tal vez no sea el perfume

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Las extremidades de Eren quemaban. O eso sentía: el dolor abrasador de sus músculos luego de una intensa sesión de fútbol, previamente a eso, una hora y media de musculación en el gimnasio; sin dudas generaría dolores a cualquiera. Pero en parte estaba acostumbrado, y en parte le parecía reconfortante esa clase de dolores porque implicaba que su esfuerzo daba frutos.

Sin embargo, en este instante se encontraba maldiciendo mientras iba a las duchas de la instalación. La idea de ducharse con otros tipos no le incomodaba o le causaba una especie de lujuria desenfrenada al ser homosexual, pero no dudaría en catalogar esta parte de su rutina como la peor porque realmente no era agradable soportar el olor a ropa sucia y transpiración de sus camaradas. Él no debía estar en mejor condición, pero para algo se iba a duchar.

—¡Eren!

El nombrado giró la cabeza ante la nueva presencia en la puerta de los baños. Colocó su bolso sobre el hombro rozando su húmeda pero ahora limpia cabellera mientras le daba una sonrisa ladina a su mejor amigo: Armin Arlert, quién parecía apunto de dirigirse a una práctica de tenis en la cancha contigua a la de fútbol.

Armin era su mejor amigo desde los siete años. Increíblemente, su relación aún se mantenía vigente y era relativamente cercanos a pesar de todo lo que pasaron juntos. Quizás no pasaban veinticuatro-siete uno con el otro, pero aún así tenían momentos como estos en los que se cruzaban y charlaban alegremente, siempre encontrando algo nuevo de lo que charlar e innovar.

Para Eren, el nuevo tópico que llamó su atención fue el nuevo olor que llenó sus fosas nasales. Era diferente al que usaba antes, cautivador.

Tal vez era porque sentía una fuerte atracción hacia Armin, pero realmente le apetecía enterrar su rostro en el cuello del rubio y aspirar más del dulce aroma.

Probablemente fue por estar soñando despierto e imaginando distintas formas de tener a Armin en su cama e impregnando toda su habitación con ese nuevo perfume, hasta a él mismo, pero no recordaba mucho de la conversación que tuvieron. Apenas llegando a captar lo último, que fue una pregunta acerca de la salida que tendrían con su grupo de amigos el siguiente sábado por la noche. Por supuesto que él confirmo su asistencia.

Eren le echó la culpa a su falta de actividad sexual por su (no tan) inesperado deseo hacia su mejor amigo. Ahora debería idear una forma de tirárselo pero no arruinar su amistad, etcétera, etcétera... O quizás no debía complicarse tanto y dejar que está situación simplemente pase de sí y no dejar que estos abrumadores deseos lo atormenten, eventualmente pasarían. O eso esperaba.

Claramente, no pasó. Eren Jaeger sospechaba que la vida le iba en contra. Aquello lo confirmó el mismo sábado cuando se topó con sus amigos. Sus amigos, con Armin, quién usaba ese atrayente perfume.

Cómo sea, ya no pretendía excusarse consigo mismo. De cualquier forma, no era la primera vez que se planteaba la idea de hacer cosas que iban más allá de la amistad con el rubio, así que para qué escandalizarse por una calentura...

Por ahora esperaba que Armin no se diera cuenta. Y si así fuera, entonces que no lo despreciara o intente alejarse de su lado.

—Uhm... ¿Eren? ¿Estás bien?

La vocecita del rubio lo sacó de su monólogo interno, podía sentir su mirada sobre él. Quizás ya se dió cuenta, tampoco lo estaba disimulando del todo bien...

—Eh... ¿sí? ¿Por qué?

—No has hecho cosas como estas desde secundaria—Una pequeña sonrisa se formó en el rostro del más bajo mientras alzaba la mirada, sin tener intención de alejarse del muchacho de ojos verdes.

Ah, sí. Se la pasó la última media hora pegado como garrapata a Armin, abrazándolo y olfateándolo de a ratos. Ya se sentía como Ymir.

