El Mafioso y el tigre

Parte Única

Ser un mafioso no es nada fácil, es algo realmente duro y sobre todo estresante. Si bien las ganancias que se consiguen son muy buenas, pero no cualquiera está hecho para ese tipo de vida.

Debes ser una persona fría, calculadora y sobre todo manipuladora, que esté dispuesta a todo para sacar adelante el negocio, ya sea vendiendo drogas o armas, cometiendo secuestros o extorciones, realizando asesinatos o cualquier acción por mas ilegal o siniestra que sea.

Es un trabajo de tiempo completo, bastante exigente y cansado en el que cualquier error por más mínimo que sea puede costarte la vida. A pesar de todo eso para Gojo Satoru ser un mafioso no es la gran cosa.

Gracias a su ingenio y su fuerza logro convertirse en el jefe más joven de la mafia, ocupando el primer lugar de las organizaciones criminales más peligrosas y sanguinarias. Y aunque puede considerarse como la persona más fuerte, inteligente, temida e importante del mundo, piensa que su vida es una total basura.

Satoru se siente vacío sin importar su posición como jefe de la mafia, no es su cosa favorita del mundo. Tener que estar alerta todo el tiempo para no terminar muerto a manos de alguna organización rival o en prisión es agobiante.

Su única parte favorita de todo aquello además de sentirse como un dios cuando algún iluso le suplica que tenga piedad o el hecho de poder conseguir cualquier cosa que él quiera, es cuando finalmente puede regresar a casa y ver a su amada mascota.

-~Yuuji-kun tu amado dueño esta de vuelta~- Canturrea Satoru nomas entrar a su mansión

Los tintineos de un cascabel no se hacen esperar, resuenan por los pasillos del lugar dejando ver a un gran felino de pelaje rosado y un collar rojo con un cascabel que corre con entusiasmo hacia Gojo, quien lo espera con los brazos extendidos.

Yuuji da un salto hacia su dueño para que este lo atrape pero al ser tan pesado solo termina aplastando al albino con su gran cuerpo.

-Gojo- sama- Dice un hombre preocupado intentando acercarse a su jefe, pero el rugido de un molesto tigre le hace detenerse

-No se... preocupen... estoy bien...- Suelta Satoru entre jadeos bajo el peso del gran felino –Yuuji, ¿Cuántas veces te he dicho que de esta manera eres más pesado? No creo que mi cuerpo este hecho para cargar a un tigre de 320 kilos-

Yuuji solo baja sus orejas y se aparta de su dueño, ahora se siente culpable por casi asfixiarlo con su peso. Avergonzado con la cabeza baja y la cola metida entre sus patas regresa por donde vino. A Satoru le toma un tiempo recomponerse y vuelve a llamar a su mascota.

El tintineo del cascabel vuelve a escucharse pero en vez del gran tigre, quien regresa ahora es un jovencito pelirosa con lindas orejitas de tigre sobre su cabeza y una larga cola rayada.

El chico se acercó un poco tímido a su dueño pensando que estaría enojado, pero al verlo tan calmado y escucharlo hablar tan empalagoso como siempre supo que ese no era el caso, automáticamente toda su confianza y energía volvió.

Sus orejas de felino se irguieron y su cola comenzó a serpentear en el aire, Yuuji salto de nuevo hacia Satoru quien esta vez sí lo atrapo correctamente entre sus brazos.

Itadori se frotaba gustoso contra su amo sin dejar de ronronear mientras Gojo le acariciaba la espalda y dejaba algunos besos sobre su rostro.

Sin duda la parte favorita en el día a día de Satoru era cuando tenía a su pequeño tigre entre sus brazos. Itadori Yuuji era un hibrido de tigre que el albino había comprado en una subasta por puro capricho y curiosidad pero termino amándolo con toda su alma.

-----------------------------

Ese día Satoru iba de regreso a casa después de haber eliminado personalmente a un par de individuos que habían intentado invadir su territorio, aunque se encontraba en la parte de la ciudad que se consideraba como "la zona oscura" por la gran cantidad de delincuencia y negocios ilegales que se llevaban a cabo ahí, había bastante gente reuniéndose alrededor de un local.