PRONTO NUEVA VERSIÓN EN FÍSICO.
✎ : ❝ Jung Hoseok es un trabajador social dedicado a los niños que sufrieron la misma suerte que él: el abandono y la desesperanza. Su pasado es un lienzo roto y mal pintado desde donde una mínima pieza deja de encaj...
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Es una semana que Hoseok ha esperado que transcurra con paciencia. A pesar de que anhelaba con todas sus fuerzas que el tiempo pasara rápido.
Ha sido intensa, cargada de problemas administrativos y dolores de cabeza a causa del estrés de las constantes llamadas de la directora Lee para reprenderlo. Todo por causa de Min Yoongi y sus últimos errores en las cuentas que hasta hace un mes sacaba y entregaba a la perfección. No lo ha reprendido, de hecho, está tan ansioso por la pequeña escapada, que lo evita y soluciona por su cuenta sólo por esta vez para continuar con su vida en paz. Aleja a toda costa una discusión que, además de quitarle la ilusión de algo nuevo, le haría perder el dinero que gastó en las cosas que compró la semana pasada.
Toma el bolso más cómodo y grande que encuentra, llenándolo de cosas que cree necesarias de llevar, sobre todo ropa abrigada. Min Yoongi es la única persona que pretende acampar a pasos del invierno, con el frío calador de huesos que hay durante la noche.
«Dos hombres solos, perdidos en el frío de un bosque» así dirían los titulares en sus más oscuros pensamientos intrusivos que por poco lo detienen de concretar los planes. De no ser por los golpes a su puerta detrás de los cuales está su vecino con una expresión impasible, pero con sus ojos felinos brillando entre malicia y felicidad, habría guardado todo otra vez.
—Vengo a asegurarme de que llevas todo —dice Yoongi entrando al apartamento.
Da un par de vueltas, observa, cuenta y cuestiona. Hoseok se siente como un empleado siendo regañado, pero al menos todo está en su lugar y ambos pueden salir con las manos llenas de cosas que depositan en su vehículo.
—No pasa nada —expresa negando con su cabeza cuando Yoongi le extiende un par de billetes para compensar la gasolina que ha cargado el día anterior—. Tú sólo indícame el camino.
—Debes saber que me molesta que me nieguen el dinero —dice Yoongi colocándose el cinturón cuando Hoseok enciende el motor del vehículo—. Rara vez lo ofrezco.
—Podemos usarlo para comer algo... —se aclara la garganta— algún día. Guárdalo para... nosotros.
—Bien. —Yoongi sonríe a medias y desvía la mirada hacia enfrente, comenzando a dar sus indicaciones.
Salir de la ciudad resulta algo engorroso y extenso, que de no ser porque Hoseok tiene mucho que contar sobre sus aventuras con Namjoon y porque Yoongi lo complementa con sus historias de adolescente perdido, habría sido insufrible y agotador. Entre risas y canciones, la ciudad se pierde detrás de ambos sin que lo noten en realidad, sólo se sumen en la anticipación de perderse entre los árboles, donde sólo exista el sonido de las aves, el viento frío del otoño y el sonido de la laguna que Yoongi dice que existe en algún sitio que Hoseok espera que sea cierto.
—Me estás llevando al bosque donde escondes todos los cadáveres ¿verdad?
—Sí —sentencia Yoongi con seriedad—. Ahora conduce y no digas una palabra. Si noto algo extraño, serás hombre muerto antes de tiempo.