PRIMERA PARTE: EL KARMA DEL MAL NO TERMINARÁ III

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La joven siguió con su camino de regreso a casa. Sentía mucho dolor. Su padre siempre le había dejado claro que era una decepción, pero nunca había tenido el coraje para decírselo de frente. Le dolió demasiado que toda su familia la despreciara solo por tratar de ser feliz. De que ellos creyeran que ella nunca sería alguien si no se casaba, si vivía en soledad.

Cuando llegó a su casa después de una fría caminata de casi dos horas, el sol ya estaba comenzando a salir. Varias personas observaron su llegada al condominio. Los murmullos sobre ella crecían, pero ya no le importaba tanto como antes. Solo miraba al frente y seguía con su camino.

Al abrir la puerta para entrar, se dio cuenta de que había dejado la radio prendida. La música de un violín chirriante resonó en sus tímpanos. Estalló en llanto. Quería regresar con su abuelita. Había sido demasiado egoísta. Pero, ¿en verdad es egoísta querer ser libre? Odiaba a toda su familia, odiaba a sus hermanos, cómo la trataban como una estúpida. A su tía, que siempre le reclamaba por no estar casada. Y, sobre todo, a su padre. Lo odiaba demasiado. Tanto como para desear que fuera él quien estuviera a punto de morir en lugar de su querida abuela.

Mientras lloraba se planteó si en verdad había alguien en el mundo que la amara de verdad. No tenía amigos, nadie la quería cerca. Era la oveja negra de todo el pueblo. El hombre que fijó sus ojos en ella tal vez solo estaba enamorado de su apariencia. Pero nada más. No había nadie de su lado. Estaba totalmente sola.

Con el pensamiento en mente, se levantó del suelo y se cambió la ropa mojada por algo más cómodo. Se peinó el cabello con un pequeño broche y en una de sus maletas polvorientas metió varias prendas. También añadió un par de zapatos extra junto los ahorros que tenía, tan solo 200 evs, con la esperanza de juntar más en el camino.

Salió de casa con llave, y se dirigió a la casera.

—Voy a salir unos días. ¿Podría vigilar mi casa mientras no estoy?

—No soy vigilante. Si querías que alguien cuidara tu casa, te hubieras casado con un policía —respondió cortante la mujer. Riliane lo tomó con calma y sacó tres evs de su bolsillo y se lo tendió a la señora. Ahora solo le quedaban 197.

Después de eso, siguió con su camino hacia la salida de la ciudad. Usualmente tendría que haber pasado por el bosque de la confusión, pero hacía un tiempo habían hecho una entrada exclusiva para trenes, pero también era usada por los peatones para evitar atravesar el extenso terreno.

Cruzó sin pena ni gloria entre el mar de personas, llegando así a Lucifenia. Las calles le parecieron más modernas y concurridas. En Elphegort había días en los que ni siquiera veías a nadie. También le pareció inusual la gran cantidad de personas extranjeras. Pensó que se debía a que estaba en la frontera, pero mientras se adentraba por el centro se dio cuenta de que no era así. Había personas de Marlon, de Beelzenia, Asmodean, de todos los sitios que pudo identificar.

En su país natal la discriminación era el pan de cada día, por eso los extranjeros que llegaban no duraban mucho tiempo, cosa que la llenó de alegría. Se sentía como en un cuento de magia, en una ciudad tan elegante. Y si alzabas la vista, podías ver el hermoso palacio de Lucifenia. Obviamente ya no vivía ninguna princesa ahí. El lugar se había dividido en tres secciones: la primera parte, que solo abarcaba un pequeño salón de conferencias, era utilizado como oficinas gubernamentales. Otra parte de los jardines delanteros era usada como base militar, y lo que restaba del castillo era un museo.

Riliane ansiaba estar ahí. Había leído que en ese lugar se exponían las obras de arte más famosas de la historia. "El jardín celestial", de Nicolay Tolle, "El conde Calgaround y su esposa", de Gumina Glassred... Siempre fue fanática del arte, pero en su país natal no existían muchos museos o centros históricos. Y, bueno, ya que su relación no era buena con Lucifenia, exportar obras de arte era muy difícil.

El Karma Del Mal No Terminará (continuación de Story of Evil)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora