Capítulo 2: Juegos de guerra

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Los ejercicios navales que realizaba el Imperio Sakura anualmente tenían el objetivo de fortalecer su poder como flota, era el momento ideal para explorar nuevas tácticas, probar armamento experimental así como también reconocer fortalezas y debilidades de cada una de las integrantes de la Marina Imperial.

La dinámica de los juegos de guerra variaba con los años, en eventos anteriores consistía de capturar zomas marítimas específicas, en otras ocasiones el objetivo era la dominación o supremacía de un equipo por sobre el otro; este año era un poco más simple: los equipos serían colocados en el mar y combatirían por rondas cada día, ¿la condición de victoria? La derrota de la buque insignia de cada ronda. Durante cada día habrá rondas en las que se enfrentará una combatiente del equipo rojo contra una del equipo azul.

Amagi no perdió el tiempo y se adelantó de inmediato una vez iniciado el juego, avanzando con gracia a través de los barcos producidos en masa de tal manera que parecía una patinadora sobre hielo, surcando las aguas mientras consideraba sus tácticas.

No le tomó mucho tiempo a la líder del equipo rojo encontrar a su presa.

Hatakaze se encontraba rodeada de su propia flota en completa calma, había estado disfrutando de un par de caramelos hasta que observó por el rabillo del ojo una fuerza inminente.

–Vaya, no esperaba que la comandante del equipo rojo apareciera frente a mí –dijo con calma mientras se acomodaba los lentes y escondía los envoltorios de dulces en el interior de su kimono.

–Un ejercicio naval no es lugar para holgazanear –señaló Amagi mientras veía a la torpedera –. Además Kaga se podría desesperar si no hago acto de presencia...

–Aún así, debes sentirte muy segura de ti misma como para ir a la vanguardia personalmente... Esto no es solamente un juego de guerra para ti, ¿verdad?

–Puede ser... lo cierto es que me gusta crear nuevas estrategias y comandar, pero jamás he dicho que sea una mala combatiente –, Amagi sonrió.

–Por supuesto, que bueno que no soy tu enemiga... –la representante del equipo azul preparó sus torpedos –. Pero, aquí estoy, bloqueando tu avance, tal y como lo haría un enemigo. Si deseas pasar... ¡Primero debes derrotarme!

Los pequeños cañones provenientes de los destructores producidos en masa abrieron fuego contra la unidad de ataque del equipo rojo, Amagi esquivó con maestría los disparos dirigidos hacia ella mientras daba órdenes a su flota.

–Entonces tengamos un buen combate... –, Amagi soltó una risita, su naturaleza kitsune floreciendo.

El combate continuó por algunos minutos más. Los torpedos letales de las fuerzas del frente del equipo azul probaron ser dañinos, llevándose con ellos a dos de los buques de escolta de Amagi. Los destructores son navíos de guerra veloces, su fortaleza no es su armadura o cañones, sino su facilidad para maniobrar en el mar.

Amagi lo sabía, no hacía falta más que un sólo proyectil en un buen sitio para disminuir a chatarra los barcos de producción masiva. Lo único que debía hacer es cuidarse de los torpedos; el calibre de la batería principal de los destructores era demasiado bajo como para representar un peligro serio ante el blindaje de los barcos capitales, sin embargo un torpedo bien colocado podría hacer colapsar hasta al acorazado más poderoso. Momentos después, era evidente que un equipo se alzaba con la victoria.

–Se acabó... –reconoció Hatakaze que yacía arrodillada en el agua, sus barcos se hundían y el humo llegaba al cielo mientras se ponía de pie –. No hay nada que pueda hacer cuando me enfrento a una potencia de fuego superior.

–Aún así cumpliste con tu deber bastante bien. –declaró Amagi mientras le ayudaba a sacudir los escombros de su ropa.

–Amagi... ¿realmente quieres hacerlo?

Ecos CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora