era cerca de la medianoche y estaba durmiendo cuando golpearon la puerta de casa; eso lo hizo despertar. el toc, toc resonó muchas veces, a ritmos irregulares aunque bajito, casi sin fuerzas. akutagawa, desde la oscuridad y el silencio de su cuarto, pudo oírlo bien. no se movió de su lugar, aun así.
gin, que dormía en la habitación contigua, se levantó. akutagawa percibió sus pasos sobre la alfombra del piso, el sonido de las llaves, el clic de la cerradura siendo desbloqueada y el chirrido que hacía la puerta al abrirse. luego, la voz dulce de su hermana hablando con otra, más grave, que en su somnolencia no reconoció. evidentemente, era la voz de un chico. tachihara, pensó al instante, no puede ser nadie más. entonces cerró los ojos y las voces se volvieron murmullos tristes e indescifrables en sus sueños. hasta que le obligaron a despertar, otra vez.
chuuya.
eso fue lo primero que akutagawa vio al abrir los ojos.
se sentó tan rápido como pudo, apoyándose contra el respaldo de la cama.
¿qué hacía el compañero de dazai-san allí?
la puerta de la habitación, de su habitación, estaba abierta, y chuuya se hallaba de pie en el umbral, mirando un punto fijo por encima de su cabeza. una luz débil y naranja que llegaba desde la salita era lo único que iluminaba ese espacio vacío entre chuuya y él. akutagawa se removió en su lugar y se preguntó si no estaría soñando todavía.
gin se asomó detrás de la puerta. con un tono de voz que a akutagawa le sonó incierto, ella apenas pudo decir: chuuya-san quiere hablar contigo, hermano. y se quedó ahí, inmóvil, sin añadir más.
akutagawa ni siquiera pudo asentir o decir que estaba bien. de repente se sintió avergonzado de que alguien que no fuese su hermana lo viera así, cuando apenas había despertado.
chuuya se acercó (o hizo el intento), tambaleándose. akutagawa lo notó de inmediato, por la forma en que arrastraba los pies al caminar y por lo perdida que estaba su mirada, era evidente que no se encontraba en todos sus sentidos; algo andaba mal.
sintió una presión muy fuerte en su pecho, como si una parte dentro de él ya lo supiera.
—chuuya-san, ¿qué sucede?
—se ha ido —dijo él.
y eso fue todo.
*
chuuya se sentó en el borde de la cama, a sus pies, porque no habría podido permanecer erguido por más tiempo. hubo un silencio muy largo. akutagawa no necesitó preguntar de quién se trataba. viendo a chuuya así, lo supo.
—se ha ido —dijo chuuya otra vez, arrastrando las palabras.
se ha ido, repitió akutagawa en su mente. dazai se fue. me ha dejado.
—¿a dónde?
—no lo sé, nadie sabe —chuuya tembló. akutagawa entonces notó que la voz del chico frente a él sonaba más apagada y lamentable que la suya propia—. lejos.
apretó los labios.
¿por qué el compañero (ex-compañero ahora) de dazai-san había venido a estas horas de la noche para darle una noticia tan terrible? ¿por qué estaba pasando todo esto, en primer lugar? ¿por qué tenía que enterarse así?
¿y por qué los ojos de chuuya brillaban de esa forma?
había muchas cosas que akutagawa quería decir, pero no le salieron, no dejó que salieran. se obligó a guardarlas, a enterrarlas bajo su carne aunque le hiciera daño.
gin dijo estaré en la sala y se retiró, arrimando la puerta al salir. akutagawa se había olvidado de que estaba allí, hasta que la escuchó hablar. no importaba.
(puede que nunca se hubiera sentido tan solo, hasta entonces.)
—chuuya... —apenas logró decir.
la oscuridad se quedó con ellos, porque el brillo que ahora entraba por la nueva rendija no era suficiente. chuuya estaba a contraluz y akutagawa ya no podía distinguir su rostro claramente para asegurarse si sus palabras y todo esto que estaba sucediendo era real.
(porque sonaba como una pesadilla, pero dolía tanto que tenía que ser real.)
—chuuya-san... ¿qué significa eso?
lo escuchó suspirar. de un momento a otro, chuuya se había arrastrado a su lado. la cama crujió debajo de ellos y akutagawa apenas tuvo tiempo de dudar si eso era correcto o no. no importaba, tuvo que obligarse a pensar por segunda vez.
—bueno... —empezó chuuya. estaba tan cerca que akutagawa sintió el vino en su aliento y el sonido que hace al romperse una voz—. significa que ahora quedamos tú y yo solamente.
(el dolor que akutagawa sintió en ese momento pesaba más que cualquier otra cosa.)
*
algo cálido tocó su mejilla. temió que fuera una lágrima, pero sólo era un dedo de la mano enguantada de chuuya.
akutagawa odiaba que lo tocaran, pero estaba muy pasmado para intentar o decir cualquier cosa.
casi al instante, y muy cerquita de sí, chuuya susurró:
—debes estar tan triste, chico. es por eso que vine.
ahora fue el turno de akutagawa de suspirar.
¿triste? no estaba triste. ¿tenía que estarlo? de repente se sentía vacío. sólo eso. puede que hubiera algo de enojo contra aquel que le había abandonado y algo de decepción hacia sí mismo, pero nada más.
lo cierto era que estaba un poco adormilado todavía.
y chuuya siguió diciendo, mientras acunaba sus mejillas:
—vine aquí para verte y para decirte la verdad. lo hice por ti. estoy haciendo esto por ti. —pero no era cierto.
sí, chuuya le estaba mintiendo en la cara.
y, de un segundo a otro, le estaba besando también.
akutagawa no le correspondió, pero tampoco se atrevió a apartarlo.
*
alguien se disculpó (akutagawa no supo si fue chuuya por hacer eso, o si fue él mismo por dejar que sucediera). luego, alguien respondió que estaba bien.
¿lo estaba?
no volvieron a hablar en lo que siguió de la noche; chuuya lloró silenciosamente en su hombro después de eso, hasta que se quedó dormido, y akutagawa tuvo que hacer esfuerzos para no imitarlo.
cuando amanezca, se dijo akutagawa, en un intento de convencerse, todo habrá pasado ya. porque chuuya se irá en la mañana, él se quedará aquí y sólo se verán de vuelta en el trabajo, muchos días después, como si no hubiera sucedido nada. entonces la vida será igual que siempre: chuuya seguirá odiando a dazai y akutagawa volverá a buscarlo.
y esta noche quedará en el olvido.
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nos iguala cada lágrima | chuuaku
Fanfictionel día en que dazai había decidido dejar la mafia e irse, akutagawa no estaba allí. si hubiera estado, se decía en ese entonces, habría tratado de impedirlo o, al menos, hacer que su maestro entrara en razón. pero no, no estaba allí. estaba en casa...