Parte única

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Phillip "Pip" Pirrup era un chico común de 16 años, vivía en el pequeño pueblo de las montañas de South Park, no era tan relevante allí, solo era algo fastidiado por sus compañeros de clase por ser de Inglaterra pero nada más que eso

Damien Thorn era el mismísimo anticristo, primogénito de Satanás que había llegado al pueblo de South Park para crear caos y destrucción por doquier, pero cuando su padre no tuvo más ganas de conquistar el mundo, el tuvo que quedarse en ese pueblo de mierda conviviendo con gente que le caía mal y odiaba, supuestamente para llevar una vida "normal" su padre lo dejó en ese pueblo (por no decir que enrealidad Satanás no lo quería en el infierno por lo mal que se portaba con todos allí)

A Damien le parecía una mierda tener que estar allí con todos esos humanos insignificantes, le daban pena y hasta cierto punto asco, con vidas tan ordinarias que no sorprendían a nadie, le aburría ese pueblo y su patética gente, sólo esperaba el momento crucial para poder irse de allí cuanto antes

Pip y Damien no eran muy queridos en aquel pueblo ya que a ambos los veían como bichos raros, al inglés solo por ser inglés y a el anticristo por siempre andar de mal humor y quemando gente por dónde vea, ambos eran polos completamente opuestos pero aún así por azares del destino terminaron formando una amistad un tanto extraña, a Damien no le caía bien Pip pero aún así estar a su lado le daba una extraña paz

Y al rubio le gustaba la compañía de Damien por qué era su primer amigo de verdad en ese pueblo, siempre lo ayudaba en lo que necesitara aunque algunas de esas cosas solían ser ilegales, como adentrarse en un restaurante a media noche por qué el anticristo había olvidado una moneda allí o robar pintura en aerosol para después ir a hacer grafitis en el estadio de South Park

Pero por más ilegales y malas que fueran las cosas que Pip tenía que hacer por Damien, el era feliz, ayudando a su amigo si o si, algunas veces no estaba de acuerdo pero terminaba accediendo con facilidad, había algo en Damien que simplemente lo obligaba, o era que Pip era muy fácil de manipular o Damien lo controlaba para que le hiciera caso, como sea, ambos eran felices con su rara amistad, no era equitativa o por lo menos buena pero lo eran

Un día cualquiera, el rubio se encontraba en su casa de lo más común, tomando una taza de té y leyendo un libro frente a su ventana, no faltó mucho tiempo para que una roca de considerable tamaño impactará contra el vidrio, asustando al rubio y sacándolo de su paz, se asomó por está y observó a un pelinegro ya bastante conocido, tratando de llamar su atención desde el primer piso

- ¡Damien! Ten más cuidado amigo, casi rompes el cristal - reprochó, aunque más parecía unas simples palabras sin advertencia alguna

- Si Pip, como sea, baja a abrirme, ahí algo que debo mostrarte - habló el pelinegro - Está súper cool -

El joven Pirrup bajó a abrirle con una sonrisa en el rostro, por qué, por más que Damien haya perturbado su tranquila tarde de té siempre le gustaba tenerlo cerca, amaba la compañía pero casi siempre terminaba solo por una u otra razón, eso no le gustaba para nada pero tenía que aprender a sobrellevarlo como todo en la vida

- Hey Damien, no pensé verte hoy, ya que es domingo y tú prefieres dormir todo el día que estar aquí afuera - habló el inglés mientras abría la puerta de su domicilio y dejaba pasar al contrario, esté solo chasqueo la lengua y miro al rubio con algo de fastidio

- Yo no solo duermo todo el día tonto, hago cosas importantes también - se justifico

- ajá... ¿Que cosas importantes haces Damien? - le llevo la contraria al pelinegro

- Pues... Eso que más da, no es de tu incumbencia - se cruzó de brazos y frunció el seño - como sea, te quería mostrar ésto - de su bolsillo trasero saco un videojuego que se veía algo maltratado pero era funcional - se lo acabo de robar a un vagabundo, y es el que queríamos jugar así que no hay problema alguno - sonrió victorioso

"Encanto humano" [Dip]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora