❝ Capítulo II ❞

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Eran al rededor de las diez de la mañana y el ojiazul se encontraba en la cafetería de los Tweak trabajando como cada mañana. A veces se sentía un mal amigo y un desagradecido, la familia de Tweek le había dado empleo y le trataba bien y él sólo esperaba que su hijo terminara con Craig.

Su pie se movía rápidamente golpeando un poco el piso del local, tenía mas de media hora que ninguna persona llegaba a comprar si quiera un simple café con leche. Mientras se encontraba en espera su celular comenzó a sonar, lo maldijo y comenzó a fijarse que ninguno de sus jefes estuviera cerca pues tenía prohibido usar el dispositivo. Al asegurarse que no había monos en la costa miró quién era la persona que marcaba, se sorprendió al ver que se trataba de Kyle; sin más contestó.

-Kyle, ¿Sucede algo?

-¡Oh, Stan! Amigo, creí que no contestarías, espera un poco-en esa pequeña pausa logró escuchar un bullicio por lo que suponía que debía seguir en clases.-¡Ya! Primero, perdón por no hablarte o ir a verte pero estaba muy atareado.

-No te preocupes por eso, sabes que lo entiendo.

-Sí, lo sé, en parte por eso he llamado, es un bonito día para ponernos al corriente ¿Tienes un espacio libre hoy?

Stan sintió un choque de felicidad invadirlo, sonrió levemente y miró su reloj.-Bueno, mi turno termina a la una y media, y tengo que estar en clase a las tres...¿Puedes en ese tiempo o quieres hacerlo más tarde, porque también tengo libre después de las ocho y media?

-Me parece perfecta la primera opción, así que pasaré por ti a la cafetería de los Tweak. ¿Está bien?

-Me parece bien.

-Bien, estoy por hacer un examen así que debo irme pero nos veremos más tarde, cuídate.

-Igual y ten suerte en tu examen.

Ambos dejaron salir una corta risa y colgaron el teléfono. Stan guardó su celular y se acomodó en su sitio, dejó salir un corto suspiro al ver a una pareja entrar, puso su mejor cara y los atendió, ellos sólo eran el comienzo de una larga jornada que estaba por venir.

El pelinegro se encontraba preparándose un capuchino, el papá de Tweek le había dicho que por su esfuerzo podía tomar uno gratis, claramente no iba a desaprovechar esa oportunidad además ahora sólo esperaba a que Tweek llegara para poder irse, Kyle había llegado minutos antes y le había pedido una rebanada de pastel para que ambos compartieran en la espera del rubio.

-¿Siempre llega tarde?-preguntó Kyle cortando en dos lo que quedaba del pastel.

Stan negó.-Por lo general a esta hora ya estoy camino a casa.

El reloj marcaba exactamente la 1:50 p.m. y Tweek aún no llegaba, no era su día libre por lo que Stan estaba comenzando a impacientarse, su turno había acabado y le estaban reteniendo veinte minutos más. Suspirando, se agachó un poco a la altura de Kyle y abrió la boca, el pelirrojo entendió al instante y con ayuda del tenedor le dió lo último que quedaba del postre, en ese momento la campanilla de la entrada sonó y dejó ver a Tweek tomando de la mano a Craig, su ánimo cayó de pronto.

-Lamentamos la demora, no nos percatamos de la hora-habló el ojiverde.

Stan sólo podía mirar, como la mano del rubio se entrelazaba con la del pelinegro, Craig jamás tomaría así su mano; oír aquella excusa sólo le hizo crear mil escenarios en su mente en los cuales ambos se encontraban en un lugar romántico o simplemente demostrándose cuánto se querían y eso sólo lo hizo sentirse molesto y triste, sintió un nudo en su garganta formarse y un ácido subir por su garganta, frunció el ceño, se suponía que ahora podía controlar el vómito, no entendía porque ahora sentía aquello. Aún con el ceño fruncido y lleno de ira, se quitó el delantal, tomó su mochila colgándosela en su hombro y tomó su vaso de capuchino para acto seguido salir de aquel establecimiento sin mirar a la pareja.

𝑫𝒆𝒂𝒅𝒍𝒚 𝒔𝒆𝒄𝒓𝒆𝒕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora