Bajo vigilancia.

18. El trío.

Me gustaría decir que las cosas más bonitas de este mundo son la paz mundial, pero desde luego, un escándalo es aún mejor.

No cabe la menor duda de que, fuera quien fuese que proclamara la serenidad y el amor por el prójimo, se había fumado algo muy malo y no conocía el perfecto efecto de una buena pelea entre niñatos de instituto.

Este año, hemos aprendido cosas muy importantes. Entre ellas, que las amigas nunca son sinceras cuando hay un chico de por medio en el que ambas se interesan, o que, no todo es lo que parece porque tras una coraza se esconde un corazón.

También hemos aprendido que el amor duele y que a veces no sirve de nada tenerlo todo, si te falta lo más importante y lo que más deseas tener en el mundo.

Aunque también sabemos que, este año, hemos descubierto que a veces, el amor existe y no era como nosotros mismos lo habíamos creído. ¿Quién sabe? Quizá creíamos saber qué era o hacia quién lo sentíamos y de repente, una mañana nos despertamos con otra respuesta completamente opuesta.

Por último, creo que hemos aprendido todos nosotros que, incluso el que era tu mejor amigo, se puede convertir en tu peor enemigo y que todos han de cubrirse las espaldas por su propio bien. Pero eso es otro tema aparte que mejor rematamos más adelante. Antes, me gustaría recordar que tenemos una importante fiesta.

Así que, chicas, sacad las tarjetas de crédito porque toca irse de compras. Nueva colección para el verano y un modelito refrescante para la maravillosa despedida del curso creada por el propio Dani.

Esta vez, algo me dice que no se hará en su casa de siempre, sino... en su casa de verano. Una casa abandonada a las afueras de la ciudad, donde la diversión está más que asegurada, la música alta, y hasta una piscina abierta para todo el que requiera un chapuzón de última hora.

Otra cosa bastante interesante es el hecho de contar con numerosas habitaciones con la opción de llave para que nadie moleste a la pareja de dentro. Buen plan, ¿verdad? Suena mejor que bien y el anfitrión siempre tiene ganas de fiesta, así que, ¿qué puede ir mal en esta ocasión? Seguramente en esta ocasión, necesitemos un poco de ayuda del destino, pero no os preocupéis, ese aparecerá para jugar de nuevo con las situaciones y montar una nueva.

La fiesta comienza a las siete y media, pero como es costumbre, sólo quienes preparan a conciencia la fiesta, es decir, afitriones y amigos cercanos, son los que están por allí a esa hora para colocar la bebida, entre otras cosas. Detalles de última hora.

Carlos está ya allí, pero más que ayudar, se encuentra sentado en una de las hamacas del jardín alejado de la piscina, mientras mira a Helena.

- Eh, Helena, ¿pasa algo? -Pregunta él al ver a su novia algo más tensa de lo normal.

Ella se gira para mirarle, ya vestida para la fiesta con un elegante pero no excesivo vestido de color rojo. No sabe si sonreír o mantenerse inexpresiva, pero al final se decanta por negar y encogerse de hombros.

- No, nada. Es Bárbara, me preocupa demasiado últimamente. -Se explica la chica, pero Carlos no parece comprender a qué se refiere.- Ya sabes... por el numerito con Víctor en el pasillo hace dos días.

Carlos sigue mirando a su novia como esperando a que diga algo más que le aclare el porqué de estar preocupada. Es entonces que Helena pone los ojos en blanco y niega de nuevo. Está a punto de contestarle, aunque no parece que vaya a ser una respuesta de lo más agradable hasta que Daniel aparece en escena con unos vaqueros, camisa, americana y una media sonrisa en el rostro. Eso hace que la chica se detenga para mirarle y éste le robe la palabra.

- ¿Eso es motivo de preocupación? -Se burla él mirando a su hermana como si fuera tonta por sus palabras.

- Bárbara está destrozada por eso. Llevan un par de días sin hablarse. -Le espeta la rubia a ambos casi de manera despreciable con cara de pocos amigos.- Pero claro, sois hombres y no sabéis lo que eso significa. Y menos tú, Dani.