Capitulo II

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Por muy estúpido que parezca estaba en shock, porque si, en ese estado nos quedamos cuando no sabemos cómo responder a situaciones desconocidas, así somos los seres humanos.

Intenté con todas mis fuerzas volver a dormir, porque según yo en sueños la encontraría otra vez, pensaba que el sueño al estar «fresquito» seria más fácil el repetir todo, pero entendí que, así como en la vida, no se dan segundas oportunidades así como así.

Y luego, poco a poco iban pasando los días y fuí perdiendo la esencia del sueño, los recuerdos de el, día tras día venían pasando pensamientos más importantes o con más relevancia, y más quehaceres y más sueños y fuí perdiendo la noción de como era ella, que pasaba en el sueño, los puntos importantes.

Y solo mi mente me permitió recordar hasta el día de hoy dos cosas:

Su voz, distinta, suave pero fuerte.

Y el beso.

Sinceramente creo que se debe a qué lo sentí, pero, ¿Como sientes un sueño tan real? ¿Como algo que pasó hace tanto en un plano no terrenal se puede quedar grabado en tu piel?
Ni la menor idea la verdad.

Y lo fuí dejando pasar, era mi secreto y se quedaría así, como algo inacabado, como un momento súper random y ya.

Además de eso, me era imposible contarlo por lo incoherente de todo, ¿Quién me creería?
Mis padres alegaron que era solo un sueño, mis amigos con los que sentía que podía contárselo sencillamente dijeron que estaba loco y que necesitaba con urgencia una novia para dejar de tener sueños húmedos con desconocidas... Palabras de ellos, no mías.

Me dijeron que dejara atrás el sueño, porque a fin de cuentas eso era, un sueño.

Y eso hice... Al menos por un tiempo.

Sin ganas de que me siguieran tomando por loco, preferí callarme e investigar por mi cuenta, al no tener un punto de inicio en el tema investigué de todo un poco:
sonambulismo, sueños lucidos, movimiento astral, vidas pasadas, psicología, etc; tanto así, que al final termine estudiando Psicología... cosa que deje, pero me fuí por otra rama que me hizo llegar a culminar la Licenciatura en Psicopedagogía. La cual hoy en día ejerzo y, sin ganas de sonar presumido, debo admitir que como profesor privado me va bastante bien económicamente.

Desde ese sueño han pasado poco más de 6 años en la cual la incógnita de una persona que nunca en mi vida he conocido, pero con ganas de conocer fué mermando y olvidando hasta que solo lo dejé guardado en mi memoria, en la parte trasera de un closet como algo que no quieres que alguien toque.

Habiendo aclarado esos puntos en este momento... Volvamos al día de hoy, en el cual voy tarde a una reunión en el colegio. Año nuevo, alumnos nuevos, quejas nuevas de los padres, no es algo a lo cual no esté acostumbrado.

Pese a las cosas que dije de mi nivel económico, no tengo auto ¿Por qué? Porque nunca aprendí a conducir.

Así es, un hombre adulto de 23 años con licenciatura en Psicopedagogía no sabe conducir, increíble, así que vamos en metro, y luego, tengo que caminar dos cuadras para poder llegar a la Institución St.Vlad.
Lugar donde soy profesor y consejero escolar, hace 20 minutos tenía que haber llegado y aquí ando, corriendo y sudando y yo amo caminar y sudar (siéntase el sarcasmo en el ambiente).

Una vez llegado al destino, llegué disculpandome por mi tardanza y pase directamente a la mesa de reuniones dónde empezamos a discutir y a dar algunas ideas referente a planes para este año escolar, una vez terminada la reunión me quedé algunos minutos después para entablar conversación con algunos profesores, y de empezar el día dando clases.

Te SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora