hacia la puerta.
-Cámbiate antes de salir, que esa ropa no te luce.
Respiré más hondo que nunca.
-Adiós- dije mientras metía la llave en la cerradura.
Abrí la puerta y cuando iba a cerrarla conmigo adentro, Kai puso su pie para evitarlo. Sentí su olor a licor cerca.
-Estoy hablando en serio: sube y te cambias.
-La que esta hablando en serio soy yo. Tú a mí no me das ordenes. Tú te vas a ir, rápido y para siempre- empecé a decirle, apartándolo de la puerta.
-¿Que qué?- preguntó, con una expresión confundida, tambaleándose un poco.
-¿No entiendes español? Por favor, vete y no vuelvas más.
-Pero yo te quiero, no me hagas esto.
-Pero yo a ti ya no, Kai.
Cerré sin ver su cara. Y no voy a decir que no duele, sé que lo voy a extrañar, mucho. Uno no puede arrancarse un pedazo de alma sin que no duela. Soy humana después de todo. No se puede borrar una historia de la noche a la mañana. Pero tampoco se puede vivir así.
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Sí, si es contigo (Jenlisa)
Novela JuvenilJ es una chica de alta posición social, amante del cine de antaño y de las cosas vintage, y enredada en una relación algo compleja con un chico bastante desagradable llamado Kai. L es una joven de clase media, quien trabaja en un café y es lectora v...