028. Devora los fantasmas.

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Sinceramente, se siente un poco ridículo

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Sinceramente, se siente un poco ridículo.

Y no lo es en realidad, es decir, ¿por qué lo sería?

¿Qué tiene de malo que dos hombres de casi treinta años hayan decidido, en la salida de su trabajo, vistiendo de manera formal, pararse a hacer una fila detrás de un centenar de adolescentes un miércoles por la tarde para entrar a una pista de patinaje como regalo al haber sobrevivido nuevamente a un fin de mes? Según Yoongi, nada. Según Hoseok, las chicas los miran raro y se burlan a sus espaldas.

Es la entrada a diciembre más extraña que ha tenido en toda su vida, y aunque por fuera intenta parecer que está allí de manera obligatoria, por dentro está encantado con la idea.

La última vez que pagó una entrada a un lugar así, tenía dieciocho años y a una chica tomada de su mano, junto a Kim Namjoon y uno de sus primeros novios. Hoy tiene a Min Yoongi y una sonrisa divertida, mientras se quita la corbata para tirarla a la basura, sonriendo de manera jovial a la vez que se desabotona los dos primeros botones de la camisa. Esa imagen tan propia de él hace que Hoseok sienta que no necesita nada más este día.

—¿Es necesario que la tires al basurero? —cuestiona con diversión.

—Andando —dice Yoongi, ignorando su pregunta.

Se tarda unos pocos minutos en regresar hacia él con las dos entradas y lo toma por el antebrazo para hacer que lo siga. El lugar le trae recuerdos. La pista es más grande que hace diez años y reluce. Hoseok y Yoongi eligen un par de patines que les quedan, sonriendo cada uno con diversión por la mirada de las personas. No es porque sean personas adultas, hay un millar, pasa que su atuendo no es precisamente la mejor idea que han tenido.

—Estos pantalones no combinan con lo genial que me quedan los patines —se queja Yoongi entornando la mirada—. Y no es justo que a ti te quede todo bien, Jung Hoseok.

—¿Qué dices? —cuestiona formando una mueca avergonzada, mientras intenta ponerse fallidamente de pie—. No. Creo que no.

Yoongi se ríe y se desliza con arrogancia hacia Hoseok, extendiendo su pálida mano hacia él.

—Director Jung, no voy a permitir que arruine mis planes. Arriba.

A regañadientes y con temor en sus piernas temblorosas, Hoseok toma la mano de Yoongi con firmeza y vuelve a ponerse de pie. Estabilizarse no es tan complejo, avanzar ya es avaricia.

—Me voy a caer.

—Estoy aquí para sujetarte. —Yoongi libera su mano y posa ambas en sus hombros a la vez que se desliza para estar de pie detrás de él—. ¿Confías en mí?

—No mucho, la verdad —bromea.

—Con un poco basta. Ahora, intenta mantener tus piernas firmes, domina tus pies, no dejes que se salgan con la suya.

Hoseok jadea con sorpresa cuando Yoongi lo empuja en dirección a la pista y, literalmente, lo primero que hace es dejar que sus pies se salgan con la suya. Mientras avanzan no puede controlar que estos se abran y debe echarse hacia atrás para evitar un trágico final donde el interior de sus muslos termine con contracturas.

Dulces de humo ✎ yoonseok.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora