Caminaba a paso rápido para llegar a mi casa, eran ya las 01:04 y me faltaba poco por llegar, no podía parar de pensar en el padre de Hazel y su hermana pequeña ¿Dónde estará? El frío me estaba matando, pero ya llegué a mi casa.
Por fin -Subí corriendo las escaleras pero la presencia de mi madre encendiendo las luces me interrumpió.-
¡Vincenzo!
Esa voz de enojo era algo terrible de escuchar principalmente porque era la única que escuchaba por parte de mis padres, ya que nunca me hablaban con cariño o demostrándome orgullo hacia mí. Siempre era Oliver y su egocentrismo
¿Sí mamá? -Volteé para verla, su cara de enfadada era terrible.
¡Baja en este momento!
¿Qué pasa?
¿Perdón? ¡Son las 01:04! ¿Qué haces llegando a estas horas?
Mi rabia aumentaba, sabía perfectamente la causa del porqué me lo preguntaba, esta noche vinieron la familia Greco, una familia italiana residente en Alemania hace 5 años. Es una de las familias más ricas de Europa y claramente, iban a hacer negocios con mis padres y el que yo no estuviese allí fue un acto vulgar para ellos.
¿Por qué te importa? -Mis ojos se empezaron a inundar, mis puños se apretaban mientras mi corazón se contraía para explotar en dolor.
¿Porqué me importa? Vincenzo, hoy vino una de las mejores familias de toda Europa y tú no estabas ¿Estás consciente de la impresión que podemos darles? Vas a ocasionar que piensen mal de nosotros. -Empezó a subir las escaleras, llegó hasta mi lugar y acercó su mano para darme una cachetada pero no lo logró ya que bajé su mano.-
¿¡Qué?! ¿Y eso a quién le importa? Mamá, te importa más la opinión ajena que la mía ¿Qué dirá la gente sabiendo que tú tratas cómo la mierda a tus empleados y que prefieres a tu hijo menor?
¡Cállate Vincenzo Alessandro, que todo esto es por tu futuro porque esto es tu herencia!, das mala impresión a los demás porque fíjate que está bien actuar a la hora de lucrar.
-logró cachetearme con su mano con anillos.- Ya no eres un crío para tener que regañarte. -Bajo rápidamente las escaleras.- Hasta mañana.
Caminé rápidamente hacia mi cuarto para tirarme en mi cama y empezar a llorar. No me dolió su golpe, me dolió que le importara más el resto que yo, prefiriendo y poniéndolos como prioridad al resto, que a su propio hijo. Mientras hacía un mar de lágrimas en mi propio cuarto, siento cómo abren la puerta de cuarto y seco mis ojos para esconder mi llanto.
¿Vincenzo? Hola pequeño... ¿Cómo estás? -Esa dulce voz me relajaba tanto- ¿Quieres contarme qué pasó?
Hola señora Rosé, perdón haberla despertado ¿Ha escuchado mi discusión con mi madre? -Ella asiente mientras va acariciando mi cabeza.- Perdone, qué vergüenza
Mi niño, sigues siendo el mismo adorable chico de cinco años que conocí. No te vi cenando con los Greco ¿Todo bien? ¿Cenaste con alguien? ¿Comiste algo? Esos ojitos de osito no me pueden mentir.
Cené con una chica en su casa -Realmente confiaba en ella, porque siempre se ha preocupado por mi y cada vez que mis padres se olvidaban de mi, ella era la primera en estar conmigo jugando a los dinosaurios, viendo películas, pintando juntos y contándome cuentos antes de dormir. Cosa que mis padres hacían cada vez que recordaban.
Ay ¿En serio? Cuéntame ¿Cómo se llama? ¿Vive por acá? ¿Es tu amiga? -Sus ojos de ilusión, emoción, ternura y curiosidad eran impactantes, me hacía sentir importante.
Se llama Hazel, no vive por acá, ella no es rica como nosotros, la verdad es que es la chica que me gusta desde hace un año ¿Te acuerdas de ella?
¡Pequeño, te animaste a hablarle! Ella te gustaba desde que ibas en segundo año de preparatoria, claro que sé quién es ¿Sigue estando en la misma clase que tu hermano? -Recordar que Oliver estudiaba con ella me hacía pensar que ella algún día se podía fijar en él y era una gran posibilidad. Guapo, deportista, popular y sexy. -
Si, ella sigue en esa clase ¿Puedo preguntarle algo?
Claro que si pequeño.
¿Usted cree que ella guste de mi hermano?
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Parte de ti
Teen FictionHazel Schulz está cansada de otro año nuevo en la preparatoria, hasta que este año, lo que era monótono se volvió un país de las maravillas con la llegada de un artista lo cambió todo. Vincenzo Pasquarelli no esperaba este cambio, esta nueva impresi...