Dolores y Camilo

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- Yo puedo explicarlo, señora alma..-

- No hay nada que explicar Isabela.- interrumpió alma mirando a la muchacha.

En el momento, Alma se llevo a Isabel a su oficina en lo que Mariano tuvo que atender a Mirabel y "hermo" se mantuvo vigilando.

- Sabes que eres perfecta solo por eso te deje trabajar acá a pesar de tus problemas de ira, ¡tienes que ser perfecta Isabela! Eres bonita, joven, con buen cuerpo, estas en los estereotipos de belleza, debes seguir así y controlar tus problemas de ira...

Se tomo una pausa mirando a Isabela la cual solo tenia su mirada baja escuchando aquel regaño sin quejas.

- No puedo tener una nieta con problemas, sigue con tu esfuerzo, necesitamos que este lugar sea perfecto, y en ello, que tu también... Ya puedes irte.

- Esta bien, abuela, digo, jefa.- Respondió obediente sin objeciones.

Isabela se acercó a la puerta tocando la manilla, más antes de salir miro de reojo a su abuela, tenia unas dudas y sentía que tenia derecho a saber por lo que suspiró tomando el valor para hablar.

- Por cierto, ¿quien era el chico que me separo a mi y a Mirabel? ¿Hermo?

- Un guardia, llego una nueva paciente la cual es algo peligrosa así que ahora habrán unos pocos guardias por acá, en especial ese chico ya que según dijeron que el es el único capaz de "calmarla" pero eso no te debe de importar, solo te lo dije para que estés informada y-..

No terminó de hablar por unos gritos, en aquella oficina Alma tenía unas cámaras de las habitaciones de los pacientes, entre las pantallas se logro diferenciar la habitación de la paciente "Dolores" en medio de una crisis, Isabela apenas vio por la cámara a Dolores tirada en el piso gritando salio de la oficina para poder correr lo más rápido posible a la habitación de su paciente, a pesar que solo debía ser eso, Isabela se había encariñado con aquella muchacha, no la consideraba alguien quien cuidar, si no su amiga por ende la alertaba mucho más.

En la habitación de dolores solo se escuchaban fuertes gritos junto con rasguños, Isabela llego a la habitación entrando rápido así viendo a la muchacha de rulos tirada en el suelo mientras se tapaba los oídos en lo que pasaban demasiadas lágrimas por sus mejillas.

- ¡Dejen de hablar! ¡¡Dejen de hablar!!- Gritaba con desesperación con más lágrimas teniendo así su voz rota de los momentos que llevaba llorando.

Isabela con preocupación se acerco a ella abrazándola fuertemente dando caricias en la espalda de su contraria intentando calmarla.

"Tranquila, estoy acá, todo esta bien, yo te ayudaré"

Eran las palabras que repetía constantemente la doctora en su intentó de calmar a Dolores la que solo se veía alterada aún. Isabela soltó un suspiró, en su vata tenia un pequeño frasco con los medicamentos de dolores junto con un calmante, pues todos los de personal médico tenían de estos por si el paciente pierde el control. De manera disimulada la doctora saco aquel calmante para inyectar este en dolores la cual estaba inmóvil por el abrazo, así a los segundos los gritos de dolores pararon empezando a quedarse adormilada, pero aún así Isabela no dejaba de abrazarla.

‐ perdóname. -Susurró suavemente llevando a dolores a su cama para recostar a la chica en esta.

Dolores aun seguía despierta pero su cuerpo estaba inmóvil por el calmante pero aun asi hizo sus esfuerzos para tomar la mano de su doctora.

- Odio este poder, puede ser útil pero no me gusta, nunca dejan de hablar, muchas veces la gente dice estupideces y tengo que oír todo... Amaría poder perder este "Don" - Diría antes de terminar dormida sin soltar la mano de la contraría.

Todo paso muy rápido y aun así para la doctora se le hizo que todo paso bastante lento, sin notarlo soltó unas pocas lágrimas, le dolía ver a Dolores sufrir de esa manera cuando la paciente era alguien muy tranquila, le Dolía mucho ver a su mejor amiga odiando su enfermedad la cual confundía con un don, su única amiga y la única persona con quien sentía que no debía ser Perfecta para agradar.

Mientras tanto en la habitación de al lado, había un muchacho de cabello con rulos mirando por la ventana con total tranquilidad en lo que se habría la puerta por lo que este volteó levemente observando a Felix por lo que sonrió de manera ligera.

- Bien, buena tarde, ¿quien eres hoy? -Diría aquel psicólogo  de manera tranquila.

- ¿Denuevo esa pregunta? Soy camilo señor felix, espero algún dia saber porque siempre pregunta lo mismo.

El muchacho se mantuvo tranquilo con una sonrisa, aquel psicólogo había entrado con una libreta donde anotó unas cosas luego de aquella respuesta y se acerco a la cama para sentarse haciéndole señas al muchacho para que se sentara a su lado el cual entendió y fue a la cama, Camilo veía a aquel señor como un amigo o alguien de confiar, por lo que nunca se quejó de su atención y siempre obedecía.

- Bien Camilo, tu ya sabes preguntas regulares, ¿como estas? ¿Has notado cosas extrañas? ¿Algún sueño raro? ¿Has tenido dolores en el cuerpo?

Camilo quedo en silenció unos momentos, siempre hacían las mismas preguntas sobre su estado lo cual le extrañaban, incluso este no entendía ni porque estaba en ese lugar, pero si estaba seguro de algo, preferiría estar en aquel lugar que en un orfanato.

- Todo bien, no ah pasado nada extraño a excepción de la habitación, a veces las cosas cambian de lugar cuando duermo, no recuerdo mis sueños y esta vez tengo un daño en la pierna, creo que me golpeé o tal vez un daño que me hice mientras dormía.

Las respuestas siempre eran las mismas, Felix solo anoto en su libreta, por más que aquello parecieran sucesos anormales, el psicólogo sabia perfectamente que esto se debía por su cambio de personalidad, pues cuando el "dormia" otra personalidad controlaba el cuerpo y hacia cosas. Al terminar de anotar este siguió con sus preguntas pero no era todo, Felix tenia cierto cariño a Camilo por lo que siempre al terminar las preguntas hacia pequeñas actividades con el para que pudiera relajarse, y en aquel momento lo saco se la habitación para que caminarán por los pasillos del lugar, como Camilo era tranquilo y Felix le tenia confianza, era normal que a veces lo sacara a dar caminatas, después de todo, el muchacho no era para nada alguien malo o un peligro como para mantenerlo encerrado.

Hospital Psiquiatrico Madrigal //au Encanto [En Proceso] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora