Extra 2 | Halloween con el Grinch

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N/A: ¡Bienvenidos otra vez! Vamos a recordar a los desnucados, muchas gracias por todo el amor. GRACIAS.

[ESPECIAL 1M]

Me tiré un chancho.

Oh por dios. Me tapé la boca rápidamente con el rostro enrojecido como si acabara de soltar el rugido de un dinosaurio. Frente a mí, los hermanos Danet se quedaron pasmados.

Axen levantó la mirada con el tenedor picando su papa. Su capucha oscura cubría su cabeza y unos mechones negros escapaban por su frente, dándole un aire más intimidante de dementor, pero aun así vi cómo enarcó una ceja con un destello de burla.

Ash puso una mueca de asco, arrugando su naricita.

—¿Tienes un dinosaurio atorado ahí dentro?

—Fue mi animal interior expresándose —me excusé.

—Axen, te has metido con una salvaje —le cuchicheó a su hermano.

Entrecerré los ojos y pinché una papa de mi plato.

—Axen ama a esta salvaje.

Ash entrecerró los ojos ante mi reto y me señaló con su tenedor.

—¿Entonces te disfrazarás de un dinosaurio?

—¿Y tú de un pericote?

Axen soltó una risa ronca. Yo me concentré en el duelo de miradas con el pequeño ser infernal.

Así nos habíamos pasado las dos horas en el centro comercial. Ash soltaba un comentario, decía que caminaba chueco o cualquier cosa para pincharme y yo la terminaba correteando entre los estantes de ropa con un Grinch despeinado mirándonos aburrido, caminando detrás de nosotras con las manos escondidas en los bolsillos de su pantalón.

Seguro está esperando a que nos jalemos las mechas, ni siquiera intentó defenderme de esa enana endemoniada.

Estos novios de hoy en día están por las vainas.

No apartamos la mirada la una de la otra hasta que notamos que Axen nos estaba robando las papitas en silencio.

—¡Oye! —Le di un manotazo en la mano—. Míralo. Aparte de meterse a casas como delincuente, también se roba las papitas como uno.

Axen miró molesto su papita robada tirada sobre la mesa.

—Se estaban enfriando, Disney.

—¿Sabes qué también se enfría? —Me puse una mano al pecho—. Mi corazón cuando lees.

—¿No dijiste que se te calentaba? —Ash enarcó una ceja.

—¿Qué? —Reí nerviosa, dándole una patadita bajo la mesa—. ¿Yo? Jamás.

—Sí, que te calentaba más que el sol del verano.

—Te daré diez chelines si puedes probarlo.

—Veinte y te disfrazas de lo que quiera. —Ash subió la apuesta.

Le ofrecí mi meñique.

—Trato hecho —Ash enredó su dedito con el mío, desafiante—, pero si gano, compraremos ese disfraz de la cucaracha molestosa y te lo pondrás todo el camino.

—Quiero verte intentarlo —me retó con los ojos entrecerrados.

Oh, ese pericote sabe sacarme de quicio.

—Flynn, tu pericote me está molestando —siseé.

—Axen, tu rarita me está insultando.

Él recostó la cabeza sobre el respaldar de su asiento y suspiró. Seguro le estamos sacando canas verdes. Es que no me tienen paciencia.

Una Conquista ImperfectaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora