📖SESENTA Y OCHO📖

70 10 0
                                    

Poco después de aquel pequeño intercambio de palabras con el señor Vital, el tren no tardó demasiado en llegar. Afortunadamente, pese al gentío que había en la estación, mi madre y yo conseguimos un par de asientos (lejos de la ventana y casi al inicio del vagon) no tan buenos, pero es lo que había.

Suspiré de mala gana por no poder conseguir mejores asientos y cuando el tren se puso en marcha deje caer mi cabeza en el hombro de Ami, la cual se sorprendió por la acción.

-¿tan mal te pone no ir en tu sitio favorito? - pregunto medio en broma.

-si, podría morir, casi de la misma forma en que tu mueres cada que debes ir a la ciudad - me respondí dramático.

-Agh, ni me lo recuerdes... - se lamento dejando caer su cabeza sobre la mía.

-¿esta vez que es?

-¿recuerdas el trabajo que le pedí a tu padre que le llevara a Historia?

-si...

-bueno, Armin me hizo llegar su respuesta y en ella solicitaba que me presentará hoy para arreglar unos detalles al respecto - me explico sin darle mucha importancia, podía parecer irrelevante, pero para mí no lo era - seguramente también quiera asignarme el traslado del Archivo General a la Ciudad Subterránea.

-creía que ya nadie vivía ahí.

-nadie decente, sé que algunas mafias y grupos de esa clase se han asentado ahí - siguió diciendo mi madre comenzando a juguetear con sus manos - todos vinieron a la superficie, pero aquellas escorias de la sociedad se quedaron ahí y ojalá se queden para siempre...

Sabía bien porque los odiaba tanto, pero aún así no podía ni debía dejar de preguntar, así que eso hice:

-creo que es lo más fuerte que te he escuchado decir para referirte a alguien, entiendo que sean criminales, pero suenas como si les guardaras rencor...

Esta vez quien suspiro fue ella, apreto su mano en un puño y luego lo relajo, así varias veces, como si estuviera poniendo a calentar sus manos.

-tu padre y yo venimos de la Ciudad Subterránea, ya lo sabes - comenzó a explicar sin dar demasiada información - pero nuestros recuerdos de ese lugar no son muy agradables, sólo un par de personas allá abajo valían la pena, otros más hacían lo posible para sobrevivir y el resto realmente eran todo lo que esta mal en la sociedad.

Espere que continuará pacientemente, pero al igual que todo el mundo, solo parecía tener intenciones de contarme solo eso.

-entonces... - pensé adecuadamente mis palabras, el tema era sensible y lo era aún más al recordar el rostro desconfiado de mi padre - si este último tipo de personas está allá abajo, ¿por qué quieren mover los archivos allá? ¿Qué no sería peligroso?

-ajam, ahí el porqué de mi informe... - razonó Ami - parece que no importa lo que diga o haga, Historia está decidida a reactivar y darle utilidad a la ciudad subterránea.

-tu y papá se preocupan demasiado por el pasado... - solté sin pensar.

Enseguida me arrepentí de hacerlo, pues ella se alejo y me observó con detenimiento. Ahora agradecía tanto tiempo que pase con Eren luego de la escuela, sabía que la mirada decía más que cualquier otra acción o palabra, por lo que si quería mentir correctamente debía controlar mi expresión. Y eso traté.

-... Si... Es posible - coincidió tras pensalo un poco. Luego volvió a relajarse. - ojalá Levi pudiera entenderlo...

No estaba seguro a que se refería, pero no quise insistir.

El resto del viaje fue tranquilo, con esporádicos comentarios, y más rápido de lo normal. Así pues, antes de que me diera cuenta ya llegábamos a la estación y no mucho después caminábamos al colegio, que no estaba tan lejos de la oficina de Levi.

-¡Kai! - grito alguien detrás nuestro cuando ya nos acercábamos a las grandes rejas negras que rodeaban la escuela. - ¡Kai!

-es muy temprano para tus gritos, Carla - me queje deteniendome y a sabiendas de que para ese momento ella ya estaría lo suficientemente cerca para escucharme.

-uy, pues estas de suerte, dice mamá que este año nos tocará en el mimos grupo, me soportaras diario - explicó alegremente ella.

-¿eso es suerte? Pobre de aquel profesor que tenga que soportar a dos tercios del trio problema - se burló mi madre posando su mano en la mejilla de Carla para darle un apretón.

-lo mismo pensé yo, pero Eren insistió en que no pidiera un cambio - añadió Mikasa llegando hasta nosotros.

-ay mamá, ¿qué tanto mal podemos hacer? - pregunto Carla fingiendo inocencia.

-recuerdame porque el año pasado cerraron la escuela una semana - le pidió Mikasa, hiba vestida con su uniforme del trabajo, así que seguramente tendría que dar clases hoy.

-uff ni fueron tantos sapos - se defendió la mini copia de Eren.

-aún me pregunto de dónde sacaron los sapos - se cuestionó mi madre.

-de Connie - respondimos Carla y yo al unísono.

-¿y el de donde los sacó? - insisto mi madre.

-los atrapó junto con Hange en el pantano que esta cercas de las ruinas del castillo - explique sin darle importancia. - hiban a ser más pero a Connie lo pateó el caballo y soltó a varios por accidente.

-si... Debería ignorar a Eren y su capricho esta vez - razonó Mikasa, tomó de la oreja a Carla y la jalo un poco - pequeña demonio, este año no quiero ningún citatorio.

-si mamá, lo prometo - mintio Carla.

-igual que tu padre, mienten y se les ponen rojas las orejas - le sermoneo su madre soltandola.

-uy, te atraparon - me burle por lo bajo.

-ah no, no cantes victoria, Koinu. - amenazó mi madre con aquella mirada inquisitoria que rara vez ponía - más te vale no discutir con los profesores este año.

-eso esta difícil - me queje - no quieres pedirme mejor otra cosa.

-deten a Carla antes de que tenga una gran idea.

Mire a la mencionada, que ya sonreía presuntuosa ante la escena. Suspiré.

-mira es más fácil conseguirte un sapo a medio día que detenerla.

-¡oye! - se quejo mi amiga y se lanzó contra mi para tomarme por el cuello.

Con todo uso de su fuerza, misma que no podía responderle, me pasó sus nudillos por la cabeza. Me queje entre risas por su intento de venganza.

-¿ni siquiera ha empezado el año escolar y ya andan causando problemas? Típico de Jeager y Arai - comentó risueño el recién llegado.

Carla me soltó y corrió a esconderse detrás de Kikyō como si ella fuera a protegerla... De sí misma, porque mi amiga era el peligro mismo.

-oh, Armin, pensé que vendría Michele, siempre trae a la niña en su primer día - comentó mi madre a modo de saludo.

-tuvo una reunión temprano con Historia, de hecho te esperan - respondió Armin.

Mire a mi madre, aunque no hacía falta, era obvio que su mueca de disgusto sería la única respuesta posible a tal comentario. Ami miró su reloj de su muñeca y contrajo aún más su expresión.

-Koinu, ¿te molesta si llegas a la escuela con Armin y Mikasa? Si llego tarde, Michele me matara - me dijo Ami.

-no hay problema...

-eres el mejor, ten un buen inicio de clases, ¡te quiero!

Levi's diaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora