CAPITULÓ 12

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¿QUÉ ES ESO?

Me pongo la pijama y no salgo durante todo el día, ni en todo el fin de semana, solo bajo a comer y caramelo me pide disculpas, ya lo disculpe pero no se lo he dicho, eso de que me haya dejado con Zack me dolió.

Lunes otra vez. Hago mi rutina normal, me coloco un jean negro con agujeros, un top blanco y una chaqueta deportiva azul con mis zapatillas Vans.

Encuentro a mi padre en la cocina, le saludo y me como una manzana. Al terminar subo a mi habitación a lavarme los dientes, luego bajo y me dirijo al instituto.

Al llegar aparco donde siempre y voy a las gradas donde están todos.

—Que si pesado, ya te he disculpado—interrumpo a caramelo antes de que empiece, él suspira tranquilo y me abraza de lado.—Sabes que odio los abrazos—murmuro con fastidio .

—Lo se, pero somos tu grupo así que los tienes que aceptar—dice y los demás para molestarme me envuelven en un abrazo grupal, hago una cara de asco e intento apartarlos, pero son demasiados músculos con mucha fuerza, y muy bien ejercitados.

—A veces en serio no los soporto—digo después de que me sueltan.

—Nos hemos metido en el equipo de fútbol americano—Da la noticia mi hermano.

—¿Todos?—preguntó emocionada.

—Yo no—responde Alex pero le sonrío igual.

—¡Bueno! ¡Que bien! Ahora alguien me tiene que enseñar a jugar—digo con una sonrisa de oreja a oreja. Le doy unos golpecitos al hombro de caramelo y el me guiña el ojo.

—Hoy tenemos el primer entrenamiento, puedes venir—Dice Dylan.

—No puedes, es que tienes que venir—interrumpe Arakiel.

—Pues eso, no tengo opción—me encojo de brazos, y siento una mano en mi hombro que me produce un poco de electricidad, me giro y quedo atrapada en esos ojos grises.

—Tenemos que hablar—se ve muy serio, así que frunzo el ceño y mi sonrisa se va borrando.

Asiento con la cabeza, así que Zack me da la espalda y se va caminando, me apresuro a seguirlo y alcanzarlo para quedar a su lado.

Nos quedamos en la esquina de la pared cerca a la puerta, me apoyo en esta y le miro. Tiene una expresión muy pero muy seria y me mira como si me quisiera matar.

—¿Qué hice?—pregunto y el saca la bolsita que creía que había desaparecido en la lavadora. La cojo rápidamente me la meto al bolsillo y miro a todos los sitios para asegurarme de que nadie lo vio.—¿Estas loco?—susurro gritando.

—¿Qué es eso?—pregunta pero yo se perfectamente de que él sabe que es.

—¿Cómo es que lo has conseguido y como sabes que es mio?—pregunto un poco cabreada, lo que le cabrea mas aun.

—¿Tu nunca revisas los bolsillos antes de echar algo a lavar?—pregunta obviamente.

—No, yo no hago eso—me cruzo de brazos—Y eso no es de tu incumbencia, has invadido mi espacio personal al buscar en esos bolsillos—

—¿Perdona? Al menos yo no llamo sopenco al que te ayudo y no te dejo tirada borracha—aprieta la mandíbula.

—Pues gracias, ya te lo agradecí ¿Contento?—digo mas borde de lo que pretendía—Ahora si no te importa ya va a sonar la campana—y justo cuando lo digo suena y todos entran, mi hermano se acerca a mi.

—¿Todo bien?—mira de reojo a Zack.

—Si, solo tengo que arreglar una cosa antes de entrar—le tranquilizo y él se va, me regaño internamente, se supone que me iba.

¿VOLVER A ENAMORARME? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora