Presagio

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–¡SHINOBU KOCHO HA MUERTO –anunció el cuervo que sobrevolando encima de él. Por una milésima de segundo se quedó petrificado.

–No es cierto, mientes –le gritó al cuervo.

–Ha muerto –volvió a pronunciar.

–No es verdad...ella está viva –le peleó.

–Ha muerto, ha muerto, ha muerto –repitió sin parar.

–¡Ya basta! –ordenó.

Agarró su espada y apuntó a su dirección–. Si no te callas te cortaré la cabeza –le dijo decidido.

–Shinobu Kocho...

El el cuervo no puedo terminar la frase, de un saltó con su espada lo partió en dos.

Se acercó hasta el cuerpo destrozado del animal, qué había caído a unos pocos metros de él, lo agarró de la parte del cuerpo en la que se encontraba la cabeza.

–Ha muerto... –pronunció con su último aliento.

Pego un salto abriendo los ojos, se quedó sentado sobre su futón. Estaba sobre saltado, se volvió a estirar poniendo sus brazos sobre sus ojos.

"Otra vez la misma pesadilla de mierda".

Había pasado un tiempo desde que había tenido aquel Sueño. Que de verdad llego a pensar que había logrado liberarse.

No creía en los presagios, pero estaba vez se había sentido más real que antes y nunca había llegado a matar a su cuervo, siempre despertaba antes de que eso pasará.

A pesar que no había amanecido aún se levantó. Necesitaba saber que ella estaba bien o no podría quedarse tranquilo.

Caminó por los pasillos de la finca hasta su habitación por suerte estaba casi al lado, pero antes que fuera consiente que iba golpear la puerta tuvo la noción de la estupidez que estuvo a punto de hacer.

Sin embargo, le gustaría entrar y preguntarle si se encontraba bien, seguramente lo tomaría como un loco y ya bastante tenía con el hecho que lo encontrará un raro. Por otra parte desde que había vuelto de visitar a su maestro de verdad se estaba llevando mejor.

La puerta se abrió de repente dejando a la vista a una Shinobu, adormilada y desaliñada.

–¿Qué sucede? –dijo frotándose los ojos.

Qué excusa le podría dar a la tanta de la madrugada.

–La verdad que quería un vaso y pase a ver si estabas bien –atinó a decir.

–Claro, estaba durmiendo. ¿Tú estás bien? Te vez pálido –le respondió más despierta.

–Sí, solo me levante por agua -dijo rascándose la cabeza–. Lo siento si te desperté, ya me voy.

Pero, para su sorpresa Shinobu lo agarró de la manga de su kimono haciéndolo entrar a su habitación.

–Acuéstate –le ordenó.

Le hizo caso a pesar de no entender muy bien que estaba haciendo. La chica insecto abrió el armario de su habitación sacando una frazada y una almohada, y se los entregó.

–Gracias –pronunció aún sorprendido.

Ella asintió sonriendo de manera comprensiva mientras volvía a recostarse sobre su futón a unos metros de él.

–Tamioka-san, me puedes decir qué soñaste para traer esa cara.

–¿Cómo lo sabes? –le respondí un poco cohibido.

–No lo sé...puede ser la intuición de las esposa amnésica –bromeó.

》He tenido pesadilla conozco la cara –reconoció en un tono más serio–. ¿Quieres hablar de ello?

Shinobu, estaba recostada mirando hacia el techo, él no pudo evitar voltear su cabeza para mirarla de perfil.

–No quiero que lo escuches–. No era capaz de repetir esas palabras, menos en frente de ella.

–Soñaste conmigo verdad­ –intuyó, para su sorpresa.

–Algo así.

–Por eso viniste a mi habitación.

–Sí, lo siento no quería despertaste –dijo un poco avergonzado de molestarla.

–No importa, Tamioka-san -dijo quitándole importancia–.Trata de volver a dormir aún es temprano.

–¿De verdad está bien qué duerma aquí?–, lo que menos quería era volver a incomodarla.

Ella se voltio y por primera vez sus rostro se encontraron de frente.

–Ara, ara, Tamioka-san, no me aprovecharé de ti, puedes dormir tranquilo –molestó.

–No estoy seguro de que me agrade la idea­ –soltó sin darse cuenta.

Shinobu frunció el ceño-. No empiece –lo regañó–, me puedo arrepentir.

–Lo siento aproveche mi oportunidad –le siguió el juego.

–Por lo menos sirvió para que sonrieras.

–Te puedo preguntar algo –le dijo.

–Claro Tamioka-san, dime.

–Ya sé que es por la pesadilla,pero porque me dejaste entrar a tú habitación, hasta dormir en ella, no te quiero cuestionar –intento formular sin mucho éxito.

–Sabes cada vez que he sentido que ya no puedo más sales de la nada y me ayudas, no me parece justo no hacer lo mismo por ti­ -se quedó en silencio uno segundo antes de hablar­–, y sé que piensa que de todas formas es extraño porque siempre evito que te me acerques. Pero, no te odio y no me desagradas, eres una buena persona, es más me gustaría ser tan bueno como tú.

No pudo evitar levantarse y recostarse a unos centímetros de ella.

–Te prometo no dejar que abuses de mí, solo quiero sentir que estas cerca –habló antes de que ella pudiera reclamar.

–No te preocupes, respeto tu distancia –dijo ella sonriendo.

Él sonrió. Los dos se quedaron recostados mirando al techo, estiró su brazo, logrando rosar sus dedos con los de ella; tan finos y delicados y, de apoco de forma fortuita terminaron envolviendo sus manos.

Ninguno dijo nada, no era necesario, simplemente se entregaron al sueño.

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Hola hermosas criaturas 💕

No tenía pensado publicar esto hoy, pero me dije ¿por qué no?

Bueno lo que más me importa ahora es que se noté que van avanzando.

Y por último vuelvo a publicar los fines de semana.

Besos y los quiero💫

Aquí estoy, Shinobu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora