Pov J
Closer de Tegan & Sara a todo volumen. Camiseta ya descosida que le robé a mi papá que adopté como pijamas predilecta puesta. Luces completamente apagadas, a excepción de la lámpara de mi escritorio. Termino lo que queda de mi cereal. Mascarilla ultra hidratante de pepino en toda la cara. Tengo el recuerdo intacto de cuando escribí esa entrada. No imaginaba que lo que pasaría después me pondría el mundo de cabeza. Ahora que miro hacia atrás, debí sospechar que algo estaba por venir, porque una constante montaña rusa seria una buena forma de describir mis emociones. Siempre siento "algo", bueno o malo, pero algo.
Pero ese día: nada.
Mi balanza de la templanza no se movía, ni calor ni frio, ni alto ni bajo, ni más uno, ni menos uno, cero. Era como la calma que existe antes de la tormenta. Estaba cómoda.
Definitivamente debí sospechar algo.
¿Recuerdan que cumplía años? Bueno, asi fue el 15 de diciembre. Es decir: dos días de esa última entrada.
7:00 a.m.
Sonó la alamar que programé en mi celular. Ya había un poco de sol entrando por las cortinas, el color que le ponía a mi cuarto parecía de película. Me estiré suavemente y me senté en la cama. Era 15 de diciembre y el solo hecho de saberlo siempre me pone en un muy buen estado de humor. Además, quería levantarme temprano para poder alistar todo para la noche.
7:10 a.m.
(Más o menos) puse una playlist que habíamos armado con L hace algún tiempo y en la que íbamos sumando canciones nuevas que ambas íbamos encontrando.
La que hiciera el mejor descubrimiento semanal musical se ganaba poder elegir si comíamos palomitas saladas o dulces la próxima vez que viéramos películas juntas. Suena tierno, pero no lo era. Se convirtió en un tema serio. L insistía en defender las saladas a capa y espada. (Que quede por escrito: sigo en descuerdo). Podíamos estar en la misma habitación y pasa hora en silencio, cada una con audífonos, buscando música en lo mas profundo de YouTube, como si fuera un tema de vida o muerte, con tal de que nuestras palomitas ganaran.
7:33 a.m.
(Creo). Me estaba bañando cuando tuve que saltar para salirme de la ducha, cubierta hasta los pies de espuma, porque el agua se puso h-e-l-a-d-a.
Manía importante: detesto bañarme sin calefacción. Cuando pude bañarme con el agua a lo que es para mi una "temperatura tolerable", salí en mi bata de baño. Ya debían ser las 7:50 a.m., y como si lo hubiera calculado, mis papás abrieron la puerta de mi cuarto cantando al unísono "Feliz cumpleaños.
Manía mega importante: detesto que abran la puerta de mi cuarto sin avisar.
Esta vez ninguna de mis manías alteró mi estado de animo. La primera la deje pasar porque en el momento me acordé de la escena en la que Emma se baña en Easy A, y amo esa escena. Y la segunda no me molestó porque ver a mis papás en la puerta, con globos, sonriendo como si se hubiera devuelto el tiempo y fuera aún una niña pequeña, me enterneció. Últimamente lo normal era verlos individualmente. Si mi mamá estaba en alguna habitación y mi papá necesitaba entrar, ella inmediatamente se salía. (Y viceversa). Era triste admitirlo, y es mucho peor escribirlo, pero, de lo contrario, discutían muchísimo.
Terminaron de cantar y los abracé con mucha fuerza (en todo sentido de la palabra, literal casi los espicho). Los abracé como intentando algo imposible, como queriendo unirlos. Cuando era niña decía que un abrazo era el pegamento universal, un pegatodo. Me imaginaba a la gente como sencillos rompecabezas, y cuando veía a dos personas abrazarse me imaginaba (y casi que podía ver) un chorrito multicolor que pasaba de uno a otro, uniendo todas esas piezas que tenían sueltas por dentro. Como creía que un abrazo podía adherir de vuelta lo que estaba a punto de quebrarse dentro de las personas, yo andaba abrazando a todo el mundo a toda hora. Y aunque no estaba completamente equivocada, porque he comprobado que a veces realmente funciona, esa pegamento lamentablemente no es 100% a prueba de balas. Hay cosas que se rompen y que ningún tipo de pegamento puede reparar.
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Sí, si es contigo (Jenlisa)
Teen FictionJ es una chica de alta posición social, amante del cine de antaño y de las cosas vintage, y enredada en una relación algo compleja con un chico bastante desagradable llamado Kai. L es una joven de clase media, quien trabaja en un café y es lectora v...