Capítulo 1

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Hakkai era, por alguna razón, la deshonra de la familia Shiba, sus padres no lo querían y su hermano mayor tampoco, el único refugio que encontró fue su hermana mayor, la cual siempre lo defendió de todo lo malo que sus familiares le hacía, diciéndole que solo lo castigaban por amor y para que creciera abrazando la tradición familiar.

Con el paso de los años, Hakkai fue llevado a varios conventos católicos y dejado allí, las monjas del lugar lo cuidaban muy bien, pero por el encierro apenas si supo socializar con personas normales. A la edad de quince años, Hakkai pudo volver a casa y vivir con sus padres nuevamente, pero al llegar se encontró con una horrible noticia.

Su padre había asesinado a su madre por haberlo engañado, y después se entregó a la policía, cumpliría veinte años de condena allí dentro.

El corazón de Hakkai se sintió aliviado y a la vez triste, ya que perdió a la mitad de su familia. Sin embargo eso no detuvo a su hermano mayor; Taiju, quien se hizo cargo del negocio y hogar de los huérfanos.

Las cosas iban bien el primer día en el que Hakkai volvió a su hogar, pero después todo se volvió un miserable infierno.

Taiju se enojaba con Hakkai por absolutamente todo, y le pegaba para castigarlo, diciendo "Papá y mamá pasaron por eso por culpa tuya, debo limpiar todo pecado que cometas" dando a entender que Hakkai había nacido simplemente para castigar a toda la familia.

Con los meses, los maltratos verbales y físicos ya eran cosa de siempre, sin importar en donde estaban, ya sea en público o no, Taiju lo golpeaba cada que no hacía lo que él decía.

Hubo veces en las que Hakkai intentó suicidarse, encerrándose en el baño e intentar ahorcarse o cortarse las venas, pero siempre escuchaba la misma voz que le decía: "No lo hagas, resiste, todo terminará bien", y sin estar con nadie, no sabía si era un mensaje o si de verdad era invento suyo, así siguió hasta que estuvo seguro de escuchar la voz esa.

Prometiendo no volver a intentar quitarse la vida, Hakkai soportó arduamente los maltratos de Taiju, quien con el tiempo dejó de hacerlos.

Al ingresar a la facultad pública, aunque Taiju no estaba de acuerdo, aprendió miles de cosas que no sabía o entendía, también haciendo nuevas amistades, cosa que le había costado mucho realizar, ahora era amigo de un chico de cabello azul con expresión de enfado; Souya Kawata, quien era amable en extremo, éste y junto a otro amigo; Matsuno Chifuyu, rubio y de ojos verdes, le enseñaron el mundo del anime y la ficción, convirtiéndolo en un fanático de las Waifus y obsesionado con las figuras coleccionables.

Terminando su primer año fuera de lo católica, Hakkai había olvidado todo eso. En vez de rezarle a una pintura; le rezaba a una figura de Sailor Moon con un rosario envuelto, en vez de leer la biblia católica; leía mangas y cómics románticos, en vez de todo lo que una vez sus padres le enseñaron, fue por el camino de las Waifus con lindos pechos y accesorios de gatitos.

Ya era jueves por la tarde en la residencia Shiba.

—– Hakkai, ¿Vienes a mi casa a la noche? Hay nuevo episodio de Mieruko-chan, al fin se sabrá si el profesor hijo de puta mató a todos los gatitos y el porqué el fantasma de la madre lo persigue.—– Declaró emocionado el rubio.

—– Obvio que voy, quiero ver de nuevo a Hana, es tan hermosa.—– Se sonrojó en gran manera mientras daba leves saltitos por la alegría.

—– Ustedes básicos de mierda solo ven el anime porque la prota sale en bolas en un episodio, en cambio yo lo veo porque amo a los fantasmas que salen y la asustan.—– Mencionó el peliazul con su ceño fruncido.

Amor No CatólicoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora