CAPÍTULO 4

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NO NE GUSTAN LOS ABRAZOS

El molesto ruido del despertador me saca de mi hermoso sueño, bufo y tiro el despertador contra la pared haciéndolo añicos.

Tras prepararme psicológicamente para salir de la cama, me dirijo al baño con la toalla en mano y me doy una ducha rápida.

Cuando salgo me coloco un pantalón blanco ajustado y un top negro con una chaqueta de cuero, me coloco mis zapatillas Vans negras y cojo la mochila, pero antes me arreglo un poco mi pelo negro azabache y r bajo hasta la sala dejando mi mochila en el sofá luego voy a la cocina doy un paseo buscando que comer y al final n decido por comer una barrita energética con agua como desayuno.

Subo y me baño los dientes, hago la cama y miro la hora, las 7:30, joder, me he levantado muy pronto. Puto despertador, pensé que lo había colocado a menos 15, como siempre... a menos de que...

¡¡Agh!! Le voy a matar. Me lo puso él, por eso papá aun no estaba despierto, se va a arrepentir.

Cojo el vaso vacío de mi mesa y me dirijo a mi baño. Lo lleno con agua súper helada y me dirijo a la habitación de Arakiel, abro la puerta y veo como está plácidamente dormido, y sonrió maliciosamente al ver que no tiene camisa, como siempre.

Me acerco sigilosamente y le tiro el agua helada haciendo que abra los ojos de golpe y de un salto para salir de la cama.

El agua le baja por su marcado abdominal, si no fuera mi penoso y estupido hermano diría que me liaría con él, pero como es mi hermano, para mi es horrible. Me rio al ver su enojada expresión y me duele el estomago de reír, recupero el aire y me siento en la cama pero me levanto rápidamente al sentir que toda la cama está mojada.

—¡Aygh! Dios tu cara fue increíble—me rio un poco y le miro, esta super enfadado.—Venga hermanito no seas un llorón—me burlo y luego se tira a mi, pero le esquivo, me tira almohadas y yo puñetazos, empezamos una lucha libre con almohadas y golpes. Gracias a las clases de defensa personal soy toda una profesional en golpes, parezco una guerrera y espía entrenada, a ver...literalmente lo soy.

Una, guerrera, espía y sicaria.
Lo se, conciencia.
¡Aych! Yo solo te recordaba.

—¡¡PAPA!!—Empieza a gritar como un loco.

—No lo despiertes, creo que hoy es su día libre—le regaño y me fulmina con la mirada, no me ha creído.

Papá entra y una almohada se estampa contra su rostro haciendo que yo y mi hermano nos congelemos. Cuando nos fulmina con la mirada, señalo a Arakiel y él a mi, con la misma rapidez.

—¡Ella me tiro un vaso de agua helada y ahora la cama esta mojada!—se queja como niño pequeño señalando la cama, ruedo los ojos y me cruzo de brazos.

—¡Me hizo despertarme a las 7! Pa, sabes que siempre me levanto a menos 15, ¿levantarme a las siete? ¡eso es un delito! Él...—me quejo pero soy interrumpida.

—Tienen 17 años, ¿no creen que meterme a mi es un poco infantil?—nos regaña y se cruza de brazos.

—¿No le piensas decir nada?—pregunto y él rueda los ojos.

Ah, ahora ya se de quien saque esa costumbre de rodar los ojos, culpa de él...

—Arakiel dúchate y baja a desayunar esto pero antes has la cama—lo señala y Arakiel le hace caso pero solo de ir a ducharse, mientras, me fulmina con la mirada, le regalo una sonrisa triunfante y le saco el dedo.

—¡Grosera!—me reprende mi papá, pero él es igual que nosotros, pero ha madurado un poco más para poder cumplir el papel de madre también, y lo admiro mucho por ello.

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