Parte única

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A pesar de no hacer mucho esfuerzo físico, comenzaba a sentirse cansado.

De su piel brotaban moretones; productos de peleas de días anteriores. Sus huesos, los cuales de por sí eran notorios debido a su complexión delgada, ahora resaltaban más, dándole un aspecto raro; lucía enfermo.

Se sentía mal.

Y cómo no, si apenas estaba asimilando el saber que se había enamorado del mismo chico al que decidió seguir. El mismo que le hacía saber que lo veía como una herramienta, y el mismo que ponía una cara extraña al escucharle decir que estaba conforme con ello.

Hanma no creía en que las cursilerías fueran necesarias en su vida. No se veía diciéndole apodos cariñosos, mucho menos recibiéndolos. Pero el simple hecho de saber que Kisaki era capaz de hacerle brillar lo atrapaba. Inconscientemente, entre callejones de paredes húmedas y nudillos ensangrentados, él se había enamorado.

Encendió el segundo cigarrillo de aquella tarde, quejándose por los molestos rayos del sol que calaban a su vista. Agradecía que la noche estaba a segundos de dar comienzo, pero no entendía porqué los últimos momentos del sol eran los más brillantes. Ni siquiera hacía tanto calor en esas fechas, desconocía el porqué aquella tarde parecía una de verano.

Después de aquella calada de cigarrillo pensó. Y pensó bastante. Una sonrisa se formó en sus labios y cerró sus ojos, sereno.

Con voz alegre comenzó a hablar.

—Ayer vi aquel programa de televisión que te había mencionado y tenías razón, era basura. Tal vez luego robe algunas revistas; la televisión aburre últimamente. Aunque ahora que lo pienso, las revistas no son mejores —dejó escapar una risa nasal que no duró más que segundos, después suspiró—. Me da gracia, antes solías quejarte sobre que soy muy ruidoso, pero parece que ya no recibiré esas quejas más.

Dejó caer al frío suelo aquel cigarro, el cual apenas había fumado a la mitad; lo pisó hasta asegurarse de que ya no estaba encendido.

Su vista nuevamente en la ventana, amenazando con dejarlo cegado unos instantes si no volteaba a otro lado, comenzó a tornarse borrosa. No por la luz.

Lágrimas.

Hanma estaba sintiendo dolor. Hacían dos semanas que Kisaki había fallecido.

Se recargó en una pared de aquel edificio abandonado, y dejando caer su cuerpo hasta llegar al suelo, también se derrumbaban todas las fantasías que alguna vez tuvo con aquel mundo colorido y Kisaki en él.

El pensamiento de momentos atrás regresó. Kisaki también brillaba, era él quien se adentraba en el oscuro mundo de Hanma y alumbraba todo a su alrededor. No es como si Kisaki fuera una buena persona. En lo absoluto. Pero había algo... lo llenaba y le daba sentido al simple hecho de levantarse día tras día. Porque Hanma no tenía un camino claro hasta que conoció a Kisaki, y ahora sin él, volvía al inicio.

Kisaki brilló en sus últimos momentos, y no iba a engañarse ahora, le dolía saber que probablemente sufrió durante sus últimos segundos de vida. Quizás como pago por toda la felicidad que se llevó consigo.

"Que grandiosa forma de morir."

Recuerda haber dicho eso aquella vez. Cuando se sentó sobre la banqueta admitiendo su derrota contra Draken y poder observar las nubes en ese día nevado, esperaba de todo menos encontrarse con esa fatídica escena.

Meterse en peleas callejeras ya no era lo mismo. La cerveza ni siquiera le sabía bien pero le hacía olvidar de todo por unos momentos fugaces. En sus manos aún podía sentir el peso del pequeño cuerpo moreno. Y sobre su pecho el ardor de aquella sangre proveniente de la cabeza de Kisaki traspasar su camisa.

El cielo ya no se pintaba de naranja, ahora daba paso al fin de aquel día, una noche más sin Kisaki.
Sonrió nuevamente en ese momento, hacer eso le provocaba un nudo en la garganta. Y mientras trataba de frenar aquellos cristales traicioneros que brotaban de sus ojos, confesó al cielo que se había enamorado. Y como todas las noches posteriores a aquella fecha, pidió perdón por no haberse dado cuenta antes.

Tal vez sólo así dolería menos aquella partida sin retorno.

Nubes | HanKisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora