Capítulo 20

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Dante llegó con Zeus al aeropuerto donde le estaban esperando sus padres. Por lo que le había comentado su tío, habían decidido esperar para llegar todos juntos a España. Tony y Bianca tenían cara de pocos amigos.

En silencio se subieron al avión y Dante cayó en la cuenta de lo difícil que tuvo que ser para Sonia el viaje a España. Estuvieron esperando unos minutos para despegar hasta que entró Aarón junto a su hermana. Zeus se levantó de su asiento en el que estaba ya acomodado.

—¿Qué hacéis aquí vosotros dos? —Les preguntó.

—Ir al entierro de nuestra tía, no sé, pero creo que es obvio. —Contestó Mónica.

—De ninguna manera, vosotros os quedáis aquí al mando junto a Camilo por si pasara algo.

Mónica no hizo más comentarios al respecto, sólo se quedó esperando a la respuesta de su hermano que no se hizo esperar.

—Papá no te enfades, pero ¿no sería mejor que fuéramos nosotros a España y tú te quedarás aquí?

Zeus no se lo pensó ni un segundo.

—Creo que no me has entendido bien. No estaba discutiendo contigo cuál era la mejor opción. Te estoy dando una orden Aarón y punto. Manténme informado.

Zeus volvió a su asiento sin mediar más palabra dejando claro a sus hijos que la conversación había terminado. Se veía que su heredero no estaba de acuerdo con la decisión, pero no podía contradecirlo por lo que enfadado salió de allí seguido por su hermana.

Unos minutos después el avión estaba rumbo a España.

—No seas tan duro con ellos, sólo quieren proteger a su madre. —dijo Bianca tras un rato en el que nadie dijo nada. Zeus se limitó a observarla, pero sin decir nada volvió su vista nuevamente al periódico que ojeaba sin leer realmente nada.

—Bianca no te metas. —le susurró su marido.

Dante permanecía en silencio sin prestar mucha atención a lo que sucedía a su alrededor. Llamó a uno de los asistentes de vuelo y les pidió que le trajeran el teléfono por satélite. Iba a marcar, pero se dio cuenta que no sabía cuál era el número de la Casa Cid, ni el de nadie aparte de su mujer.

Zeus que había apartado su periódico a un lado marcó el número y se lo pasó nuevamente acomodándose en el asiento y cerrando los ojos. Dio unos cuantos tonos hasta que por fin se escuchó una voz apenada, aunque seguía siendo cantarina. A Dante le recordó ese tono de voz que tanto caracterizaba a Sonia.

—Hola, soy Dante Gotti páseme con mi esposa, por favor. —Tras unos segundos de silencio el teléfono cambió de manos.

—Dante, ella ahora no puede ponerse. —Era Azahara para su decepción. —Tienes que llamar a tu hermana y decirle que venga a hacerle una autopsia a mi cuñada. Es urgente.

—¿Cómo está? —le preguntó alejándose un poco de los demás.

—Mal. Está aferrada a la cama en la que está su madre. Está siendo complicado. Y ahora, ¿me puedes explicar por qué ha venido ella sola?

—Porque soy imbécil, pero no eres a ti a la que le tengo que dar explicaciones.

—Está bien, no me meto. Por el momento. Lo de Caterina...

—Espera. —Dante se acercó nuevamente y le pasó el teléfono a su madre. Tras unos segundos en silencio en los que se dedicó a escuchar a Aza, Bianca le contestó.

—Lo siento mucho, pero será mejor que esto lo haga un médico de vuestra confianza allí. Jara lo está pasando un poco mal con el embarazo y Cate tiene que estar acompañándola porque sino a Taran o a Igor les va a dar un infarto cómo se queden solos con ella. —Silencio. —Sí, gracias sabía que lo entenderías. —De nuevo escuchaba a través de la línea. —No sé nada, pero me temía que algo pasaba. Nos vemos en un rato, un beso muy fuerte. Y lo siento mucho, sé que os teníais un gran cariño.

Saga Familia Gotti 7: Infierno (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora