Tengo tres manías. Una es...

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3/2/22.

Tengo tres manías. Una es... que me gusta escuchar, sobre todo a la gente. No importa si no me están hablando a mí, pero me gusta escuchar las voces, sus tonos, sus exclamaciones, incluso llego a meterme tanto en las conversaciones que, si cuentan algo gracioso me rio también. Sé que es de mala educación escuchar las conversaciones ajenas, pero hay veces que no puedo evitarlo. Me calma el escuchar a alguien murmurar, porque me gusta el sonido que desprende la garganta. Me encanta escuchar a alguien leyendo en voz alta un libro para mí. Eso es lo que me gusta. Los maravillosos sonidos que nuestro cuerpo hace para poder expresar todo lo que queremos con tal de abrir la boca. No nacimos con el poder de leer mentes, al menos no la mayoría de la población tiene ese don de poder saber qué es lo que uno está pensando o lo que quiere, siente y necesita. Con el simple hecho de pensar que hay personas que son sordas o tienen problemas de oído, me pregunto ¿qué será vivir en un mundo que está todo el tiempo en silencio? Sé que hay formas en que ellos puedan oír como aparatos y cirugías, además de que sus otros sentidos se agudizan y pueden sentir las vibraciones del sonido, pero aún así, me duele pensar en que pasaría si algún día yo me quedara sin la posibilidad de oír. Porque no solo amo escuchar las voces de las personas, sino que también amo la música, amo el sonido de la lluvia, amo el sonido de las palomitas de maíz cuando revientan, los maullidos de un gato o los ladridos de un perro, el trinar de las aves. Todos esos sonidos, por pequeños y cotidianos que sean expresan algo... y eso me lleva a mi segunda manía.

Mi segunda manía es... que no hablo. No tengo ningún problema para hacerlo, soy perfectamente capaz de articular las palabras y escucho mi propia voz, pero... me cuesta mucho explicar oralmente lo que pienso... lo que necesito... lo que siento. Mi manera de expresarme no es por las palabras que salen de mi boca, sino por las palabras que escribo con mis manos. Pero alguien muy querido me dijo: "Conmigo puedes escribir cartas todo lo que quieras, te esperaré si es necesario, pero... tienes que entender que el mundo no te va a esperar a que tomes tu pluma y tu papel y acomodes tus ideas para poder empezar a escribir. Necesitas entender que, no van a haber personas que decidan esperar a que tu puedas terminar de escribir tu carta para leerla y comprender que es lo que te pasa. Tienes que aprender a comunicarte como todos lo hacemos, por la boca. Y se que esto puede sonar muy rudo, pero es la verdad., y afuera tal vez haya personas que no saben leer una carta, o personas que no les importe tus intenciones de disculparte si no lo hacer cara a cara" y se que tiene razón, por eso desde que soy joven y tuve esta "conversación" he intentado expresarme más, pero eso me lleva a mi tercera y última manía...

Mi tercera y última manía es... siento demasiado. Siento las cosas intensamente, a más no poder. A pesar de que la gente que me conoce me ve como una persona tranquila, seria e indiferente, es una gran fachada que construí tanto intencional como inconscientemente. Y es que mis emociones son demasiado grandes y las únicas formas que conozco para que no se desborden o exploten son guardándolas y poniendo barreras como el aislarme, negarme a participar, preferir ser una persona que observa a una que interactúa con los demás. Y la otra forma es... escribiéndolo. Es mi manera de poder expresar lo que siento de manera controlada, haciendo de la pluma sobre el papel un filtro o un gotero para mis emociones, para que fluyan como la tinta sobre la hoja o como los dedos vuelan tecleando las palabras en la computadora. Y aunque se que mis emociones no siempre lleguen a quien lo escriba, se que al menos puedo expresarme mediante las palabras. Solo es lo que yo sé de mi. Sé que...

Tengo tres manías. Una es...

M. Chamay bat

Relatos escritos con una taza de café y un poco de música.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora