Me levanté un poco confundido en una mañana de invierno, en mi celular brillaban los mensajes de mis viejos amigos. La sensación extraña de ya haber vivido ese mismo día se apoderó de mí, mis sospechas se confirmaron con el pasar del día. Ahora tenía la oportunidad de hacer las cosas distintas y tomar nuevas decisiones. Recordé que había un viaje programado.
- ¿Asistirán al viaje? - Pregunté en el grupo que tenía con mis amigos.
- Muy probablemente - dijo uno de ellos.
- Lo dudo, mi familia no dispone del dinero en estos momentos - contestó otro de mis amigos, mientras que dos más confirmaban su asistencia.
El tiempo seguía pasando como normalmente lo hacía, fui al viaje según lo planeado, me despedí de la persona más importante para mí y al terminar con todas las acciones que había cambiado de la historia, volví a casa.
La mañana siguiente desperté con los golpes de alguien en mi puerta, consideré que era mi madre, pero al abrirse la puerta noté que era un hombre con cabello rizado, pelirrojo, en un traje muy extravagante y un sombrero bastante llamativo.
- Recibí tu llamado, - dijo el hombre - lo cual es extraño, no recuerdo haberte conocido antes -. Dijo, dejándome sin saber qué decirle, recién despertaba y su presencia solo me tenía más confundido.
- Necesito agua para refrescar mis ideas -. Dije en medio de toda aquella confusión.
- ¡Qué extraña y magnífica casualidad, yo también tengo sed!
Recuerdo que nos dirigimos a la cocina, el silencio existente solo provocaba que tuviera miedo, él no dejaba de repetir que algo no iba bien y que su deber era ayudarme. Después de un tiempo intentando entender qué era aquello que estaba mal, el hombre vio su reloj de bolsillo y dijo que debía marcharse.
- ¡Espera! - grité -, ¡dime lo qué está mal!
Volvió a sentarse en las sillas que ocupábamos desde hace un rato, preguntó por mi día y escuchó atentamente lo que tenía para decir. Me escuchó hablar sobre la sensación extraña con la que había despertado anteriormente. Su cara cambió de expresión cuando me escuchó decir que había cambiado las acciones del día como forma de tomar beneficios de la nueva oportunidad.
- Amigo, lo que hiciste provocará que te olvide -, dijo el hombre levantándose de nuevo y dejándome más asustado y confundido -. Ahora debo irme, hay alguien esperando por mí.
Las cosas a partir de esta visita comenzaron a cambiar, en mi escuela nadie me conocía y en casa me tomaron como un ladrón que había entrado para llevarse aquello de valor que había ahí. No tenía dónde ir hasta que encontré un albergue semanas después, ahí fue donde aquel hombre extraño volvió a visitarme.- Lamento el retraso, mi agenda está ocupada últimamente -, rio de su propia broma -. ¿Cómo han ido las cosas? - Preguntó después de un tiempo.
- De mal en peor, soy solo un visitante en esta ciudad donde nadie parece recordarme -. Dije mientras me ahogaba entre lágrimas.
- Logro ver que ya eres consciente del problema en el que estamos.
- Sí, al parecer he dejado de existir.
El hombre del gran sombrero se puso de pie animándome a pararme también para conocer a una de sus viejas amigas, al parecer era quien lo esperaba en aquella primera visita. Su amiga era rubia, piel clara y un vestido que parecía de otra época. La joven parecía amigable cuando se dirigía a mí, dejaba en claro que podríamos conocernos más adelante.
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Los espejos del tiempo
Short Story7 espejos de distintas épocas, historias y pesadillas invaden la vida de un joven perdido en el tiempo que puede acabar con su propia vida.