Capítulo 36: Arruinados.

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Después de calmar a Freddie y a su crisis existencialista, Cook y yo le llevamos a su casa, dejándolo con su familia. Ellos se encargarán de arroparlo como es debido, entre las manos de sus seres queridos aprenderá más que en las nuestras. A partir de ahí, cuando nos cerraron la puerta principal, cada uno se fue por su camino. Pero el rubio no podía permitirse eso:

—Te llevo a casa. —dijo Cook, obligando a que yo me girara.

—No hace falta. —sonreí de lado.

Pues claro que quería que Cook me acompañara.

—Sí hace, no vas a caminar sola por ahí a las tantas de la noche. —resopló.

—¿Y si nos pilla mi padre? —dudé— Con una de sus manos ya te barre entero de una hostia.

—Me aguantaré, ya tendré tiempo para lamentarme luego. —se acercó a mi oreja— ¿Vamos? —preguntó.

Me tendió su mano y la tomé a regañadientes.

—Si nos pilla quiero que sepas que la que te matará soy yo, él no quiere vernos juntos para nada. —me enfadé— Y...

—No va a pillarnos, soy muy escurridizo.

—Bueno, vale, pero vamos rápido que me estoy pelando de frío.

—Quien llegue antes a tu casa gana. —me retó.

—¿Qué ganamos exactamente? —interrogué, curiosa.

—Si yo gano tengo un beso tuyo —dijo—, en los labios. —señaló su boca— Y si tú ganas pides lo que te dé la santa gana.

¿Un beso? Ya podía sentir como mis mejillas ardían.

—Lo del beso puede cambiar si quieres. —avisó.

—No, que no cambie. —dije, sin pensar con una sonrisa de boba.

Alzó una de sus cejas sonriendo de manera maliciosa.

—Lo digo porque vas a perder. —disimulé.

—Corres muy lenta, es obvio que voy a ganar.

—Pues empezamos... —el chico se preparó, di suspense y, de golpe, empecé a correr— ¡YA!

—¡NO VALE, HAS EMPEZADO SIN DECIR YA! —gritaba detrás de mí.

—¡TE JODES! —chillé.

Corríamos a toda mecha por las calles de Bristol, mis piernas dolían como si las agujetas se me formaran de golpe, pero nada más importaba. ¡Quería ganar!

Yo me impulsaba a base de las farolas o postes que me encontraba, correr no es mi fuerte, pero utilizar algo no me venía mal. Estaba superando al chico que corría más rápido de toda la clase y eso me llenaba de orgullo. Me crecía de los halagos que estaba recibiendo por mi parte.

Finalmente, para no andarme con rodeos, debo comunicar que, en efecto, yo gané. Había cansado demasiado a Cook y al llegar al jardín tuvimos que caminar para que no nos diera algo. El chico se acercó a mí tomándome por el mentón.

—¿Y qué vas a pedir? —preguntó, cuando ya nos habíamos recuperado.

—No tengo originalidad para esto. —reí.

—¿Puedo escoger yo? —preguntó, la mano que tenía en mi mentón me acarició hasta llegar a mi mejilla derecha.

No, no podía besarle, a veces aún pensaba en John.

¿Pensaba en John porque le quería o por la obligación que tengo de estar con él?

La puerta principal de mi casa se abrió de par en par, dejando en primer plano a Malik y a mi padre observando la escena.

Shifting Skins | El diario de Nessie AyersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora