| COMPLETA | ✔️ BILOGÍA: EMISORA. LIBRO 1. [+18]
Alina Campbell admira desde que era una niña al chico más codiciado y deseado por todas: Matthew Henderson.
Un artista famoso que no solo es conocido por su melodiosa voz y su talento para componer c...
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Alina.
Si pudiera expresar lo que mi vocesita interior gritaba con desesperación, ahora mismo Matthew me creería una loca obsesionada, pero sencillamente no podía creerme lo que de su boca emanó:
«—Te encontré, 60544»
¿Él?, ¿encontrarme a mi?
—¿Es ella? —preguntó Preslie. Su representante—. He estado escuchando cientos de comentarios de chicas diciendo que ellas son 60544.
Matthew negó con levedad sin apartar su mirada de mi, sus ojos oscuros mostraban posesión, control, cómo si hubiese encontrado el tesoro más buscado por los exploradores.
—Es ella —afirmó.
Preslie me miro de nuevo, desconcertada de que el castaño no me quite los ojos de encima. Miro a mis padres.
—¿Son los padres de la chica 60544?
—Se llama Alina Campbell —corrigió mamá con recelo—. Sí, somos sus padres.
—¿Alina? —inquirió Matthew.
—Alina —afirmé—, no 60544.
Una risa emanó de su boca, entre burlón y divertido.
—Lo lamento, no pude preguntarte tu nombre ese día, solo escuché ese número: 6-0-5-4-4 —deletreó fingiendo haber recordado dicha sucesión numérica.
—Es mi número de empleado.
—¿Eres la empleada 60,544?
—Básicamente —asentí, el asombro se dibujo en su rostro angelical.
—No quisiera romper este momento tan esperado —habló Preslie por lo que Matthew se digno a mirarla por primera vez en ese rato—, los guardias no podrán evitar que las fans se acerquen por mucho tiempo.
Mire a espalda de Matthew a la multitud de chicas siendo retenidas por varios hombres vestidos de negro, estaba tan perdida en el precioso color de sus ojos que mi sentido auditivo aisló todo el alboroto a nuestro alrededor.
—¿Gustan acompañarnos?
—Matthew —regañó Preslie pero él la ignoró olímpicamente.
—¿Qué dicen?
Mire a mis padres, sus miradas eran tan indescifrables, me decían que tomara la oportunidad pero a la vez me decían que algún otro día.
¿O es mi imaginación?
—Eh, no quiero causarte problemas.
Preslie lo miro.
—En alguien cabe la cordura —alardeó la rubia con sarcasmo.
