Escuchaba llantos ahogados, gritos desgarradores, disculpas sinceras y una gran tensión que emanaba el lugar. Oía el ruido de las sirenas de la ambulancia, un ruido molesto, inaguantable, como si ese sonido entrara por mis oídos y me desgarrara por dentro. Estaba en un estado de agonía, sentía un dolor inexplicable en mi interior, pero no sabía que era lo que ocurría. Escuchaba y veía, pero ya no sentía nada. Me levanté del piso, tratando de buscar explicaciones, tratando de entender que sucedía en ese momento, pedí ayuda, gritando, grité y grité hasta que de mi garganta salió un quejido rasposo que me hizo estremecer.
Entré en pánico al ver que ellos no me veían, me sentí ignorada, por más que los empujara o los golpeara con toda mi fuerza, ellos no lograban verme, y entonces mi mente procesó todo... Me entregué yo misma a mi propia muerte.Me dolía el corazón, aquel que ya había dejado de latir. Dolía mi alma al ver que ese cuerpo que en algún momento perteneció a mí, solo era un cuerpo ajeno a mí.
Dolió ver a las personas que más amé llorando por mí, por esa persona que creí que jamás se recuperaría, esa persona con una gran sonrisa pero un enorme dolor en su interior, esa persona que se sentía insuficiente y sola, abandonada en un lugar sin salida que por más que intentara salir simplemente no tenía las fuerzas para hacerlo.
El llanto de las personas que más amé en esta vida, me dolían. Siempre lo Como si morir fuese la dosis perfecta para detener el dolor.
Ahora solo veo oscuridad, estoy sola, atrapada en un pozo sin salida y no sé cómo regresar, pero ya es tarde, no me queda nada ni nadie, solo estoy yo... Y así es como en este momento, en el que no siento, no río, no lloro, no amo y no me siento viva, logro comprender la verdadera belleza de la vida. Dónde recuerdo con amor e ilusión a los detalles más tontos de la vida, dónde extraño hasta la cosa más simple y sencilla, esas en las que nunca te has puesto a pensar. Dónde el té que bebía por la mañana me recuerda al sentimiento de comodidad, el sentimiento de curiosidad me recuerda a los libros que en algún momento leí, recordar cómo mi pequeña gata se acurrucaba en mis brazos, recordar eso me hizo sentir amada y extrañar a esa gran sonrisa que en algún momento me perteneció.
Me convertí en el dolor de una persona sin emociones, perdí mi sonrisa y mis lágrimas, el llanto se había vuelto costumbre, estaba acostumbrada al dolor, así que era como cualquier otra emoción. Me convertí en el desamor, no sé cómo amar, amé a alguien, pero esa persona me hizo sentir insegura de mi misma, pensé que nadie más podría amarme de la misma manera que lo hizo él, desde ese momento me entregué al hábito de sobre pensar las cosas.He muerto porque jamás aprendí como vivir, no supe cómo respirar ni como lidiar con este vacío en mi interior, sentía como la sangre de mis venas quemaba mi piel, sentí como cada uno de mis órganos estaban muriendo, como si ya no respondieran a mis necesidades. Parece raro hablar de un órgano del cuerpo que todo ser humano tiene pero muchos no lo sienten, todos hablan del corazón de manera sentimental, como si el corazón fuese sinónimo de amor. Supe tener un corazón pero este estaba muerto, no lo sentía en absoluto como si cada uno de sus latidos fuesen mudos, casi inexistentes. Los enamorados dicen que los sentimientos alteran nuestro corazón, las pulsaciones, nos hacen sentir vivos, a mi simplemente me hacían sentir vulnerable, me resulta difícil experimentar todos esos sentimientos que no sabemos de donde salen ni por que suceden, pero nos resulta más fácil asegurar que sale del corazón. Los sentimientos que te hacen sentir vivos son más fáciles de explicar, pero los sentimientos vacíos son algo que te perforan el alma, es algo que te destruye por completo, ¿qué destruye que? Es algo que no podría explicar porque no tiene nombre ni significado, pero destruyen la única esperanza que tenemos de sentirnos mejor, la única esperanza de destruir eso que nos oprime el pecho y nos deja sin poder respirar.
Mamá solía decir "Te darás cuenta de que el pasado ya no puede lastimarte, solo tú y tus recuerdos serán los que acaben contigo", y sí, tal vez no podrá lastimarme, pero lo seguiré sintiendo, seguiré recordando ese pasado porque si no hubiera tenido esos momentos difíciles, esos problemas o situaciones no sería la persona que soy ahora. No me arrepiento de mi pasado, ni tampoco quiero olvidarlo, porque tampoco podré, y sí, no me dolerá porque gracias a esas lágrimas, gritos y problemas formaron lo que soy ahora y lo que estoy orgullosa de ser. Todos decimos que el ser humano no es perfecto, pero tal vez la definición de perfecto no es lo que siempre hemos oído, por que quién sería perfecto sin haber luchado, sin haberse caído y vuelto a levantar, tal vez esas batallas, las veces en que hemos sentido que no podemos más pero aún así seguimos luchando son las que nos hacen ser perfectos, lo perfecto no es lo que no se rompe, lo perfecto es lo que aunque se rompa mil veces siempre hace lo imposible por volver a reconstruirse, eso es un ser humano, seres con pasados imperfectos tratando de volverse personas perfectas.