𝐩𝐫𝐞𝐟𝐚𝐜𝐢𝐨: midoriya izuku

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Era una hermosa pieza con la tarde de un cielo rosado que había pintado sin lograr acabar

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Era una hermosa pieza con la tarde de un cielo rosado que había pintado sin lograr acabar. De nubes en el lienzo empotrado contra el caballete; frente a él, el ventanal abierto.

El viento soplaba suave. Una brisa cálida por el verano envuelve su cuerpo desnudo mientras retrata la hermosa tarde desde la recámara del nieto del emperador. Lo escucha respirar suave en la misma condición desnuda que él. Sudado y sucio por el pecado, con el fruto del orgasmo creciendo en su vientre plano.

Disfrutó tomar su virginidad, sentirlo en cada fibra de pared muscular amoldando su talla y moliendo su grosor, ordeñando a su sexo con la presión en cada embestida que apuntaba a su zona erógena. Era la primera vez del joven heredero de diecinueve años con un hombre, estaba seguro de eso y lo hizo desmayar ante su intensidad sexual. Pobre príncipe.

Descansaba su cuerpo adolorido, enredado en las sábanas de la cama donde desataron toda ansia de pertenecer al otro. Se conocían magníficamente bien y aprovecharon de la pequeña fiesta que él mismo organizó en el jardín de su palacio para celebrar, como los jóvenes monarcas lo hacen, mientras ellos escaparon juntos a encerrarse en la alcoba.

Lo tenían perfectamente planificado que asustaba que todo estuviera saliendo de maravilla. Igual, se casarían en cuanto el menor cumpla los veintiuno, él veintisiete.

No había nada de malo que intimaran.

Katsuki era tan puro y joven. Frenético y rebelde pero en la cama fue tan sumiso, pareciendo una ilusión de sus fantasías nocturnas hechas realidad.

Los recuerdos de su calidez, su humedad y de su estrechez llegan a él con furiosa delicadeza haciendo que palpitara las venas de su verga y sus bolas se hinchen de leche. Humedeció el pincel a medida que se sentía capaz de tomar al menor de nuevo. Incluso si estaba dormido, la idea era obscena, incorrecta y seductora pero ¡no! Abandonó el oscuro deseo que siguió tentándolo hasta no poder oponerse por mucho más tiempo.

 Incluso si estaba dormido, la idea era obscena, incorrecta y seductora pero ¡no! Abandonó el oscuro deseo que siguió tentándolo hasta no poder oponerse por mucho más tiempo

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Las plegarias del príncipe | DekuKatsuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora