Ángela Brown
¡Qué día!
Un viaje largo, alcohol y accidentes.Entro a mi cuarto para cambiarme las botas, y olvidarme del baboso de Alessandro. La caminata me dejó un poco cansada, solo quiero dormir, aunque no viajé tantas horas para descansar. Quiero tomar con mis amigos y festejar como Dios manda.
Me termino de poner mis pantuflas de panda cuando siento la presencia de alguien en mi cuarto.
—¿Cómo está Natalia?— escucho decir a Erick desde la puerta.
—Bien, pero no va a poder ir a esquiar mañana— menciono acomodando mi maleta, volteo a ver a mi novio y su cara me dice qué hay algo mal—¿Qué pasa?
— Nada.
—Carter, simplemente dime.
—¿A qué se refería Alessandro?
«Ammmm» «Reacciona tonta, reacciona»
—Solamente le gusta crear problemas y fastidiar— menciono sonando convincente, no es que quisiera mentirle, pero tampoco puedo decirle la verdad— sabía que invitarlo era mala idea.
—Tranquila, lo más probable es que tampoco valla mañana— me abraza consolándome— nada más quiero que disfrutes tu día al máximo.
Erick, a veces pienso que no lo perezco.
Se inclina para besarme tiernamente. Nuestros labios se rozan en un beso dulce.
Carter se aparta. Yo quiero más, de sus besos de sus caricias, me pregunto cuando me saciaré.—Deberíamos ir con los demás, creo que ya prendieron la fogata.
Supongo un momento a solas tendrá que esperar.
Bajamos y efectivamente todos están afuera al rededor del fuego. Los ebrios bailando al ritmo de la música. Sebastian, Tamara, Natalia y Ben hablando tranquilamente. Alessandro no está a la vista, por suerte, en este momento lo quiero a metros.
Me siento en las piernas de Carter bebiendo un poco de cerveza y él soda.
Asamos malvaviscos riéndonos de las ocurrencias de Sebastian y Diego que hacen unos extraños pasos de baile.
Ahora mismo estoy feliz. El olor a pino, la noche llena de estrellas, la buena compañía, no podría desear más.—No tomen mucho, después mañana no se van a poder levantar— les advierto a Pamela y Diego que se pasan una botella de vodka al ritmo de Better Days.
—Relájate jefa, en unas horas es tu cumpleaños— se mueve hacia mí al compás de la música— tú necesitas un trago y mover el trasero, así que ven.
Pamela me levanta y no tengo de otra más que seguirla.
Hasta Tamara se para a bailar con nosotras sin que la obliguemos como solemos hacerlo y después en un punto todos (menos Natalia) estamos alrededor de la fogata bailando. Mi corazón se agita dentro de mi pecho, con el calor del fuego y nuestros cuerpos moviéndose con la música. Sonrió porque no necesito nada más en la vida. Soy plenamente feliz.
De un momento a otro apagan la música.
—Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños Ángela, feliz cumpleaños a ti— me cantan entre todos cuando el reloj marca las 12.
Cuando terminamos me abrazan y me felicitan. Seguimos bailando y como ya tome más de un toco, me devuelvo a la casa para hacer del baño.
Mi celular suena justo cuando salgo.
—Mi niña feliz cumpleaños, Feliz cumpleaños enana— escucho la voz de mi mamá y mi hermana.
— Las extraño mucho.
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Entre besos y engaños.
ChickLitÁngela Brown, ante los ojos de la gente siempre ha sido la chica perfecta, ahora en la universidad tiene todo lo que siempre ha deseado; vive con su mejor amiga, estudia en una de las universidades más prestigiosas del país, tiene un grupo de amigos...