—Oh, perdón. Creo que ando nostálgico o no sé, jaja. Puedo alejarme si quieres.

—¡No hace falta, jaja! En realidad me gusta- sí, es decir, me gustan los abrazos así que...

—Claro, lo sé, y a mí me gusta abrazar~.

Entonces ambos rieron y Eren no estaba seguro de qué movimiento dar.

Suerte para él, aparecieron Connie y Jean con cuatro botellas de cerveza, dos vodka y jugo de limón.

Su juntada transcurrió como siempre, quejas sobre el trabajo, sobre el estudio, sobre las relaciones y lo mucho que extrañaban la secundaria. Gradualmente casi todos estaban algo ebrios, pero lo suficientemente sobrios como para llegar a sus hogares quiso pensar Eren.

Al final solo quedaron él, Armin y Mikasa en el apartamento que compartían los dos últimos. La chica ya estaba desplomada en su habitación, por lo que al final de la noche solo estaban él y Armin.

Él y Armin... Prácticamente borrachos... Prácticamente solos...

Eren no lo estaba planeando, para nada. Pero el alcohol en su sistema lo llevó a actuar según sus deseos y al final terminó besando a Armin.

Él le correspondió, fue algo mutuo. Un choque de labios dudoso que gradualmente se convirtió en un beso apasionado, lenguas encontrándose y saliva derramándose por ambas barbillas.

No estaba seguro en qué momento, ni cómo, pero luego de un sin fin de besos y miradas, estaban en la habitación del rubio.

Primero fueron sus camisas las que cayeron al suelo, luego sus zapatos, seguido de sus pantalones y finalmente lo que cayó fueron sus cuerpos sobre el colchón.

La ropa interior no tardó en ser sacada; ambos demasiado absortos en el momento como para estar pensando en otra cosa que no sea tener sexo uno con el otro.

Eren estaba contento, feliz en medio de su borrachera de poder tener a Armin sin preocuparse por nada.

Armin gemía, las manos de Eren se arrastraban por todo su cuerpo, tocando sus piernas, sus muslos, su trasero, su pene. Lo masturbaba a un ritmo irregular, su pulgar pasando por la punta y jugando con líquido pre-seminal, su otra mano tocando sus testículos y su boca centrada en el área de sus clavículas, con su nariz enterrada en su cuello, aspirando el aroma que le provocó todo esto.

Armin yacía debajo suyo solamente aceptando y disfrutando lo que el castaño le daba.

Y Eren seguía feliz, aún sin preguntarse si Armin estaba feliz por su unión o solo estaba cediendo a un simple deseo carnal, ese iba a ser problema de mañana.

Luego de un rato el rubio llegó al orgasmo con una de las expresiones más sensuales que Eren había visto jamás. ¿Por qué mierda no había intentado algo con Armin antes?

Y así siguió, el favor le fue devuelto en forma de una de las mejores mamadas. Armin era tan bueno en todo.

—Armin... Armin...

El nombrado le observaba desde el lugar entre sus piernas, sus grandes ojos azules brillando en lujuria y Eren no podía soportarlo más.

Esa noche no se permitieron restricciones, y ambos cogieron por un largo rato antes de que terminasen agotados.

A la mañana siguiente Eren despertó sintiendo los rayos del sol de medio día, siendo acompañado por la esencia del perfume mezclado con su sudor. Entonces tomó su ropa, se vistió y se fue mientras el rubio seguía dormido, intercambiando miradas con Mikasa antes de salir del apartamento.

Si ayer estaba seguro de lo qué quería, cuando lo obtuvo, cuando lo deseó. ¿Por qué mierda ahora sentía tantas ansias de toparse con Armin...? La confusión era una porquería, pero ahora solo le quedaba procesar sus sentimientos y esperar que el rubio no lo esté odiando cuando despierte.

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⏰ Última actualización: Feb 20, 2022 ⏰

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