La araña cruel

Capítulo 23: Un deseo es mejor que nada

"Soy la fuerza que divide el mar", resonó el grito de guerra de Percy mientras el tiempo se detenía. Ni Annabeth ni Clarisse procesaron lo que estaba sucediendo hasta que ya sucedió. Percy se había impulsado hacia atrás a través del abismo para luchar contra Polifemo. Ante sus ojos, vio a Percy atacar implacablemente al Cíclope y obligarlo a alejarse del puente, logrando mantenerse a sí mismo incluso sin la bendición de Poseidón o el impulso que recibió al estar en un cuerpo de agua, solo sus propios reflejos y la lluvia y situación dándole adrenalina.

Clarisse fue la primera de ellas en despertar de su aturdimiento. Tiró del brazo de Annabeth una vez más. "¡Vamos!" repitió, comenzando a arrastrar a Annabeth. "¡Tenemos que irnos!"

"¡No!" Annabeth luchó para liberar su brazo. "¡Tengo que quedarme!" Ella reclamó.

"¡No tienes que hacer una mierda! ¿El tonto quiere morir como su hermano? ¡Déjalo morir!" espetó Clarisse. "¡Tenemos lo que necesitamos, ahora vamos!"

"¡Entonces vete!" espetó Annabeth. "¡Regresa solo, usa nuestra nave! ¡No me importa! ¡Pero no puedo dejarlo solo!"

Clarisse apretó el puño, lista para golpear a la otra chica. Podría haber noqueado a la rubia por completo, si no hubiera cruzado el puente. "Malditos sean los dos... siempre pensando que pueden hacer lo que quieran...", maldijo, antes de correr hacia la orilla y hacia el Queen Anne's Revenge. "Bien, salvaré el campamento, ustedes dos siguen siendo egoístas".

xxxxxxxxx

Percy fue directamente responsable de aproximadamente un tercio de los movimientos que estaba realizando. Los otros dos tercios eran puramente ira y adrenalina. Por un lado, Riptide estaba creando un torbellino de muerte con cortes que se enviaban al menos tres veces por segundo. Con su otra mano, Percy estaba creando agua y enviándolos a cortar donde Riptide no pudiera alcanzar.

Eso no quería decir que Percy estaba ganando. Polifemo parecía más molesto por su propia furia que en realidad dañado por los ataques, ya que cada uno de los cortes de Percy solo logró cortar hasta la piel. Su piel era tan dura que Percy no pudo obtener suficiente fuerza para perforar la grasa del monstruo. La única parte blanda del cuerpo del Cíclope parecía ser su rostro, pero cada vez que Percy intentaba golpearlo, el monstruo seguía esquivando los golpes, sabiendo su debilidad. Sin embargo, en todas partes; casi impenetrable con la fuerza de Percy. Quizás esa fue la mayor bendición de Polifemo contra los semidioses, por qué era tan temido. Por esa razón, su mayor perdición fue el hecho de que todavía estaba medio ciego por Odiseo, lo que significa que tuvo dificultades para ver a Percy cuando intentaba golpearlo, algo que no era

Percy evitó un golpe en la cabeza y cortó el brazo del cíclope, antes de saltar sobre él y cortarle el pecho; de nuevo, sin hacer mucho daño. Percy luego saltó hacia el pecho del monstruo, mientras trataba de agarrar a Percy y lo pateó con todo lo que tenía. El monstruo tropezó hacia atrás contra la pared de la montaña, haciéndola retumbar. La combinación de lluvia y la falta de Vellocino hizo que la roca de la montaña se aflojara particularmente, enviando parte de ella sobre la cabeza de Polifemo, aturdiéndolo aún más.

" ¡Mátalo!" Riptide siguió gritando en la cabeza de Percy. " ¡Mátenlo muerto!"

Percy trató de complacerlo, enviando ola tras ola de agua de producción propia con tal fuerza que sacudió la montaña y siguió empujando a Polifemo hacia ella, enviando más rocas sobre él. Desafortunadamente, Percy sabía que eventualmente se quemaría, probablemente antes de que matara a Polifemo. Sin embargo, el dolor de ejercer tanto sus poderes apenas perturbó al hijo de Poseidón. Siguió lloviendo golpes, alternando ráfagas de agua con cortes de espada.

Desafortunadamente, pronto se le acabó la suerte. El Cíclope forzó un ataque y Percy no estaba preparado para ello. Empujó al semidiós lejos, en un árbol. La fuerza lo lanzó directamente a través del tronco, rompiéndolo. Percy se puso de pie, pero su visión se volvió espiral. Le resultó aún más difícil ver a través de la tormenta y la oscuridad. Le dolían los brazos por el esfuerzo, tanto con sus poderes como con su espada. Tenía ganas de darse por vencido.