Capítulo 1: Reminiscencia

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 "Recuerdo... lo que pasó hace tiempo...".

–... y es un jaque mate –se burló la mujer que se encontraba frente a Kaga mientras le mostraba una sonrisa gentil y a su vez soltaba una risita burlona.

Kaga soltó una exclamación y chasqueó la lengua, harta del desarrollo de la partida actual de shōgi.

Kaga, una de la más recientes adjunciones a la Flota Combinada del Imperio Sakura, una chica barco acorazado de la clase Tosa. De mirada dura y cabellos blancos, en los entrenamientos suele ser más rebelde que su hermana, pero era imposible negar que hacía notar a la perfección su ferocidad y fuerza. Sin embargo, en estos momentos la fuerza no servía de nada cuando tenías de oponente a una kitsune tan astuta como lo era Amagi.

–¡Y con ésta ya es tu décima victoria consecutiva! –exclamó Akagi, eterna admiradora de su hermana mayor mientras le daba un aplauso; en respuesta Amagi cerró los ojos y le sonrió mientras agitaba sus colas de color castaño oscuro.

–¡Eres una sucia... ! ¡Le tendiste una trampa a mi general de oro! ¡No es justo! –gruñó Kaga. Se había esforzado tanto en construir una fuerza de ataque difícil de contrarrestar solamente para ser derrotada por una artimaña.

–Te centras demasiado en la ofensiva. Tu destino ya estaba sellado cuando decidiste dejar a tu rey en el centro del tablero –señaló Amagi. No había duda que ella era una gran estratega, líder de su clase y para muchos un símbolo de fortaleza nacional.

Después de confirmar que tenía la atención de su oponente, continuó explicando:

–Solo digamos que ir a la ofensiva mientras aparentas estar a la defensiva para atraer a tu oponente puede ser en ocasiones una estrategia muy efectiva.

Amagi estaba igual que siempre, calmada y cariñosa. Su aura irradia una cálida presencia casi maternal: cuando alguna de las chicas se sentía mal bastaban un par de palabras y su sonrisa para devolverla al presente. Sus ojos amables te atrapaban de vez en cuando.

–Mírate, toda orgullosa y agitando tus colas... ¡Tuviste suerte de tomarme desprevenida! Te enseñaré... –replicó Kaga. Desde su incorporación a la flota, ella siempre había tenido cierta rivalidad con Amagi, siendo ambas kitsunes, estaba empeñada en demostrar que los acorazados eran superiores a los cruceros de batalla –. Vamos, ¡juguemos otra partida!

● ● ●

–¡Maldición! –gruñó una vez más Kaga frunciendo el ceño.

–Ésta es tu onceava victoria, querida hermana –anunció Akagi mientras tomaba el brazo de su persona favorita y sonreía agitando sus colas.

–Me temo que se ha vuelto un poco tarde... –declaró Amagi mientras su vista se posaba sobre el reloj en la pared –. Akagi, deberíamos regresar a casa pronto. No me gustaría obstaculizar los entrenamientos de Kaga.

–Oh, ciertamente –respondió Akagi mientras se ponía de pie.

–¿Qué, ya te vas porque estás asustada de perder ante mí? –preguntó Kaga con un tono irritado.

–Para nada, la cosa es que en dos días el Imperio Sakura tendrá su ejercicio naval anual, no te habrás olvidado de eso, ¿verdad? –respondió Amagi sonriéndole a la joven acorazado –. Por cierto, ya que hablamos sobre eso, ¿no crees que sería mejor si nos enfrentamos en un juego de guerra y no solamente un juego de mesa?

–Es cierto... –ponderó, su compostura volviendo a ella poco a poco –. Entonces tengamos una batalla real, y ¡veamos quién es la navío moderno más poderosa!

Así pues, Kaga se propuso a sí misma una nueva meta.

Mientras las hermanas de la clase Amagi ponían pie a su dormitorio, otra conversación se llevaba a cabo en otro lugar del Imperio.

–Hermanita, ya revisé la lista de los participantes de este año... ¡todos parecen muy motivados! ¡Estoy muy emocionada! –comentó Mutsu mientras daba un sorbo a su té.

