Esto va dedicado a @Clauxs07 por haber sido el incentivo a escribir esta historia, así que gracias, Claudia, por ser una parte fundamental de la creación de todo esto. Y me alegra muchísimo compartir todo esto y lo que vendrá con una gran escritora, amiga y lectora. <3
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LOGAN MÜLLER
Las puertas se abrieron dejando ver a una masa de gente que sin saberlo estaba rodeada de los criminales más buscados en el jodido planeta, desde líderes de la mafia Negra y Roja hasta ladrones de arte y de cajas fuertes, pero todos ellos tenían algo en común: ser extremadamente ricos y egocéntricos. Caminé entre ellos con mi mentón en alto en busca de mi objetivo. Así que no tuve más remedio que observar a todos los presentas para poder encontrarla, justo en el instante en el que desvié la mirada hacía el lateral izquierdo del gran salón pude dar con ella, estaba sentada en una de las tantas sillas de terciopelo con una copa de champán en la mano derecha, mientras que la izquierda rozaba aquel antifaz de encaje negro que resaltaba sus orbes azules de un color tan eléctrico que a su vez era tan suave como el agua cristalina. Un extraño cosquilleo apareció en mí cuando sus ojos se clavaron en los míos, pero rápidamente lo deseche.
Cada vez estaba más cerca y nuestra separación se sentía al igual que escaso suspiros que se mezclan entre sí.
De repente, comenzó a sonar la canción que pondría fin a este baile ladrón de pensamientos, corazones y respiraciones entrecortadas.
Estiré mi mano, y ella, tras haber mirado con travesura y un ligero brillo de desconfianza, acepto mi mano y dejando atrás su copa a medio tomar de champán se incorporó, brindándome así el placer de ver como el vestido que se le había encogido alrededor de sus muslos comenzó a deslizarse por sus firmes piernas que iban adornadas por la enredadera negra que nacía de sus zapatos de tacón. Al incorporarse su pecho se junto al mío, robándome un suspiro que no deje que escapara de mis labios; su sonrisa se acentuó dejando claro que disfrutaba de aquello. Con seguridad, envolví mi mano en su estrecha cintura para así poder acercarla aún más. Tomé uno de los largos mechones negros de su cabellera y tire de él con gracia, sus labios pintados de color rojo escarlata, su favorito entre los tantos tipos que existen, se abrieron y con tan solo la imagen de ella con los ojos cerrados y los labios abiertos podría haberme hecho perder toda mi cordura, o mejor dicho, lo que quedaba de ella.
-Est-ce que je lui manquais, monsieur?- su voz en francés sonaba aterciopelada consiguiendo así provocar estragos en la parte racional de mi cerebro que a su vez incitaba al nacimiento de un cosquilleo que no paraba de descender.
(¿Me extrañabas, señor?)
-¿Quiere saber si la extrañé, señorita Le Blanc?- una sonrisa ladina surcó mis labios.
-Mmm, tu ne sais pas ce que je veux..., ma chute dangereuse.
(Mmm,tu no sabes qué es lo que quiero..., mi peligrosa perdición)
Su dedo índice se clavó en mi pecho al mismo tiempo que el suave murmullo de su risa nublo mis pensamientos, decidiéndome por ir a lo clásico en vez de aclarar mis pensamientos me doblé sobre mi mismo hasta que mi boca rozó su oído.
-¿Bailas?- pregunté con un ligero ápice de burla en mi voz ya que sabía a ciencia cierta cuál sería su respuesta.
Tras un asentimiento de parte de ella me dirigí a la pista de baile con ella agarrada de mi mano, la enorme estancia bañada por música lenta y con un ritmo sensual estaba repleta por personas escondidas detrás de efímeros antifaces. Con un movimiento de muñeca la atraje hacía mí consiguiendo que su pierna izquierda se enganchara en la mía haciendo el amago de una caída que nunca llegó, sus manos subieron por mi pecho, tanteando lo que se ocultaba detrás de la camisa blanca de botones color marfil que llevaba, para después terminar de subir por mi cuello hasta descansar junto al nacimiento de mi cuero cabelludo, sus dedos tiraron de mi cabello y un siseo placentero escapó de mi boca antes de poder detenerlo. Mi mirada fría brillante por un brillo peligroso recorrió el rostro de ella con tanta exactitud que me hizo ver, de nuevo, aquellas minúsculas pecas que nadaban sobre el puente de su nariz. Su respiración golpeaba la mía con aires coquetos, sus manos en mi cabello me causaban una sensación de paz que me atormentaba, sus piernas se movían al compás de las mías, fundiéndonos con la música; su cuerpo tan próximo al mío me sofocaba. Levanté la mirada y a lo lejos pude ver a Hunter, mi compañero más fiel, le hice un asentimiento de cabeza que paso disimulado y automáticamente él se llevó la mano a la oreja haciendo ver que se colocaba su creciente melena oscura detrás de las orejas y presiono el pinganillo de su oído derecho.
-Prepárense, estamos listos. A mi señal, entráis con todo el armamento- informó con un tono macabro en su voz, y mientras que pronunciaba aquellas palabras sus ojos negros que mostraban un vació infernal no se apartaban de mí.
Tensé la mandíbula temiendo lo que podría pasar y aquel comportamiento no pasó desapercibido para ella.
-¿Sucede algo?- tras una mirada en mi dirección activó su sentido de alerta y cada persona en la estancia se había convertido en una posible amenaza. Mierda, ella se lo olía.
-No- negué secamente a lo que ella frunció el ceño evaluándome, acto seguido me apresure a corregirme- . No, no sucede nada; puedes tranquilizarte.
Estiré el brazo e hice que diera una vuelta como si así pudiera olvidar aquella tensión incómoda que surgió entre nosotros. Justo en el instante en el cual ella estaba de espaldas a mí, Hunter me hizo la seña, la seña que significaba el final, un final bueno o un final catastrófico. La pegué a mí y en un movimiento rápido saqué el arma que llevaba sujeta detrás de mi espalda, ella murmuró un par de palabras que nunca llegaron a cobrar sentido ya que murieron calladas contra la palma de mi mano. Los equipos del FBI especializados en estos casos entraron en la enorme fiesta causando revuelo y alarmando a todos los delincuentes que se encontraban ahí disfrutando de sus negocios ilegales.
-¿Conoces el dicho de: en el amor y en la guerra todo se vale?- más que una pregunta había salido de mi boca como una afirmación, como un hecho que antes había sido redactado y se estaba leyendo en voz alta- Creo que era hora de ponerlo en práctica- susurré lo suficiente alto para que ella pudiera escucharlo, pero a su vez lo suficiente bajo para que aquellas palabras no llegasen a los oídos de nadie más.
Sus ojos se clavaron en los míos al igual que una estaca de madera en el corazón de un vampiro, y la traición brillaba en ellos y siendo el cobarde que era aparte la mirada y me prometí en creer en aquella frase que me habían dicho de pequeño y que seguía grabada a fuego: todo final conlleva un inicio.
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Prohibida Tentación (b o r r a d o r)
RomanceDos locos enamorados del peligro enfrentados por la ley, por la idea que todos tenemos en nuestras conciencias sobre el bien y el mal, se embarcarán en una travesía llena de olas gigantes de acción, de sacudidas por la marea brava llena de traición...