Jar Of Hearts♥ (The Beatles)

Enemigas

Las mañanas de Rita no fueron las mismas, pues tenía una nueva ruta para sus estudios. 
Se preparó para su salida; vestía con un vestido corto, algo holgado, simple y bonito. 
Algo muy común en aquel año del 66, puesto que llegaba ya la primavera y con ello, cientos de jóvenes no solo en Reino Unido, sino en el mundo entero, siendo Estados Unidos uno de los que siguieron corrientes de “amor y paz”
Terminó de alistarse, desayunó y tomó un autobús hacia el Royal Albert Hall. Veía a través del cristal del autobús pasar la vida, desde otra perspectiva, que todo le parecía hermoso

Ya dentro del Albert Hall, se encontró de camino a Cameron y como de costumbre, para hostigar a Rita un poco

-Vaya, vaya- espetó arrogante – no pensé que llegarás hasta aquí con tus propios méritos
-¡Ah! No tengo tiempo de tus estupideces – respondió Rita, sin dirigir la mirada. Cameron la tomó por la muñeca, la jaló hacia ella y la aventó hacia la pared
-¿Crees que no sé lo que pasa? 
-¿De qué hablas? No tengo tu tiempo… 
-Ay, por favor, no seas hipócrita- Cameron se había convertido en una clase de víbora, que aprisionaba a sus presas, dejándolas inmóviles. Miraba fijamente a Rita a los ojos con furia y continuó – todas lo comentaron ayer

-¿Acerca de qué cosa?- preguntó Rita entre dientes, preparando un puño
-No es normal que de un día para otro, Paul Mccartney asista a tus presentaciones ¿no crees? Yo no te creeré en lo absoluto si me dices que es solo un viejo amigo, porque, a juzgar en la forma que trataste al cuarteto el día que fueron al Sadler’s Wells no fue la misma…

-¿A qué quieres llegar? - masculló Rita, sin movimiento alguno aún – por supuesto que lo conocía de antes ¿tienes envidia?
-Parece que no entiendes– Cameron dio un suspiro y continuó – ¿crees que me tragaré esa idea de que son solo amigos? Paul es un músico ocupado, que solo le podría dar tiempo así a alguien que en verdad quiera… 

-¡Ya suéltame y deja de decir sandeces! – respondió Rita, tratando de zafar su mano
-Vamos ¡Qué pasaría si gritara a los cuatro vientos que son amantes! ¡¿Eh?!
-No tienes ni siquiera un argumento que lo compruebe ¿o sí?
-No necesito, para saber que eres una… - antes de que pudiera continuar, Rita logró sacar una mano y sin pensarlo más le dio una bofetada a Cameron que la alejó completamente de ella
-¡Maldita bastarda! – vociferó Cameron, abalanzándose a Rita, tomándola con sus manos por el cuello y asfixiándola de nuevo hacia la pared 

-¡BASTA CAMERON! – espetó levemente Rita, tratando de quitársela de encima
-Solo te advierto, que el día que te atrevas a causarme algún coraje, no lo pensaré más e iré a decírselo a Paul y bueno, se hará todo un escándalo

-¿Cuál es tu fin? – Rita hablaba con el único aire que le quedaba
-Solo espera… - masculló Cameron con sorna, mientras observaba y reía como Rita pataleaba y se sacudía para soltarse
-Eres una maldita desquiciada, nunca encontrarás alguien que te de amor, por esta misma actitud – espetó Rita, con algunas lágrimas en los ojos. Un poco antes de que perdiera el conocimiento, logró observar a lo lejos una figura que estaba quieta desde esa distancia

-Jude… - soltó con una voz frágil, siendo soltada por Cameron, perdiendo el conocimiento y cayendo al suelo como una pluma en el aire

-¡QUE OCURRE CONTIGO! – vociferó Jude, que llegó corriendo al ver dicha pelea
-Te darás cuenta por ti mismo – concluyó Cameron con cinismo, alejándose de ambos

A Jude no le importó en lo más mínimo sus palabras y trató de hacer que Rita reaccionara. Sus ojos se humedecieron y su gesto se vio envuelto en desesperación. La tomó de pies a cabeza y rápidamente la cargó hacia un lugar donde hubiese un teléfono.

Afortunadamente, dos sujetos que se encontraban cerca de la recepción, inmediatamente marcaron por una ambulancia y Rita fue trasladada al hospital más cercano. Jude la acompañó en la ambulancia, la tomaba de la mano fuertemente y repetía “por favor, no me dejes”
Cuando llegaron al hospital, Jude fue separado por los enfermeros, que llevaron inmediatamente a Rita para reanimarla