La familia Midoriya emigro hace varias décadas a tierras continentales con la esperanza de florecer en economía
El clan Bakugo ha estado lleno de orgullo y honor tras cientos de años de servir al emperador, sus patriarcas eran de suma importancia en la Dieta Nacional (cámara de diputados).
A los 11 años Izuku Midoriya es arrancado de su hogar con la excusa de mandarlo a trabajar a una fábrica de armamento japonés lo regresarían al tener la edad suficiente para casarse.
Bakugo Katsuki es el heredero del clan y su padre es cercano al comandante, se enlisto al ejército para entrar a la guerra y al poco tiempo se destacó entre sus demás compañeros y ante los ojos de su comandante que reconociendolo le daría una grata recompensa.
Izuku Midoriya había sido llevado en un barco hacia Cantón, cruzando por varios puestos de control en Manchuria, los soldados se emocionaban al ver a alguien tan joven, no veían a la juventud en varios meses así que le regalaban dulces o frutas que el pequeño compartía con los demás.
Bakugo Katsuki no creía lo que sus ojos veían, los que antes eran cuartos de hospital se convirtieron en habitaciones en los que se daba rienda suelta a los deseos carnales, varios hombres formaban cola frente a las puertas, en sus manos se veían frascos de lubricante y una pequeña caja con condones de látex dentro.
El comandante le daba algo maravilloso como recompensa, agradeció la amabilidad con una profunda reverencia y tomando los condones y el lubricante de una de las mesas formó fila frente a la puerta 23.
El comandante lo detuvo diciendo que el era especial, sus victorias y talento merecían algo más grande.
Lo condujo por uno de los pasillos y llegando al otro lado del hospital vio por las ventanas algo curioso del 'regalo' del comandante.
Izuku Midoriya extrañaba a su madre y lloraba por miedo a morir, constantemente era consolado por los demás chicos y chicas que iban junto a el en el tren.
Al bajar del tren tuvieron que hacer una caminata de varias horas cargados de sacos de ropa o de futones.
El pequeño Izuku pedía por agua, los demás chicos se compadecían de él y le daban té de hierbas o algo dulce para calmar su sed
Al llegar a la fábrica recibieron instrucciones y una caja de madera con herramientas y un uniforme de trabajo, a los pocos minutos comenzaron con sus labores.
Katsuki Bakugo no comprendía aquello que veían sus ojos, no era algo que le enseñaran junto a los valores de la familia, que pensaría su madre de algo como esto.
Según los valores no debía rechazar un regalo de algún mayor por respeto a este y mucho menos si se trataba de algo 'valioso' como el regalo del comandante.
Izuku Midoriya tenía ampollas en las manos que cada noche eran curadas por una chica mayor que le tomo cariño al pequeño. Sus pequeños brazos no aguantaban el peso de los proyectiles y cada día se hacía más delgado.
Su querida hermana mayor le regaló unos cuantos dulces para el camino, había sido seleccionado exclusivamente por un coronel que según sus palabras ayudaría a los heridos en batalla.
Izuku Midoriya no quería separarse de su querida hermana mayor y no quería morir solo, no se despegaba de sus brazos al momento de despedirse y derramando inocentes lágrimas la hizo jurar que ella también iría al hospital junto a su madre a buscarlo y llevarlo a casa.
Katsuki Bakugo saludaba una vez más al médico que estaba en el pasillo, en el lapso de una semana se había vuelto alguien muy frecuente en el pabellón D.
Siguiendo la rutina de cada semana tomo el frasco y la caja e ingreso a una de las puertas, este producto venía desde las Islas Filipinas y con tan solo 18 años se volvió de sus favoritos, era un violinista talentoso.
En la siguiente puerta se encontraba el hijo de un peluquero, era un piloto comercial de 24 años y traído desde Siam le daba una baja calificación.
Al abrir la tercera puerta encontró un niño completamente inmóvil y desnudo pero poco le importo, este producto era el hijo de un obrero y un mujer laboriosa, ambos descendientes de traidores a su patria.
Katsuki Bakugo se colocó el último condon y vertió el resto del lubricante en la entrada del menor, el pequeño volteo su cabeza y al ver por octava vez está situación comenzó a forcejear con Katsuki Bakugo, este lo golpeó unas cuantas veces y sin perder la conciencia, el pequeño sabía que no podía hacer nada para salvarse.
Pasaron varios minutos pero Izuku Midoriya sintió que pasaban horas, su interior se sentía demasiado lleno, sentía que moriría, mientras más pasaba el tiempo más dolía su entrada, más dolía su interior y más dolía su corazón.
Esto era horrible y se sentía horrible.
—No me gustan esas expresiones de dolor, quiero ver placer en tu rostro...
Izuku Midoriya no podía escuchar nada, solo sentía dolor y lo sintió aún más cuando dos dedos comenzaron entrar junto al miembro de Katsuki Bakugo, ambos dedos buscaban desesperadamente algo dentro de si pero no sabía que era.
Katsuki Bakugo lo encontró, lo supo cuando quien tenía bajo el arqueo la espalda y gimió tan ruidosamente, comenzó a moverse nuevamente presionando aquel punto en específico.
Izuku Midoriya se sentía extraño nuevamente, algo quería salir desesperadamente de el y aún no sabía que era. Cómo saberlo, es solo un niño, mamá y papá hablaban del respeto y el honor.
Katsuki Bakugo hablaba cosas que no entendía pero sentía curiosidad, cuando sintió otra vez ese líquido espeso resbalar por sus muslos se desespero una vez más, ¿y si esta persona rompió algo dentro de el?
La constante presión y estimulación hicieron que Izuku Midoriya diera un gemido lastimero y se corriera por enésima ocasión, Katsuki Bakugo sintió su esencia venir justo a tiempo y sin poder evitarlo se corrió dentro de la pobre criatura.
Este desconocido total poco a poco salió de su interior, subió sus pantalones y cerró su correa.
—Prometo que vendré constantemente, estar dentro de ti como ser bendecido por lo dioses
Izuku Midoriya no podía escuchar nada, su pensamiento era más ruidoso.
Nuevamente ha entrado alguien más.