La vida de Bang Chan era un desastre. Lo habían despedido de su trabajo, no superaba que su novio lo había dejado aunque ya habían pasado sus buenos meses, su terapeuta se tomó vacaciones hasta nuevo aviso, uno de sus mejores amigos se había ido de viaje a quién sabía dónde, su casero volvía a pedirle que pagara el alquiler a tiempo (cuando a él tan solo le quedaba el dinero suficiente para comprar fideos instantáneos y una botella de agua), sentía cómo todos sus problemas volvían a inundarlo y, por si fuera poco, había desaprobado el último exámen de su carrera haciendo que, por unos decimales, no pudiera recibirse. Estaba destrozado y sin ánimos de nada y si bien sabía que debía moverse para evitar caer en el pozo depresivo una vez más, era extremadamente difícil. Lo último que necesitaba era ir a un museo de arte mientras sus amigos lo acribillaban con comentarios sobre cada cuadro existente en las exposiciones, pero allí estaba aquella calurosa tarde de mayo.
—Animate, Channie, ya vas a encontrar algo nuevo.
Hyunjin, su amigo, caminaba a su lado sin siquiera mirarlo. Estaba demasiado inmerso en las esculturas del primer piso del museo. Examinaba las dimensiones, la anatomía, el dinamismo de las obras, y todo lo que le llamaba la atención, lo anotaba.
—¿Te referís a un nuevo novio o un nuevo trabajo? —preguntó Seungmin, su otro amigo. El comentario hizo que Hyunjin tuviera que esconder la sonrisa de la mirada penetrante de Chan.
—Claro, vamos a reírnos de Chan —dijo el mayor, molesto—. Total ustedes están bien acomodados.
No era sorpresa alguna. Los chicos conocían muy bien la posición que poseían. Uno tenía un padre millonario, y el otro tenía por padres a dos de los mejores abogados del país. Trabajo y plata nunca iba a faltarles a ninguno.
—No empiecen con eso —pidió Hyunjin poniendo los ojos en blanco. Se acomodó un mechón de su largo pelo rubio detrás de la oreja y con un rápido movimiento del lápiz finalizó un boceto. Anotó algo al pie de la página y cerró su cuaderno—. Vamos a la próxima sala, que no hay tanta gente y se supone hay nueva expo.
Sin decir nada más, Chan y Seungmin siguieron al chico alto hacia una puerta que conectaba el siguiente salón. Un solitario y viejo cartel señalaba el nombre de la colección y el autor de las obras. Hyunjin se quedó en silencio observándolo, detenidamente, e hizo una mueca con sus labios.
—Qué extraño —comentó—, la muestra no tiene título.
Movió su cabeza, quitándole importancia, y entró de todas formas. Era la última habitación en aquél piso, la más alejada y solitaria, por lo que muy pocas personas llegaban a ella. No había tantos cuadros ni esculturas como en otras, y, a diferencia de las anteriores, hasta se podría decir que tenía una iluminación muy pobre, pero los tres chicos de todas formas entraron.
—La iluminación deja mucho que desear —dijo Hyunjin parado frente al primer cuadro.
—Nada que ver —lo contrarió Seungmin con las manos en su cámara fotográfica—, es la cantidad necesaria para que salgan unas fotos divinas.
Bang Chan caminaba en silencio, con las manos unidas detrás de la espalda, en su propio mundo. A él no le interesaba mucho el arte más allá de la música, no conocía los artistas que Hyunjin y Seungmin mencionaban, más allá de Da Vinci y Picasso, no tenía ni idea de corrientes artísticas o estilos de dibujo y pintura, ni cómo cambiaba un cuadro según la luz o el punto de fuga, ni entendía de perspectivas y dimensiones. Él solo paseaba y se dejaba maravillar de vez en cuando con alguna obra que le llamara la atención. Pero sus pensamientos estaban lejos, muy lejos de aquella pequeña habitación, y nada parecía llegar a él. Las voces de sus amigos llegaban a él distantes, débiles.
ESTÁS LEYENDO
El chico del cuadro azul // CHANLIX
FanficTal vez lo único que Bang Chan necesitaba para ver más allá del blanco y negro era un extraño de mirada triste. ------------------------- ACLARACIONES: - Es una historia con capítulos cortos, aún no finalizada. - Tiene modismos argentinos. Si hay al...