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Styles 7

Lo que queda de la semana pasa como una brisa de verano, con rapidez y placer. Entre Harry y yo no ha pasado nada más que saludos junto a sonrisas, y algún que otro beso en la mejilla como amigos. Para mi suerte, no he visto a aquel rubio de nuevo.

- ¡Mia, apúrate que llegarás tarde!-grita mi madre desde abajo. Ruedo mis ojos para terminar de arreglar mi uniforme que consiste en jeans negros -aunque puedo usar azules, o blancos-, camisa blanca y corbata bordo. Mi cabello está suelto, con una media-cola que lo hace lucir. De acuerdo a mi maquillaje, es bastante simple, lo normal.

Tomo mi mochila y teléfono, para comenzar a bajar las escaleras. Mi hermano se ríe de mí apenas me ve, pero lo ignoro. Es entendible, soy una mujer de veintiún años con uniforme para ir a la escuela. Patético.

-Aquí está tu desayuno-dice mamá señalando el café humeante y unas galletas con mermelada. Siento ganas de vomitar, pero lo evito a toda costa. A la mañana todo me parece asqueroso, hasta el chocolate.

Cuando ella sale de la cocina, tiro el café por la ventana y las galletas a la basura. Hago que demoro un rato para que no se dé cuenta y luego voy a lavarme los dientes.

- ¿A qué hora entras Mia?-pregunta Henrie cuando llego a la sala de estar.

-Siete treinta, ¿tu?

-Ocho-dice mirando su teléfono. Miro el reloj en la pared y puedo ver que son las siete y cuarto. Por esta razón, tomo mi mochila para salir de la casa.

Apenas cierro la puerta, una bocina me hace dar la vuelta para ver a Harry desde su auto. Sonrío y me acerco a él, para entrar al asiento de copiloto.

-Buen día-digo y le doy un beso en la mejilla.

-Igualmente. Te queda muy bien el uniforme-dice sonriendo. Él parece todo un adolescente con la camisa blanca y su cabello atado en una corta coleta.

En el resto del camino, los dos cantamos divertidos una canción que pasan en la radio -y no tengo idea del nombre, pero de algún lado recuerdo la letra-. De esta forma llegamos con rapidez a la escuela.

(...)

Golpeo el lápiz contra la mesa esperando a que mis compañeros terminen el trabajo de matemáticas, que yo ya he terminado. A decir verdad, pensé que me sentiría peor en la clase. Todos parecen tenerme respeto a mí y Harry por ser más grandes, lo cual es completamente cómico.

-Bien, pido los trabajos por orden de lista. Adams-dice la profesora.

Mi nueva compañera se levanta del banco para ir a llevarle el trabajo. Ruedo mis ojos. Es una pérdida de tiempo que haga eso. Demoraremos mucho más tiempo yendo uno por uno que haciendo una puesta en común juntos.

Un papel cae sobre mi mesa y sonrío sabiendo perfectamente de quién se puede tratar. Miro a Harry del otro lado del salón y él hace señas para que lea su billete. Lo abro.

"Están todos desesperados por ti. Ya vi a cinco mirándote el trasero. Debería decirles algo como: Mia es mía JAJAJA"

Río intentado no hacer mucho ruido.

"¿Ha visto a la rubia trola de atrás? Se muerde el labio cuando lo mira Harry. Además, usted y yo no somos nada."

Le tiro el papel de vuelta y observo como se fija dónde está la rubia de la que hablo. Vuelve a escribir.

"Tú eres más linda <3"

"Ese uniforme le queda tan... Sensual"

"JAJAJAJAJA lo sé Mia, lo sé"