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Estaba a punto de salir por la puerta para adentrarme en las calles de las Vegas para ir a mi asqueroso trabajo de camarera cuando me di cuenta de que ago tiraba de mi sudadero negra.

-Yina, Yina- dijo la pequeña castaña con pecas llamada Melanie -¿luego me puedes comprar una gorra como la tuya?- dijo la pequeña niña de 6 años señalando mi gorra negra con el logo de Hollister obviamente falsa.

-Claro cielo pero me tengo que ir a trabajar y te tengo que dejar sola unas horas a sí que ya sabes no habrás la puerta a nadie y no hagas mucho ruido- deje acariciando su cabello para después darle un beso en la frente y cerrar la puerta detrás mi.

Amo a esa pequeña no es mi hermana y mucho menos mi hija ya que yo solo tengo 18 años pero al verla escondida de su padre que como me decía ella la maltrataba no puede evitar llevármela, lleva conmigo casi 2 años y es la única persona que puede sacar mi parte tierna, y no lo aguanto ya que vine aquí para dejar mi pasado y bueno creo que lo conseguí ya que llevo viviendo aquí 4 años sin molestias y ya tengo a Melanie como familia también a Lou mi mejor amiga de alguna forma aunque no me gusta encariñarme con nadie ya que me recuerda a todo lo que deje en Australia.

Llegue al asqueroso bar en el que trabajo a sí que me quite la sudadera quedándome en una camiseta negra de manga corta con vaqueros desgastados y encima un delantal que nos obligan a llevar y después de saludar a Jonh mi jefe salí a atender algunas personas, no había mucha gente a sí que la tarde se pasó rápido y al salir el último cliente del que recogí una buena propina deje el delantal y salí a la calle para volver a casa cuando recibí una llamada de un privado.

-Diga- dije seca.

-Yina Stones- pregunto una voz masculina.

-Depende de quién sea- dije con el mismo tono que había usado anteriormente.

-Dereck y ahora te lo diré por última vez ¿eres Yina Stones?- dijo con un tono por así decirlo burlón.

-Piérdete- y colgué muy orgullosa ya que después de montar mi vida en cuatro años no me la va a cambiar con una llamada.

En menos de lo que pensaba llegue a casa, eran aproximadamente las diez a sí que Melanie ya estaba dormida y todo estaba en orden a sí que me tome un vaso de leche que fregué subí las escaleras de caracol entré en mi cuarto intentando no hacer mucho ruido y me puse a leer algún libro que tuviera por ahí hasta quedarme dormida en las suaves y cómodas sábanas.

Me levanté de un salto con la misma pesadilla de siempre pero ha empeorado cada vez siento más impotencia respecto a el y después de la llamada me arruino el plan de mi mente formado en cuatro años enteros.

Una vez cambiada cogí mi bolso y me quede en la puerta esperando a esa niña castaña tan mona que llego como imitando me lo que me hizo mucha gracia ya que iba con unos jeans y una sudadera roja y la misma gorra negra que deje ayer en su cuarto, igual a la mía.

-Vamos tenemos que darnos prisa hoy por la noche he quedado- dije abriendo la puerta.

-Si no nos hubiéramos despertado a la hora de la comida no tendríamos tanta prisa, eso de despertarnos a las dos de la tarde no es bueno constando que al ser chicas hemos tardado una hora en arreglarnos para salir a por una muñeca- dijo ella indignada y demasiado sarcástica para tener seis años por decirlo de alguna forma.

-Bueno son las cuatro todavía hoy tiempo- dije y acto seguido salimos a las peligrosas calles de las Vegas.

Una defectuosa másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora