𝑎𝑏𝑜𝑢𝑡 𝑡𝑖𝑚𝑒 ♡

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Las calles entorpecían el camino de Sanha, odiaba depronto esa avenida principal repleta de personas atravesandose y se odiaba a él más por haber elegido ese trabajo tan cercano al instituto pero atrabancado hasta la mierda. Su reloj en la muñeca izquierda marcaban tres minutos de retraso, el reloj en el edificio marcaban mas de cinco y volvió a maldecirse por nunca haber arreglado el error.

Entró en la tienda haciendo resonar la campana, observando por todo el lugar intentando disculparse con Sungkyun, la universitaria del turno matutino, pero ya no estaba y supo que ella no jugaba cuando le dijo que su horario era sagrado y ni bien hubieran sonado las tres, estaría fuera sin importarle que no se hubiera ido el ultimo cliente.

Suspiro terriblemente agotado, minimamente esperaba no haber sufrido un robo o la perdida de una buena venta.

Sungkyun no estaba, pero si la nota sobre el recibidor.

"He terminado con las rosas, pero hay un par de encargos.

3 Ramo de rosas rojas

5 Ramos de rosas amarillas

1 ramo de peonias."

Era sin dudas una tarea que disfrutaba bastante, él hubiera preferido un poco más de diversificación en los bouquets, pero entendía la simplicidad de la gente, a algunos les es más que suficiente un montón de flores que se ven costosas o probablemente lo son, daban estatus y era bonito recibirlos en un lugar público. Él prefería la privacidad y también esperaba que la primera vez que alguien le regalara flores fuera un poquito más dedicado, que supieras al menos tres de sus flores favoritas y tuviera una vaina de algodón, sí,  eso sería bastante bonito.

Dejó escapar un risita cuando se dio cuenta de lo mucho que empezó a fantasear y de lo triste que era. Seguramente todos esperaban recibir flores un día como los que se vivían, pero no estas flores.
Las rosas amarillas son hermosas y te hacen sentir cálido aun cuando era invierno, pero no significaban nada más allá de la amistad, la más sincera y pura amistad, seguramente no era lo que esperas cuando lo que quieres es un amor correspondido.

Dobló una mueca en los labios y se encogió brevemente de hombros al ver la última de sus creaciones amarillas siendo hermosas y tristes.

Al menos eran lo suficientemente desenredado como para comprar flores, si a esas iban, el ni siquiera había recibido flores amarillas, pero supuso que esa era culpa suya, nunca elegir el lugar correcto.

Entonces la campana volvió a sonar y el impulso o en mejor caso, el reflejo le ayudó a ver por encima de su flequillo rubio al chico del día anterior entrar con las manos hechas puños en sus costados. Llevaba el entrecejo fruncido, compungido.

—¡Hola! —Intentó saludar con la mejor cara, aunque el tipo no se lo ponía fácil, no estaba del todo enojado, pero tampoco parecía feliz. —¿Hay algo que pueda hacer por ti... Eunwoo? —leyó con dificultad el anuncio en su uniforme.

Era la primera vez que estaba así de cerca como para alcanzar a leerlo.
El renombrado le miró con asombro, probablemente jurándosela por haber sido tan tonto y distraído y no haberse quitado el saco.

—Los chocolates no funcionaron. —fue lo único que dijo.

—Oh. —remordió su labios. —Creí que dijiste que le gustaban los dulces.

Su mente se volvió un caos que explotó con pólvora, ¿Estaba ahí por un reembolso? Joder. —Lo siento pero si el empaque se abrió es imposible que te haga un reembolso.

—¿hmm? —le miró desconfiado. —No quiero eso.

Fue el turno de  Sanha de mirarle con desconfianza, ¿Entonces que rayos hacía ahí?

Flores, cartas y otras tonterías | 𝐄𝐔𝐍𝐒𝐀𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora