Capítulo 1: Reflexiones en el ocaso

309 25 5
                                    

Esa tarde de marzo, ella pudo entender muchas cosas, había encontrado las  respuestas a esas preguntas que muchas veces se había hecho.

En aquél cuarto, con grandes ventanales por donde se filtraba la luz del atardecer iluminado el rostro de Eva, en un cálido resplandor anaranjado, y ese frío tan normal de una tarde de otoño. El aroma a café recién hecho llenaba la habitación mientras las agujas del reloj marcaban el paso del tiempo con lentitud.

Sentada en un sillón, Eva recordaba con tristeza su pasado, el cual muchas heridas le dejó. Aquella mujer de tez pálida, traía puesto un vestido negro que resaltaba contra el fondo claro de la habitación. Su cabello era obscuro, largo y ondulado, su mirada perdida en el horizonte reflejaba la turbulencia de su alma.

En ese momento se abre la puerta de la habitación y un hombre se acerca a ella.

-Señorita Eva -dijo suavemente- el auto está listo, podemos irnos cuando quiera.

-Entiendo -respondió ella- sólo me quedaré unos minutos más.

-Esta bien, la estaré esperando afuera salga cuando esté lista.

-Señor Daniel, no se vaya sientese conmigo y tomemos una última taza de café en este lugar.

El hombre sonrió gentilmente.
-Claro -dijo sentándose frente a ella

En esos momentos la voz suave de Daniel era como un bálsamo para el alma cansada de aquella joven.

-Déjeme servirle -dijo Eva mientras vertía el café en la taza.

-Muchas gracias -respondió éste con una cálida sonrisa.

-Señor Daniel -dijo Eva mientras le daba la taza de café- quiero darle las gracias por haberme ayudado todo este tiempo, usted tiene un lugar muy importante en mi corazón usted es parte de mi familia.

-No tiene nada que agradecer, lo hago con mucho gusto, usted también es importante para mi.

Eva sonrió levemente mientras sus ojos brillaban con lágrimas contenidas.
-Sabe señor Daniel, dicen que cada uno es el capitán de su propio barco y que tiene que hacerse cargo del rumbo de su vida, yo no creo que esa frase sea del todo cierto...

-¿Por qué lo dice? -Preguntó Daniel mientras tomaba el primer sorbo de café- recuerdo que usted decía que cada uno es dueño de su vida.

-Estaba equivocada, ahora puedo comprenderlo... Navegamos en esto que llamamos vida, en el cual uno pasa por diferentes situaciones. Situaciones que uno nunca hubiese querido pasar, uno no elige donde nacer, ni la familia, simplemente ya estaba decidido que así sería.
No creo en las casualidades, ni en la suerte, creo que todo pasa por algo, que todo lo que sucede en nuestras vidas ya estaba escrito desde antes de nacer.

-Usted a pasado por mucho, sin dudas me alegra ver que a pesar de todo lo ocurrido no se a rendido. Por lo contrario se a convertido en una gran mujer, me pregunto ¿si su barco encontró el rumbo que necesitaba o llegó al puerto?.

La joven no pudo evitar lanzarle una mirada de tristeza, que iba acompañada de una pequeña mueca de dolor.

-No todo lo que queremos en nuestra vida es bueno para nosotros ¿verdad?

-Así es -respondió Daniel- A veces creemos necesitar algo, pensamos que si las cosas se hacen a nuestra manera estaremos mejor pero no es así, no todo nos conviene y definitivamente no todo lo que nos pasa es tan malo.

-Creo que... por fin encontré el rumbo que necesitaba, quizás dirán que tardé pero nunca se llega tarde a aquello que está destinado a vivirse , tuve que pasar muchas tormentas para poder sentir esta calma, y estoy segura que siempre hay un arcoíris al final.
En la vida nos vamos a caer muchas veces, pero es nuestra decisión si nos levantamos o nos quedamos en el suelo, podemos elegir a los amigos, la persona que queremos ser, hablo de lo que hay en tu corazón, en tu mente, ser una buena persona en un mundo donde cada día la maldad se multiplica.

-Usted se a ganado mi admiración y cariño, ansio ver su siguiente paso.

-Ahora iré por mi felicidad, uno puede elegir ser feliz ahora lo entiendo. La felicidad es sólo para los valientes, para los que salen en su busqueda y estan predispuestos a encontrarla en cualquier parte.

-Asi es -prosiguió Daniel- sólo los cobardes prefieren quedarse donde están aunque no sean felices.

Eva se levantó lentamente dejando la taza de café vacía sobre la mesa. Su mirada se cruzó con la de Daniel, quien la esperaba con paciencia.

-Gracias, Daniel. Estoy lista -dijo Eva.

Daniel asintió y se dirigió hacia la puerta.
-El auto nos espera. Tenemos un largo viaje por delante.


Mientras salían del lugar el crepúsculo cedió paso a la noche. Las luces de la ciudad se reflejaban en los cristales del auto como estrellas fugaces.

El auto se puso en marcha y la ciudad se desdibujo en la distancia.

De repente Daniel habló
-Eva, sobre lo que me dijiste hace unos minutos. Es cierto, a veces el destino nos lleva a aguas desconocidas, y allí debemos encontrar la valentía para navegar.

Eva sintió un escalofrío ¿Que aguas desconocidas le esperaban? ¿Y qué valentía necesitaría para enfrentarlas?

"En la vida, lo que aveces parece un final, es realmente un nuevo comienzo"

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 26 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Aquella noche de eneroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora