Llevó sus manos hasta sus oídos en un intento de parar las risas de su otro yo, el cual se encontraba riéndose como si no hubiera un mañana, aunque no lo hubiera para él.
El cadáver de Ryo ya hacía en el suelo frio, con un cuchillo atravesado en su corazón el cual ya no latía desde hace unos minutos.
Las lágrimas ya no salían de sus ojos, se sentía tan... vacío.
Simplemente se acercó al verano, como comenzó a llamar a su otro yo luego de la muerte 13 de Ryo, se paró frente a esa cosa para mirarlo, este se detuvo de reír y todo su alrededor se desgarro en una oscuridad profunda.
Abrió los ojos lentamente para solo mirar el techo en silencio.
¿Cuánto lleva intentando salvar a su albino?
... Ya no quería seguir contando los días, porque ya lo había visto morir 3649 veces.
3659 veces en las que tuvo que presenciar como la vida de su amado se escapaba entre sus manos.
La n°21, Ryo murió en una explosión provocada por una fuga de gas en el taller de su hermano.
La n° 72, accidente en auto.
La n°639, caer desde una azotea.
La n° 1352, envenenamiento.
Todas esas veces las podía recordar perfectamente, solo quería que se detuvieran.
Salió de su cama a paso tranquilo y tomo la ropa de siempre, dirigió su vista a la esquina de la habitación tratando de encontrar aquella presencia.
Pero nada.
No estaba a su lado, lo que solo significaba una cosa.
Ryo.
Apretó con fuerza sus puños y se vistió rápidamente para ir con su pareja, debía ver su rostro con vida para al menos olvidar por un segundo aquel bucle en el cual se encontraban ambos. Cerro sus ojos por un breve momento para tratar de pensar con calma, hasta que los recuerdos del 3658 llegaron a su mente.
— ¿Sucede algo Mikey? -el de cabellos blancos estaba tranquilamente sonriéndole como siempre -
Apretó con fuerza el cuchillo que llevaba oculto tras su espalda en lo que miraba al verano parado detrás de su pequeño albino- Perdóname Ryo... -murmuro para pocos segundos después abalanzarse contra el tapando con una de sus manos la boca del contrario que lucía muy aterrado como él- Enserio, perdóname....
Y simplemente dejo caer el objeto contra el pecho del cabellos blancos escuchando un grito ahogado junto a las lágrimas que se resbalaban por los ojos de ambos."
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Again.
FanfictionPorque el amor puede ser dulce como el chocolate, aunque también amargo. Y verlo desvanecerse frente a sus ojos, una y otra vez, duele. Manjiro Sano x MaleOC.