NEW VERSION: VI.

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SICILIA, ITALIA

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SICILIA, ITALIA. │ MASEN.

Desesperación, eso fue lo que sentí al verla caer con rostro de asustada. Justo en ese momento lo primero que grité mientras corría a agarrarla fue: —¡nigeriano, trae al doc ahora mismo! ¡Maldita sea!

Él entró corriendo a toda prisa a mi habitación y al ver a Hayley tirada en su suelo salió volando del cuarto y a los segundos entró con el doc corriendo también. Yo agarré a mi princesa del suelo y la recosté en mi cama mientras Ambrogio me alejaba de su lado y sacaba las cosas del maletín.

Hayley estaba totalmente ardiendo e inconsciente nuevamente. Mierda. No salí de la habitación, ni siquiera cuando Ambrogio me dijo que él se ocuparía y si quería me podía ir, no me fui, no la dejé sola en ningún momento. Nigeriano llegó con un vaso de whisky que me lo terminé en tres segundos, luego volvió, pero ahora con la botella.

Había sabido que ella despertó cuando a mi celular me llegaron las notificaciones sobre que alguien estaba intentando abrir mi armario de armas y ropa. La única persona que estaba allí dentro era ella así que me puse feliz sabiendo que ahora la vería despierta y con mi camisa puesta, se veía jodidamente hermosa cuando entré sin hacer ruido.

No funcionó, pero al entrar y pararme ella estaba inclinada revolviendo mi mesa de luz, eso me dio una hermosa vista de su culo, me puse duro al verlo, también vi sus bragas negras con encaje. Luego giró con su rostro asustado y se me desapareció la excitación, odiaba ver que la asustaba, no parecía asustada las dos veces que nos habíamos visto.

Pero luego de verla así supuse que pensó que la violaría o peor, dejaría que todos mis putos hombres la toquen hasta que nos hartemos y la asesinemos. Nunca haría eso, mucho menos con ella. Hayley era mi ángel, mi mujer, nadie la tocaría, solo yo. Cualquiera que a ella le atrajera lo mataría, cualquiera que se atrevería a mirarla también lo mataría.

Luego de que el doc se retira y cierra la puerta detrás de él, yo me paro y dejando el vaso de whisky en la mesa de luz me siento a su lado y me acerco a su rostro hasta estar a unos centímetros, luego digo para que me escuche: —Princesa, ahora eres mía. Despierta.

Mientras admiro su belleza mi celular comienza a sonar en llamada, me pongo de pie, lo quito de mi pantalón y atiendo a ver que se trata de mi padre. —Padre.

—Mase, cuando pensabas decirme que estás en Italia. Si lo habría sabido antes ya estaría allí.

Lo que me faltaba. No necesitaba a mi padre torturándome por no estar de acuerdo que haya secuestrado a Hayley y que podríamos tener al C.O.A.D detrás nuestro. Él ya había estado de desacuerdo cuando se enteró que yo estaba detrás de ella, entró a mi oficina en la mansión en Londres y encontró algunos informes sobre lo que sucedía en la vida de Hayley.

—No necesito que vengas, Padre.

Gruñó sin estar de acuerdo y dijo luego de un suspiro: —Casualmente me he enterado hace unos minutos que Clarissa Smith nos declaró la guerra, ¿Podría saber de qué mierda está hablando, Masen?

Obsesión Desafortunada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora