Capítulo 8

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JENNA:

El amor es una completa mierda, o al menos eso comenzaba a pensar desde que recibí la llamada de Lee. Estaba entusiasmada por verlo, por salir con él esa tarde, porque, a decir verdad, aparte de que me aburría demasiado en la casa, él me entusiasmaba demasiado. No tenía amigos cerca, no hacía más que estar en la casa todo el día y cuando veía a Lee, todo cambiaba para mí.

Mucho más cambió esa noche que me besó y al fin supe lo que estaba sintiendo por él. Fue increíble lo que sentí cuando sus labios tomaron los míos, cuando sus manos me tomaron de la cintura y me dio lo que necesitaba, seguridad. Tal vez mi error fue decirle que fuéramos lento, que hagamos las cosas bien y como deben ser, porque yo aún tenía mis dudas con respecto a mi vida y a quien era, aunque confiaba en que ese no era Lee. Quería creer que lo conocía más de lo que en realidad lo hacía, quería creer que realmente él tenía que ir con su hermano a Dios sabe dónde, pero algo me decía que me estaba ocultando la verdadera razón de su repentina ausencia.

No sabía cómo actuar ante ello, sólo supe que la indiferencia le dolía, de alguna forma sabía que le afectaría tanto como a mí, pero ¿Por qué quería hacerlo sentir así? ¿Por qué no podía dejar de pensar en que me mintió? Tal vez se trataba de algo realmente importante, de algún asunto familiar muy íntimo y yo simplemente quise pensar lo que quería porque mi mente no dejaba de decirme cosas que seguramente no existían.

Esa mañana no tenía mucho por hacer. Saque a pasear a Theo en su carriola mientras tía Grace estaba trabajando. El pequeño se durmió en los primeros veinte minutos caminando, yo por otro lado, no sabía qué hacer para estar entretenida. Caminé en un pequeño parque que encontré de camino a casa. Recorrí sus estrechos senderos donde la gente corría por simple deporte y los árboles mecían sus hojas con total calma. El viento no era un problema ese día, pero sí mi mente que comenzó a ver cosas en ese lugar.

La extraña sensación recorrió mi cuerpo cuando me senté en una de las bancas de concreto que se encontraba entre pequeños arbustos llenos de flores blancas. Miré a Theo que aún estaba dormido, sentí la extraña necesidad de tomarle una fotografía, de tener un recuerdo de ese día, pero ¿Por qué? Supe que en el pasado me gustaba demasiado fotografiar cosas, me gustaba hacerlo con una de esas grandes cámaras que usaban los profesionales y al estar ahí, frente a un adorable niño de cabello castaño dulcemente dormido, quería tener esa misma cámara de nuevo.

Por un momento pensé que se trataban de mis recuerdos regresando a mi mente, de que al menos podría comenzar a saber quién fui en el pasado, aun así, no estuve segura de ello, nada en el cuaderno habló de aquel lugar en el cual estaba, ningún párrafo describía los frondosos árboles que filtraban la luz del sol sobre mi piel. Suspiré resignada, no lo sabría, aunque quisiera. Miré la hora en mi teléfono y justo en el momento que estuve por guardarlo en el bolsillo de la carriola, este sonó sobre mi mano.

— ¿Hola?

Jenna ¿Cómo estás? —su voz, su gloriosa voz de nuevo.

— Bien —dije sintiéndome aún más egoísta.

¿Estás molesta?

— Mmm, no —balbuceé.

Esta tarde llegaré a San Diego, ¿quisieras salir al fin? Prometo no cancelarlo de nuevo —sentí el arrepentimiento en su voz, lo mucho que le afectó.

— Tengo clase de pintura —suspiré recordándolo—. Pero luego de ello, podría ser, ¿a qué hora llegarás?

Creo que a las 5:30 pm —escuché una voz más detrás de la línea—. Si logro que mi hermano deje de molestar, quizá antes.

Jenna & LeeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora