capítulo 38:El juicio

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Como ustedes saben, el padre de Oliver ya no está para el juicio de mi tio pero durante todo este tiempo, se encontró a los sospechosos que estaban siendo buscados por todos lados y en todas partes. El abogado que tenía el caso determinó que fueron, además del padre de Oliver, cuatro hombres más.

Hay uno que podría tener menos años por no dar ningún golpe, aparentemente el sostuvo a mi tío todo el tiempo para que los demás puedan seguir pegándole. Cada detalle que nos cuentan, es más difícil de escuchar, mi padre le dijo al abogado que no de tantos detalles y que solo cuente lo que va a pasar con los otros hombres.

—Si todo sale bien, le darán cadena perpetua a los cuatro. Dijo el abogado mientras leía en su portafolio.

Hoy a las 15:30hrs será el juicio por mi tio, mis padres estarán con el abogado a su lado mientras Oliver, Julia y yo, estaremos atrás con otras personas que estaban en la misma fila que nosotros esperando a que el Juicio arranqué. Tenia fe de que lo ganaríamos, hay más que pruebas suficientes para los cuatro hombres queden detenidos por siempre.

—Señor Mansilla, usted declaró que el señor Valdés se le insinuó a todos, es correcto?. Preguntó nuestro abogado.

—Es correcto. Respondió el hombre en el estrado.

—Sin embargo, el Señor Morris dijo que a el se le insinuó, por qué usted dijo que le pasó lo mismo?. Preguntó el abogado.

—El estaba bailando al lado nuestro, se veían sus intenciones. Respondió el hombre.

—Usted me está diciendo que el señor Nicanor Valdés les bailó y ustedes lo tomaron como una insinuación?. Preguntó el abogado poniendo nervioso al acusado.

—No lo sé, creería que...

—Responda, señor Mansilla, cree que bailar al lado de una persona, se puede considerar una insinuación y que sea excusa para golpear hasta la muerte?.

—No, no lo es. Fue lo último que dijo el hombre.

Después el abogado llamó a otro de los hombres, también para hacerle preguntas.

—Usted fue el que sostuvo a la víctima para que sus amigos pudieran golpearlo, es así señor González?.

El hombre se puso nervioso y tardó en contestar.

—Si, es así, pero yo no le pegué. Aclaró.

—Pero ayudó a que golpearan a la víctima, eso lo hace cómplice. Aclaró el abogado.

—Yo no lo maté. Dijo el hombre.

El juez hizo un receso de diez minutos y nos encontramos con mis padres y el abogado que estaban en el pasillo esperando para entrar de nuevo.

—Posiblemente llame a Oliver. Dijo el abogado mirándolo.

—Qué va a preguntarme?. Preguntó Oliver al abogado.

—ya te haré las preguntas ahí adentro, vamos.

Una vez que entramos y el juicio continuó, el abogado llamó a Oliver para comenzar a hacerles las preguntas que le dijo que le haría anteriormente.

—Oliver, me podrías contar como era la relación con tu padre?. Preguntó el abogado.

—No había tal relación, nunca fuimos padre e hijo. Contestó Oliver.

—El motivo de eso, es por tu orientación sexual?

—Básicamente si, siempre fui rechazado por parte de el cuando lo supo. Respondió Oliver neutro.

—Ahí lo tienen, la homofobia no solo afectó a la víctima, también afectó al hijo de acusado fallecido. Aclaró el abogado.

—Eso es mentira. Gritó el señor Mansilla desde su silla.

Todos nos giramos hacía el sin entender absolutamente nada.

—El si te amaba y te amó. Agregó el hombre.

—Qué quiere decir con eso, señor mansilla?. Preguntó el abogado.

—El siempre hablaba de Oliver, se veía en sus ojos cuanto te amaba y vos lo viste siempre como el malo, cuando no lo era. Respondió el hombre.

—Cómo sabes que mi padre hablaba de mi?. Preguntó Oliver.

—El no te odiaba para nada, se odiaba así mismo por no aceptarte y no aceptar quien era el. Contestó el señor mansilla.

Todos seguíamos sin entender nada y el hombre notó en nuestros rostros la confusión con su historia y continuó hablando.

—Oliver, tu padre y yo fuimos muy unidos, nos conocíamos hace mucho tiempo y eso fue aumentando, en el pasado el y yo tuvimos algo, no duró mucho pero lo tuvimos. El no se aceptaba, odiaba sentir lo que sentía y me lo hacía saber todo el tiempo.

—Está mintiendo. Dijo Oliver levantando la voz.

—Estoy diciendo la verdad, tu padre nunca pudo aceptar quien era. Dijo el hombre e hizo una pausa para secar las lágrimas que caían por su rostro.—Cuando el supo que eras gay, tuvo miedo, estaba en negación y por eso...

—Y por eso decidió rechazarme toda su vida. Dijo Oliver también con las lágrimas brotando de sus ojos.

—Se odiaba por eso, el no quería aceptar lo que le pasaba, esa es la verdad Oliver. Contestó el hombre.

El abogado, Oliver, Mis padres, julia, yo y todo el tribunal nos quedamos en silencio, solo se escuchaba el llanto del señor Mansilla, nada más. Oliver se levantó del estrado y el abogado le dio la señal de que ya había terminado el interrogatorio.

Salimos por cinco minutos antes de que el juez diga la condena, Oliver estaba en total silencio, tomó un poco de agua y me senté a su lado para estar con el. Tomé sus manos y le di un pequeño beso en ellas.

—Si no te queres quedar podemos irnos.

—No, está bien, quiero acompañarlos en esto. Contestó Oliver.

Volvimos a entrar y el juez estaba listo para dar la condena.

—Bajo el delito de homicidio a Nicanor Valdés, Declaro a el señor Alberto Mansilla, Jorge González, Emanuel Rivera y Santiago Guerrero a Cadena perpetua sin libertad condicional y sin prisión domiciliaria.

En ese momento sentimos que mi tío estaba con nosotros, que estaba recibiendo la paz que tanto estábamos buscando para el y que por fin se pudo hacer justicia por su asesinato. Con mis padres nos abrazamos muy fuerte, los tres llorabamos pero de alivio, mi padre era el que estaba más afectado pero pudo sentir esa sensación de que algo habíamos logrado, que por fin mi tío recibió la justicia.

Salimos del tribunal y cuando abrimos la puerta, un montón de personas gritaban y festejaban con carteles que habíamos ganado el juicio y que los responsables de la muerte de mi tío pagarían por lo que hicieron.

También había periodistas que estaban transmitiendo en vivo lo que sucedía y era una sensación hermosa saber que mucha gente seguía el caso y estaban siempre al tanto de lo que pasaba.

Después de ahí, fuimos al cementerio a llevarle flores a mi tío, su tumba estuvo siempre cuidada y limpia, había una foto de el que se había sacado en uno de los viajes que habíamos hecho un año antes de lo sucedido. En esa foto, mi tío sonríe, hay una luz en esa sonrisa y cada vez que la vemos, brilla aún más.

Mi padre se arrodilló para colocar las flores sobre la tumba y sonrió entre lágrimas.

—Lo hicimos, hermanito, hicimos justicia, te hicimos justicia, espero que ahora puedas descansar en paz, sin dolor y sufrimiento, serás un Ángel por siempre, el Ángel de nuestra familia como te decía siempre, que nos volvamos a ver, hermano.

Apolo y OliverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora