Capítulo 2- A tu encuentro.

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– Disculpen la demora.

– No se preocupe Srta. Cielo, supongo que interrumpimos su noche. – La miró Don Luis Sánchez, su jefe, con expectativa de recibir una respuesta.

– Si, estaba de salida a una fiesta.

– ¿No se le ocurrió una respuesta más convincente?

Suspiró esperando que él llamado de atención culminara. Cuando por fin terminó la pequeña tertulia, una vez que cruzó la puerta y tomó asiento al lado de Sandy quién le sonreía tímidamente como demostrando que la entendía, sintió un gran alivio. El Ing. Luis Sánchez era una persona respetable y ejemplo a seguir para quienes laboraban con él. Puesto que una de sus cualidades es la empatía, el respeto y el amor, pero hay algo que no tolera, es la impuntualidad y las malas palabras.

– Es grato recibir a nuestro nuevo agente de mercadotecnia, el trabajará como líder del departamento de Ventas, hasta que nuestro director se recupere, estamos en plena pandemia, así que hay que agilitarnos.

– ¿Y marketing? – Respondió uno de los empleados. – Estamos incompletos, se acercan las fiestas de la ciudad, debemos aprovechar la temporada.

– Ese tema se manejará en una reunión entre su departamento y gerencia, por lo pronto deberemos hacer un esfuerzo para adaptarnos a la situación. – Respondió ante el reclamo de Francisco Pesantez, asesor de ventas que tiene mucha experiencia en su campo. Y muy conocido por cuestionar aspectos importantes de la empresa.

– Sin más que abordar el día de hoy, una vez manifestados los cambios para este mes, le doy la bienvenida al Ing. Roosevelt Andrade.

La presentación satisfacía a la intriga de muchas de las chicas que se encontraban presentes. Era como si les hubieran hecho un favor a una de sus mayores misterios por resolver. El aspecto del joven era hermoso, pese a lo oscuro que eran sus ojos, brillaban tiernamente, de pestañas largas como si se las enchinara, unos labios finos de color rosa, que al igual que sus ojos, eran bastantes destacables, dado que durante la hora de la reunión lucían impecables y mojados. De contextura gruesa, alto y con un rostro como si fuera sacado de Tik Tok, era una belleza algo única.

Pero esto no detuvo la inconformidad de Cielo, él seguía siendo un idiota, y decir que su descontento era pequeño es como decirles a tus padres que nunca has pensado en sexo.

– Así que Roosevelt, ja ja ja qué locura y de paso en mi único lugar de paz.

– Cualquiera que te escucha pensaría que amas tu trabajo. – Mencionó Sandy mientras la codeaba molestándola.

– ¡Hey! Yo amo mi trabajo, solo que a veces si me sacan de quicio- le sonrió de manera falsa, respondiendo a su amiga. – En fin, ya debo irme, tengo cosas que hacer.

– Si claro, cada vez que dices eso, es para refundirte en tus dibujitos chinos, libros e imaginaciones ficticios.

– Cada quién es feliz a su manera, tu siempre decides volver con tu ex, perdón novio. – Luego de haber frenado la nueva tertulia de la noche, salió corriendo como si fuera una niña, despidiendo a Sandi mientras sacaba la lengua. Cuando de repente se chocó contra el pilar que estaba de frente, aquel pilar que no vio por correr imprudentemente en un lugar donde estaba prohibido correr, las caídas siempre eran lo suyo, pero esta vez un líquido rojo corría por su frente y no era precisamente sudor.

– ¿Estás bien? – Preguntó Pablo, amigo y compañero de trabajo.

– Si solo que... – Se tomó la frente haciendo muecas del dolor, se había roto la frente. – Tranquila, no hace falta que respondas.

– No crees que es mejor levantarla y llevarla a enfermería que tratar de consolarla como una niña de pequeña. – Resonó la voz de Roosevelt, en el pequeño auditorio, dado que ya no había casi personas. Se dio paso entre los demás para acercarse a Cielo y tomarla entre sus brazos. Probablemente esta escena la hubiera entusiasmado, pero sus ojos estaban llenos de lágrimas, a causa del dolor.

– Gracias, al final del día parece que si eres algo decente. – Bromeó en la enfermería, mientras se reincorporaba luego de que la atendiera la enfermera de la empresa.

– Deberá cuidar su herida Srta. Raquel, procure no mojarla y desinfectarla cada noche, tome un paracetamol cada 6 horas, se recuperará con descanso.

– Enserio gracias. – Respondió ante la indicación de la enfermera.

– No hay de qué, es mi trabajo ayudar, ¿usted anda con ella? – Replicó dirigiéndose a Roosevelt.

– De hecho, no, pero puedo darle un aventón. – Perfecto, con su permiso, los dejo, tengo que pasar por mi pequeño, la niñera debe estar desesperada.

Salió tan pronto como se despidió, ahora solo quedaban ellos dos. Ella lo miró atentamente, de repente el ambiente ya no era tan incómodo. Verlo preocupado, aunque apenas se conocían, su acto la había conmovido. Comenzó a divagar a en sus pensamientos, recordando a un hombre con el que ella había salido anteriormente, sentía nostalgia ante aquel recuerdo cuando colapsó en el trabajo debido a la gastritis y terminó en una clínica. Ahí había recibido la visita de aquel hombre que ella había amado tanto y que también la miraba con esos ojos de preocupación. Entonces sacudió su cabeza ante ese recuerdo, como si con tal acto pudiese dispersar sus pensamientos.

– ¿Acaso te enamoraste de mí? – Le dijo burlándose de la cara de su Cielo, quién tenía un rostro que denotaba añoranza y deseo. – Ya quisieras. – Salió empujándolo de la entrada, pero entonces un aroma llegó a su nariz. – Tu perfume... se me hace conocido, no sé de dónde, pero... quizá fue...

– En el viaje a la playa. – Respondieron los dos al mismo tiempo, encontrándose con sus miradas, él de complicidad y ella de sorpresa.

– Pensé que después de ese día no te volvería a encontrar, hasta había olvidado tu ros... – Él la interrumpió con un apasionado beso.


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Gracias por leer esta historia, es mi primer libro narrativo, espero que les guste. ¡Saludos! 

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⏰ Última actualización: Feb 05, 2022 ⏰

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