La figura a la cual se dirigía yacía frente a ella, observando la luna y toda la capital desde la cumbre del Palacio Imperial.

–¿No te he dicho ya que te abstengas de llamarme «Hermanita» cuando hay otros presentes? –sermoneó Nagato mientras miraba de reojo a Kawakaze, su guardia personal.

Mutsu soltó una expresión de desilusión y reclamó en un tono infantil:

–Pero eres mi hermana así que, ¿por qué no puedo llamarte hermanita?

–Hmmm... Llámame como quieras –gruñó, no tenía suficiente energía para actuar con mano dura ante su hermana pequeña, soltó un suspiró y siguió –. Dejando eso de lado, tenemos la primera ronda de ejercicios en dos días... Espero que todo salga bien.

Llena de energía por lo que le deparaba el futuro, Kaga se fue a dormir temprano para así poder dar lo mejor de sí en los entrenamientos matutinos de los días siguientes. Así, entre entrenamientos y estudios, los días de los ejercicios navales llegaron.

–Yo soy Nagato, el buque insignia de la Flota Combinada, yo seré la jueza de los ejercicios navales de este año –anunció ante todo el público que estaba alrededor del templete preparado con antelación en la base costera de la capital.

Nagato se encontraba en el centro, parada con orgullo mientras los primeros rayos del sol acariciaban su rostro, el máximo exponente de la flota imperial y sin dudas el acorazado más poderoso del Pacífico hasta ese momento.

–En estos tiempos tan turbios que vivimos... Debemos enfrentar amenazas desde todos los frentes, no solo del caos que las Siren están provocando, sino también de otras fuerzas alrededor del mundo... –, Nagato tomó aire mientras observaba las filas ordenadas de pie al escenario así como al público que yacía en las gradas –. Y debemos, ahora más que nunca, ¡volvernos una sola fuerza! Debemos mostrarle a nuestros enemigos que la flota del Imperio Sakura, ¡es más fuerte que nunca!

Todos los espectadores escuchaban con atención, el orgullo corriendo por sus corazones.

La nave capital de la Flota Combinada, sacerdotisa sagrada del país de los cerezos, Nagato, dirigió su mirada a todos los navíos que atendieron el evento.

–La mejor combatiente del equipo ganador de los juegos de guerra de este año será nombrado como la siguiente buque insignia de la Flota Combinada. –finalizó.

Expresiones de asombro y exclamación hicieron eco entre las filas congregadas: ésta última declaración sorprendió a todos los participantes.

–¡La siguiente buque insignia... ! ¡¿De la señorita Nagato?! –pensó Kaga asombrada.

–¡Silencio! –advirtió Mutsu, quien irónicamente apenas podía contener su emoción. La señorita Nagato había vuelto a su asiento mientras su hermana tomaba el micrófono y continuaba con la ceremonia –. Ahora anunciaré las composiciones para los equipos de este año... la comandante del equipo rojo será... ¡la crucero de batalla Amagi! Y la comandante del equipo azul será nada más y nada menos que... ¡la acorazado Kaga!

Una ronda de aplausos se escuchó en todo el lugar.

–¡Muy bien! Amagi, ¿estás lista para la revancha! –soltó para sus adentros Kaga mientras Mutsu continuaba hablando.

La ceremonia continuó y se explicaron las reglas, los desafíos así como las ubicaciones de los ejercicios. Después de repasar todos los detalles técnicos, tanto los organizadores como participantes se encontraban ansiosos de dar inicio de manera oficial a lo que, de acuerdo a muchos, es el evento más esperado de la nación.

–Los juegos de guerra de este año decidirán el futuro de la gloriosa Flota Combinada –declaró Nagato como última ponencia de la ceremonia –. Quiero que todas tengan presente esto en su mente, ¡quiero que muestren lo que son capaces de hacer y que peleen con todo lo que tengan! Ahora... los juegos de guerra de la Flota Combinada, ¡comienzan!

Los cañones de la defensa costera estallaron con un gran estruendo, los rastros de sus proyectiles mostrando los colores del Imperio, los aplausos y gritos de celebración no se hicieron esperar y las filas de participantes comenzaron a moverse manera ordenada a sus posiciones designadas... La guerra había comenzado.

Ecos CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora